El gobierno, frente al desafío de conservar las metas en un clima de fuerte comportamiento especulativo.
El mercado cambiario tiene una importancia significativa en la evolución de la economía, así como en la conservación de los equilibrios macroeconómicos, y la evolución del mismo debe comprenderse dentro del contexto del resto de las variables macroeconómicas, así como de las expectativas que se generan sobre las mismas. El gobierno nacional tiene objetivos, tiene una política de sustitución de importaciones, otra de precios cuidados, tiene una política para que el salario no se atrase respecto a su capacidad de compra, así como de flotación administrada del tipo de cambio, y el desafío es cómo se articulan todas estas metas.
Durante la última década se han producido una gran cantidad de avances en muchas áreas. En lo económico, resaltan el aumento de la producción global, un significativo incremento en los volúmenes de las cosechas de granos y oleaginosas, la estatización del sistema previsional, la recuperación de YPF, la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central, la Asignación Universal por Hijo y el Pro.Cre.Ar, entre otros tantos logros.
Pero hay otras cuestiones sobre las que no se han producido grandes cambios, como la aguda concentración en determinados mercados de productos y de servicios, las deficientes prestaciones brindadas por muchas de las empresas de servicios públicos privatizadas, o temas culturales como la inclinación por el ahorro en dólares de la población argentina.
En estos últimos días se estuvieron viviendo tensiones en el mercado cambiario, en el cual se instaló un fuerte comportamiento especulativo que frenó la liquidación de exportaciones e incrementó significativamente los anticipos de cancelación de importaciones, con el consiguiente impacto que estas conductas combinadas ocasionan: una gran demanda de divisas, que presionó enérgicamente el precio del dólar al alza.
En la medida que siete grandes empresas comercializan el 80% de la soja que se produce en nuestro país, tienen una enorme incidencia en el mercado cambiario, al igual que otros sectores también altamente concentrados. Si a ello se suman la tendencia a ahorrar en productos agropecuarios de muchos productores, y conductas al extremo individualistas como la expresada por el presidente de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere, en cuanto a que “conviene más especular con la inflación y el dólar que producir o fabricar productos» (Infobae, 23/1/14), se genera una presión especulativa sobre los distintos mercados que altera el normal funcionamiento de la economía.
El dólar subió en la semana $ 1,18 o un 17%, aumento concentrado entre el miércoles y el jueves. En la noche del jueves, varias informaciones daban cuenta de importantes empresarios que decidieron «no vender» sus productos hasta no tener mayores certezas sobre la evolución del dólar, lo cual indica una vieja y errónea conducta que ata férreamente todo precio interno a la evolución de la moneda norteamericana. Una de las principales variables que debe manejar cualquier empresario es la incertidumbre, y la actitud de cubrirse «por las dudas» hace recaer todo el peso de esa incertidumbre sobre el consumidor, quien debe pagar el producto a un precio excesivo o directamente no lo consigue. La concentración de los mercados favorece estas conductas.
El jefe de Gabinete comentó el pasado viernes que «el gobierno considera que el precio del dólar ha alcanzado un nivel de convergencia aceptable para los objetivos de la política económica», definición que brinda una mayor certidumbre, e implícitamente reconoce que el tipo de cambio tenía un cierto atraso. A partir de ese convencimiento, se decidió autorizar la compra de dólares para tenencia de personas físicas de acuerdo al flujo de ingresos declarados a partir del lunes 27 de enero, y cuyos detalles se irán conociendo a medida que se instrumente la medida. También se redujo del 35 al 20% el anticipo por bienes personales e impuesto a las ganancias sobre las compras de divisas.
El ministro de Economía expresó que «hay intereses muy fuertes atentando contra el proyecto económico. Ayer (por el jueves) hubo un ataque especulativo contra el peso» (Infonews, 24/1/14). Esta expresión brinda una acabada idea de los desafíos que implica la flotación administrada del tipo de cambio, y que esta se enmarque dentro del resto de las políticas económicas, teniendo en cuenta que el comportamiento del mercado cambiario el viernes fue menos volátil, con una fuerte intervención del Banco Central, manteniéndose los valores del día anterior.
El valor del dólar oficial tiene efecto en los precios vía aumento de los costos de los bienes e insumos importados, y por lo tanto, impacta en forma diferencial sobre los precios de los distintos bienes; gran parte de ese impacto podría absorberse con los aumentos de precios ya practicados por muchos empresarios. En especial, habrá que analizar en las cadenas de valor, metodología ya implementada con los acuerdos de precios, el efecto que tendrá sobre los valores de los productos y las distintas estrategias para lograr que los «precios cuidados» tengan el menor aumento posible en la primera revisión trimestral, otra tarea importante para la actual gestión.
Resulta necesario sostener que la competitividad no proviene sólo del tipo de cambio, sino que se conforma con otras herramientas y políticas, algunas ya aplicadas, como la línea de crédito para la inversión productiva, y otras necesarias, como los subsidios y compensaciones a sectores exportadores específicos, según la situación del mercado al que atienden, así como estímulos a la sustitución de importaciones.
También debe mencionarse que es una política de competitividad, en especial para el sector industrial, la imposición de retenciones a sectores exportadores, en especial granos y oleaginosas, que poseen una rentabilidad mucho mayor que la manufacturera, ya que sin este impuesto a las exportaciones, el tipo de cambio “de equilibrio” para el agro resultaría insostenible para la exportación de productos industriales. También las retenciones, tanto a los granos y oleaginosas como a los combustibles, bajan los precios internos de insumos importantes para la producción doméstica y mejoran la competitividad.
Estas herramientas y políticas llevan a una profundización del modelo iniciado en 2003, y deben ser punto privilegiado de atención.
PROGRESAR. Resulta altamente inherente tratar, junto con el tema del mercado cambiario, la presentación que hizo la presidenta Cristina Fernández del Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (Progresar.), con la cual ratifica las políticas de inclusión social e incentivo al mercado interno, a la vez que desactiva las infundadas críticas sobre la inacción del gobierno. El programa está destinado a los jóvenes de entre 18 y 24 años que no terminaron los estudios obligatorios, o que están desocupados, o que trabajan en empleos precarios percibiendo un salario menor al mínimo vital y móvil. Consta de una prestación de $ 600 mensuales para ayudarlos a que inicien o terminen los estudios primarios, secundarios, terciarios y de oficios, y a que tengan una mejor inserción laboral, debiendo presentar periódicamente certificados de estudios y constancias de exámenes médicos. Serán beneficiados más de un millón y medio de personas, lo que la convierte en la política de jóvenes de mayor cobertura en América Latina.
La presidenta Cristina Fernández advirtió sobre el embate de «quienes quieren incapacitar a la sociedad» para maximizar sus propios beneficios: «Hoy el gobierno es el obstáculo, la piedra que hay que correr para que las cosas vuelvan al lugar donde siempre estuvieron». Ante esta situación, comentó que «lo que moviliza a una sociedad no es solamente un gobierno, sino cuando la sociedad decide empoderarse de esos derechos y los hace de ella”. Una frase que sirve como cierre de esta columna, destacando la importancia del empoderamiento y de la movilización, en especial de las clases menos favorecidas por la sociedad, para exigir sus derechos, intervenir activamente en la política, en el proceso de precios cuidados, y en todas las acciones del gobierno y de los particulares que afecten sus intereses.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 26 de enero de 2014.