El Banco del Sur es un proyecto estratégico para la región que comenzó a pensarse en 2004. Recién en 2007 se firmó un acuerdo de constitución del mismo del que participaron Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
Esta semana, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de la Nación trató el tema de la creación del Banco del Sur. Esto se da en el marco de la etapa de ratificación del proyecto por parte de los parlamentos de cada uno de los países miembro. En Argentina, el Senado ya lo aprobó por unanimidad y ahora falta que sea tratado por la Comisión de Finanzas y la Comisión de Presupuestos de la Cámara de Diputados.
La idea de que la región cuente con una institución financiera como el Banco del Sur tiene que ver con que los países involucrados puedan acceder al financiamiento y, así, disponer de recursos para desarrollar, por ejemplo, su infraestructura o las comunicaciones. Esto no quiere decir que se cierren otras alternativas de financiamiento, aunque los préstamos no funcionarán con la lógica que le imprimen los organismos multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Al contrario, serán pensados desde los intereses de la región.
En el Banco del Sur no habrá países centrales que controlen su funcionamiento ni que fijen las políticas, sino que los distintos órganos de conducción representarán a cada uno de los países. Es decir, cada miembro podrá establecer sus prioridades de acuerdo a sus necesidades.
No obstante, la cuestión es compleja y este es uno de los temas que se están discutiendo en la actualidad. Es decir, de qué manera los órganos de conducción tomarán sus respectivas resoluciones: ¿Se harán en base al capital que aporte cada país o tendrá un carácter más igualitario donde todos los países serán iguales y cada uno tendrá el mismo poder de voto? Esta es la principal cuestión que se está tratando de resolver. Una posible solución sería pensar un mecanismo mixto que tenga en cuenta el peso específico de cada país pero que, a su vez, contemple un número significativo de países que tengan derecho a votar; de esta manera, un acuerdo entre dos países grandes no determinaría por sí solo el rumbo del financiamiento.
Con respecto al capital, el capital del Banco del Sur estará integrado por el aporte de cada uno de los países, siendo los principales aportes de Brasil, Argentina y Venezuela. En el caso de Argentina, la contribución sería de unos 2 mil millones de dólares. No obstante, hay que pensar que los bancos no prestan únicamente su capital, sino que dicho capital es el primer paso para que un banco comience a operar.
No estamos hablando de que la Argentina va a gastar 2 mil millones de dólares, sino que los va a invertir en una entidad financiera que potenciará y multiplicará ese valor de acuerdo al desarrollo que ese capital consiga en el tiempo. Una entidad financiera con las características del Banco del Sur realizará colocaciones en los distintos mercados y buscará, entre otras cosas, generar fideicomisos para desarrollar otros proyectos. Pensar el Banco del Sur solo con la idea de lo que se puede hacer con su capital es una visión muy limitada.