Ciertas veces resulta positivo observar que no se van cumpliendo los deseos. Es el caso de la aspiración del senador Ernesto Sanz: «La economía no está bien, ojalá siga así hasta octubre”. Sin embargo, ésta fue acompañada con una reflexión que se ha convertido, con el paso del tiempo, en la preocupación de muchos: «A veces pienso que si la economía mejorara un poco, ¿qué pasaría con las elecciones?».
Es la preocupación de políticos y economistas conservadores; uno de estos últimos ha llegado a escribir una columna en un centenario periódico nacional, relatando la situación económica y política como un partido de fútbol, como forma de evitar hablar de la buena evolución que muestran incluso sus propios cálculos.
Dado que está de moda, apelaré a una metáfora para tratar de explicar la situación económica, aunque no faltarán datos para sustentar las evaluaciones.
Imaginemos la evolución de la producción como una montaña que se está escalando. Saliendo del profundo pozo de una mina en 2002, nuestra economía empezó rápidamente a subir la ladera de la montaña, muy empinada por cierto, con un leve declive en 2009 (la recesión que nos afectó ese año) para luego iniciar un nuevo y empinado ascenso y llegar, a principios de 2011 a una meseta, algo irregular, que se extendió hasta el tercer trimestre de 2012. A partir de allí, nuevamente comenzamos a subir la cuesta, aunque con menor pendiente que la anterior. Pero no cabe duda que el punto donde hoy estamos parados es el más alto desde que salimos de los socavones, y todo indica que iremos subiendo durante lo que queda del año. Incluso, si además de los datos del Indec se toman los de las consultoras privadas, las montañas serán más o menos altas, pero en todas el actual es el punto más alto. Un punto que causa vértigo a quienes les gusta hablar de fin de ciclo, porque ven que la ladera de la montaña sigue subiendo y que no se avizora un precipicio como vanamente vaticinan.
Ese nivel alto indica que nunca antes se produjo tanto, se vendió tanto y se generó tanto empleo, sin desconocer que por esa meseta de la que estamos saliendo no cayó el empleo, pero su crecimiento no fue suficiente para absorber a los nuevos trabajadores que desearon incorporarse a la fuerza laboral, en especial en el primer trimestre de este año.
El matutino Clarín recopiló la preocupación de varios analistas ortodoxos porque se está creciendo a «tasas chinas» y ello aminora las posibilidades de la oposición en las urnas. Al día siguiente salió, en el mismo diario, una nota mucho más extensa, tratando de derribar el dato que se les filtró inadvertidamente el día anterior, vulnerando su línea editorial: que la economía estaba creciendo fuerte.
El amesetamiento del PIB comenzó a abandonarse en el último trimestre de 2012, cuando empezó a evidenciarse una suba más pronunciada, que siguió en el primer trimestre de este año con un crecimiento del 3% anual.
Datos más recientes indican la continuidad de esta tendencia; muchos analistas ya están proyectando para el segundo semestre de este año un crecimiento del PIB del 4% al 5%, y se espera que el tercero arroje cifras similares.
Hay que tener en cuenta además que, por su habitual retraso, los cálculos aún no recogen en su plenitud los aumentos salariales obtenidos en las paritarias, como tampoco los aumentos en la AUH y otras asignaciones familiares, que generarán un interesante impulso en la producción.
El actual crecimiento es distinto al producido hasta 2008, e incluso en la recuperación de 2010, cuando todos los sectores crecían al unísono. Hoy hay sectores que están en niveles de producción récord, mientras que otros enfrentan una producción menor que el año anterior, y en algunos casos puntuales hay caídas significativas. En ese contexto hay que analizar las cifras.
Por ejemplo, en el caso de la construcción los datos aparecen más alentadores que los trimestres pasados. A partir de octubre de 2011 se evidenció una caída en la tendencia que mide el Indicador de la Actividad de la Construcción (ISAC). Utilizando la anterior metáfora, en ese momento comenzamos a bajar la montaña, pero un año después la tendencia se revierte, y la subida aparece nuevamente en el camino. También hay sectores proveedores de insumos principales para esta actividad, como el cemento y pinturas para la construcción, que evidencian un crecimiento del 5% en los cuatro primeros meses de 2013 respecto a igual período del año anterior. Y si bien hay insumos como asfalto y pisos y revestimientos cerámicos que mostraron caídas significativas, el resultado global está evidenciando un rebote importante. Esta evolución también está confirmada por índices privados como el Construya, que a partir de enero de este año muestra un incremento de la producción muy marcado, con un crecimiento para mayo del 9,3% anual, y una producción que está por encima de la de octubre de 2011.
Algo similar sucede en la industria, con ramas como la automotriz, que viene expandiéndose de tal forma que la producción acumulada en los cinco primeros meses de este año es algo más de un 6% superior a la de idéntico período de 2011, año récord histórico. Además, la demanda interna continúa creciendo, tanto de autos nuevos como usados. Con una evolución positiva, aunque en menor medida que la automotriz, encontramos al sector de productos químicos, impulsado por los agroquímicos y los productos farmacéuticos, y los minerales no metálicos (especialmente otros materiales de construcción). El acero sigue cayendo, tema que no puede desvincularse de la situación internacional, pero el aluminio muestra una recuperación, después de muchos meses de descenso.
Con respecto a los alimentos y los textiles, ramas de elevado empleo, ambas están mostrando una reacción positiva, evidente en los datos oficiales y en los privados de mayo, luego de varios meses de un desempeño poco satisfactorio.
Un dato interesante es la evolución de la inversión, un componente de la demanda que es muy susceptible a las expectativas; después de haber caído un 15% en el segundo semestre de 2012, comenzó a recuperarse y en el primer trimestre de 2013 evidencia una variación positiva del 1,3%. Datos privados indican un fuerte desempeño de la inversión a medida que fue avanzando el año, con un saldo en abril del 12,7% anual respecto a igual período del año anterior. Estas cifras son corroboradas, entre otros, por la evolución comentada de la construcción y también por los datos de importaciones que manifiestan un fuerte aumento de las compras externas de bienes de capital y sus accesorios para los meses de abril y mayo.
Estos resultados son producto de políticas activas que se han venido gestionando desde el gobierno nacional. Resalta entre estas la línea para la inversión productiva, que a mayo de este año ya significaba un 12,5% del total de préstamos a empresas, cuando aún faltaba terminar el segundo tramo; se anunció además el tercer tramo a una tasa del 15,25% por un total cercano a los 20.000 millones de pesos para el segundo semestre de este año. Mientras tanto, y según datos del BCRA, se evidenció un comportamiento virtuoso del financiamiento a la actividad productiva, dado que los préstamos a empresas, en especial los orientados hacia las pymes, crecieron a mayor ritmo que los dedicados a las familias.
Para el bien de la población, la economía está dando signos positivos, a partir de una fuerte gestión estatal que enfoca las medidas para fomentar el consumo popular y por lo tanto el mercado interno, importantes herramientas para obtener un crecimiento inclusivo, mal que les pese a quienes apuestan al deterioro de la situación, esperanzados en recolectar más votos.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 23 de junio de 2013.