Se concretó la habitual reunión trimestral entre las presidentas de Argentina y Brasil, en la cual se discutieron los temas más relevantes de la relación bilateral, un encuentro demorado en dos ocasiones por hechos luctuosos.
Lo importante de esta reunión, como de otras que han mantenido los mandatarios de ambos países, es que se comenzó discutiendo desde la política; las dos presidentas se reunieron primero a solas, y a partir de los acuerdos arribados comenzaron a abordar con los funcionarios los temas específicos, que siempre generan tensiones porque hay muchos intereses en juego.
No es una cuestión menor que en la conferencia de prensa ambas mandatarias hayan manifestado su satisfacción porque el Mercosur vuelva a integrarse luego de la elección en Paraguay, y por la declaración unánime que emitió la Unasur en apoyo a la elección de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Se denota la importancia de la integración latinoamericana, proceso que según expresó Dilma Rousseff, fue posible gracias a «la fantástica contribución que fue dada por dos latinoamericanos: Néstor Kirchner y Lula da Silva, cuando hablamos de esta perspectiva multilateral, de desarrollo, de democracia, sobre la función que esos organismos (Mercosur, Unasur y CELAC) han desempeñado».
Un tema que estuvo presente en la reunión, según declaró Cristina Fernández, está vinculado a «las dificultades que hoy vive el mundo, sobre todo el mundo desarrollado», crisis que «exige un esfuerzo suplementario para nuestros países, para enfrentar las dificultades». Indicó también que justamente fueron los países en desarrollo los que han «sostenido el crecimiento de la actividad económica global» y los que generaron «un proceso de inclusión social, sobre todo, en un continente como la América del Sur».
Se pasó revista a toda la agenda bilateral, en temas como el comercial, las inversiones, el financiamiento y el desarrollo; el próximo martes en Montevideo los equipos técnicos terminarán de cerrar los puntos acordados. Sobre uno de los temas más trascendentes que se trataron, la mandataria brasileña anticipó su «convicción de que la empresa brasileña Vale encontrará la forma de construir el mejor acuerdo con la Argentina», un tema complicado que se intenta solucionar a partir del diálogo constructivo entre las presidentas de los países involucrados.
En un contexto de creciente comercio de vehículos y autopartes que arroja saldos fuertemente negativos para Argentina, también se acordó postergar hasta 2014 el inicio del librecomercio bilateral en el rubro (sin aranceles ni cupos), que iba a entrar en vigencia en julio próximo, pues su aplicación inmediata podría incrementar fuertemente el déficit comercial de nuestro país en el sector.
Las presidentas destacaron que Argentina y Brasil son dos países muy importantes en la región, una cuestión que puede ratificarse a partir de las observaciones de la CEPAL en su reciente Balance: «Para 2013 se ha previsto una aceleración del crecimiento del PIB regional en torno al 3,5 por ciento. Este resultado obedece, por un lado, al mayor crecimiento esperado del Brasil y la Argentina debido a la recuperación de la actividad agrícola y de la inversión, que habían registrado caídas en estos dos países en 2012, y al mantenimiento de un elevado dinamismo de la demanda interna. Por otro lado, responde a la continuidad (en los otros países) del crecimiento del consumo y, en menor medida, de la inversión». Si bien los temas del comercio bilateral Argentina Brasil son importantes, cabe destacar la relevancia que la CEPAL otorga a la demanda interna para asegurar el crecimiento.
La mayoría de los medios se centró en la estimación de la CEPAL sobre el crecimiento de Argentina para este año del 3,5%, mientras que para Brasil fijó un aumento del 3,0%, menor a las anteriores proyecciones. El informe también indica que en Argentina y Brasil se observó una importante desaceleración del empleo formal, mientras que en otros países el mismo aumentó, una luz amarilla a tener en cuenta por las mandatarias que se reunieron el jueves en la Casa Rosada.
Si se analizan los resultados fiscales, Argentina tiene un desempeño más que aceptable comparado con el promedio de la región. Para 2012, nuestro país evidenció, según los datos de la CEPAL, un déficit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) de 0,8% del PIB, mientras que el resultado financiero, luego del pago de intereses, exhibió un déficit de 1,6% del PIB; la diferencia entre ambos indica el peso de los intereses de la deuda pública para el gobierno argentino que alcanza al 0,8% del PIB. Brasil obtuvo en 2012 un superávit primario de 1,5%, pero exhibió un déficit financiero de 1,4%, lo que indica que el peso de los intereses es del 2,9% del PIB; si tomamos el total de la región, este último guarismo alcanza al 2,3% del PIB. Estos datos indican el impacto positivo del canje de deuda y los beneficios de la política de desendeudamiento que ha venido practicando nuestro país desde 2003.
LOS ERRÓNEOS CÁLCULOS QUE SIRVIERON PARA AJUSTAR. Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, actuales profesores de la Universidad de Harvard, y en el pasado cercano investigadores del más alto nivel del FMI, publicaron en mayo de 2010 un artículo en una influyente revista económica denominado «Crecimiento en una época de endeudamiento». El ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, fue explícito: «Creo firmemente en investigaciones como las de Rogoff y Reinhart, que demuestran que, si alcanzas un determinado nivel de deuda pública, aumentar el déficit y la deuda no generan crecimiento, sino que lo dañan» (El País, 21-04-13). Como lo evidencian las palabras del ministro alemán, esta teoría fue ampliamente difundida y tomada por los acólitos del ajuste para justificar gran parte de los desaguisados que estaban imponiendo en los países europeos, que se endeudaron para salvar a sus sistemas financieros y a la zona euro. Para justificar sus políticas de ajuste, el FMI también ha utilizado el nivel máximo del 95% de deuda que estos y otros académicos calcularon.
Pero sucede que académicos serios no podían validar los datos del citado artículo, hasta que pudieron acceder a la planilla de Excel utilizada por Reinhart y Rogoff para los cálculos. La sorpresa fue mayúscula: no sólo encontraron errores en las fórmulas, sino una metodología extremadamente simple e inadecuada, que en algunos casos olvidó datos que no avalaban su teoría.
Paul Krugman, Nobel de Economía, se preguntaba al conocer los yerros cometidos: «¿Puede un error en una hoja de cálculo haber destruido casi por completo la economía de Occidente?»
Mi respuesta a esa pregunta es un rotundo no. Fueron los líderes mundiales los que utilizaron este estudio para sustentar los ajustes, pero esa política ya estaba decidida de antes, existiera o no el estudio erróneo de Reinhart y Rogoff.
Este yerro que conmociona los círculos ortodoxos mundiales tiene varias lecturas: una de ellas es la imperiosa necesidad de los enfoques neoliberales de utilizar complicadas fórmulas matemáticas o, como en este caso, demasiado simples y erróneas, para dar carácter académico a teorías que no se sostienen con los datos de la realidad. La otra lectura es la desidia de los principales líderes mundiales que se cierran en los abordajes ortodoxos, tratando de reflotarlos como pensamiento único, para poder realizar los cambios políticos y estructurales que el poder mundial requiere, sometiendo sociedades enteras, mientras miran para otro lado ante los estragos que aún siguen impulsando los sistemas financieros y los paraísos fiscales en el mundo.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 28 de abril de 2013.