La semana pasada se aprobaron varias leyes en el Congreso, de las cuales voy a profundizar en dos: la de Presupuesto 2012 y la Prórroga a la ley de Emergencia Económica.
La primera es, a mi parecer, una ley fundamental que se aprobó tal como el Ejecutivo la había enviado. Lo más importante es que se trata de un presupuesto que reafirma las políticas que se vienen aplicando, con un crecimiento del gasto social (se destinará el 60% del gasto total), pero que además apunta al equilibrio fiscal, no por la vía del recorte del gasto sino por la vía del incremento de los ingresos, otro hecho que merece destacarse. Además del gasto social, habrá inversión en obras de infraestructura que tienen que ver directamente con calidad de vida: alcantarillado, cloacas, etc. En definitiva se puede decir que habrá una continuidad con un presupuesto que será una herramienta para fortalecer la inclusión social.
Respecto a la prórroga de la ley de emergencia económica, tan cuestionada dese la oposición, me gustaría marcar una contradicción. En determinado momento, cuando se trató la ley del presupuesto, la oposición declaraba que dicho presupuesto era un engaño, que las cuentas no cerraban. Pero al momento de tratar la emergencia, esos mismos diputados dijeron que no entendían la necesidad de prorrogarla si en el país todo está bien y que la economía anda fenómeno. Esto mismo puede constatarse en los medios, no paran de publicar sobre lo mal que está todo. Sin embargo a la hora de tratar esta ley en el Parlamento el argumento fue –contradictoriamente- lo bien que estamos.
De todos modos, y más allá de esta incongruencia, quisiera explicar el alcance que esta ley tiene. Estamos en un momento en el que el mundo camina por la cornisa de una crisis de una profundidad que nadie se anima a vaticinar y que algunos ven como catastrófica. Incluso el propio Paul Krugman escribió que había que dejar los eufemismos porque Europa ya no en recesión sino en depresión.
En este escenario, donde todo el mundo habla de cómo nos va a afectar, de la caída de las exportaciones, del derrumbe de la soja, o de la invasión de productos, me parece acertado que el Poder Ejecutivo conserve capacidad para tomar medidas sin pasar por el largo y engorroso trámite que significa tratarlas previamente en el Parlamento. Es absolutamente necesario tener herramientas que te permitan actuar frente a todo esto.