Unos días antes de Navidad la presidenta anunció el límite a las tasa de interés a los créditos para jubilados, uno de los segmentos más vulnerables y que es insoportablemente abusado. Lo curioso es que paradójicamente, es el que menor riesgo presenta a la hora de dar créditos personales porque el sistema funciona con lo que se llama el código de descuento, esto significa que al otorgarle un crédito a un jubilado, el ANSES le retiene la cuota y se la paga al banco. Además tiene un seguro de vida, es decir que si ese jubilado fallece, se cancela el crédito.
Esto que anunció la presidenta nos pone enormemente felices por varias razones. Primero porque es algo que hace tiempo señalamos como una deuda, incluso dando los mismos ejemplos que dio la presidenta. De hecho, en algún momento llegamos a proponer desde la cámara de bancos públicos y cooperativos ABAPRA, que se habilite una línea de créditos para que los jubilados puedan cancelar los créditos que tenían en otros lugares a tasas usurarias. El problema es que todos esos créditos tienen cláusulas de no cancelación creando una dificultad para que se pueda salir.
En segundo lugar, porque esta medida va en línea con una de las cosas que nosotros planteamos en nuestro Proyecto de Ley de Servicios Financieros. Si bien la presidenta tomó una medida correcta, si modificáramos la ley de entidades financiera y la cambiásemos por nuestro proyecto, no hubiese hecho falta tomarla en forma individual porque todo esto ya lo tenemos contemplado. Por ejemplo, en nuestro proyecto proponemos que exista un techo a los créditos de menor monto, ya sea para jubilados o para trabajadores en general en el que exista un mecanismo de regulación para impedir los abusos que las entidades financieras cometen con los sectores más vulnerables, aquellos que no tienen capacidad de negociación. Porque una gran empresa no tiene necesidad de que la protejan, pero un jubilado o un trabajador sí necesitan la protección de la regulación pública.