Mauricio Macri transcurrió su primer año al frente de la Ciudad con características bien definidas:
– escasa gestión,
– promesas incumplidas
– pocos resultados.
El aniversario nos encuentra a los porteños con el Teatro Colon cerrado mientras que, casi como un emblema de su gestión, Macri lo festeja en la Scalla de Milan.
Si bien no nos sorprende porque ya lo había demostrado en su banca de diputado, es indignante el poco apego al trabajo que Macri demostró en este primer año.
Durante la campaña electoral prometió que no subiría los impuestos, que construiría diez kilómetros de subtes por año y que mejoraría la atención en los hospitales porteños y la calidad de la educación pública. Pero nada de eso ocurrió, veamos…
– Pretendió gravar el consumo y a la producción,
– Los hospitales están colapsados
– Las obras del subte están paralizadas.
En estos meses, el jefe de Gobierno se acostumbró a responsabilizar a la Nación por cada promesa que no cumple. Parece que no se enteró que la ciudad es autónoma.
Habla como si todavía estuviera en campaña mientras muestra bajos niveles de ejecución presupuestaria y obras encaradas sin ninguna planificación.