En notas anteriores expliqué cómo la inflación es producto de la puja distributiva y producto de la acción de los formadores de precios y no por causa de los aumentos salariales. Esto es así porque el país ha distribuido recursos a sectores carenciados, como la Asignación Universal, los planes trabajar, el desarrollo de las cooperativas, sumado a los incrementos salariales por convenio, han dado capacidad de consumo a un sector de la población que justamente consume todo lo que recibe porque al tener demandas insatisfechas, no ahorra. Entonces, al haber libertad de precios, los formadores se adueñan de parte del mayor poder de consumo de la población aumentando los precios.
La rentabilidad de los grandes grupos económicos estuvo en el techo, mientras que la remisión de utilidades de las grandes empresas al exterior ha sido record. En este contexto los salarios no parecen haber deteriorado la capacidad de ganar. Se habla de la inflación, como si la inflación fuera en definitiva culpa de las políticas públicas, pero lo cierto es que la inflación la generan los que aumentan los precios.
Yo creo que la manera de afrontar esta problemática es una reforma impositiva progresiva de manera que si el precio sube, suba también la presión impositiva. Así se estaría esterilizando el aumento. Creo razonable aceptar una rentabilidad, pero no dejar que el mercado fije libremente la rentabilidad empresaria. Si esto no se ataca, no se va a resolver nunca.