La semana pasada la presidenta estuvo en el 157º Aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Allí se refirió al curioso caso de las calificadoras de riesgo.
Sucede que los gobiernos europeos están muy enojados porque les están bajando la nota. Incluso Ángela Merkel propuso crear una calificadora estatal europea para salir de la trampa que plantean Moody’s, Fitch Ratings y otras.
La presidenta dijo al respecto que los europeos “están muy enojados con Moody’s y Fitch porque denominaron como bonos basura los de Portugal y Grecia; y propusieron cerrar a las calificadoras.” Y agregó: “Resulta que cuando califican a la Argentina estaba bien pero cuando los califican a ellos parece que ahora está muy mal«.
También aprovechó para quejarse, porque la Argentina sigue teniendo una calificación mala en sus bonos y no hay explicación para eso. «¿Cuántos países pueden exhibir los balances de pago como el nuestro, si es un país con balance de pago superavitario? ¿Cuántos países pueden exhibir una relación deuda-PBI como el nuestro?” dijo, y agregó: “La deuda ha bajado notablemente. ¿Cuántos países pueden mostrar el nivel de salarios que se están pagando aquí? ¿Por qué entonces la Argentina sigue teniendo una calificación como mercado fronterizo?» Según su opinión «es un castigo, porque sería muy malo que alguien que hizo las cosas de una forma como no estaba en el manual del Consenso de Washington le vaya bien«.
Yo creo que ésta es una de las claves a las que hay que prestarle atención, porque la Argentina está siendo la «chica mala», la que no cumple con las recomendaciones, mientras que Brasil, por ejemplo, se adapta más.
Es que aceptar que nos va bien es aceptar que las recomendaciones del Consenso de Washington no van. Porque nosotros seguimos sustituyendo importaciones, seguimos desarrollando políticas de inclusión y no subimos las tasas de interés.
Esto es lo que está en juego, y lo que hace que algunos referentes de la oposición en la Argentina, digan que la Argentina está afuera del mundo. Parece que ellos tienen una visión muy particular del mundo: su mundo son las relaciones carnales con los Estados Unidos, su mundo es estar bien con el Fondo Monetario y el Banco Mundial, y su mundo no es este mundo en el que nosotros estamos tratando de estar, el mundo de la integración regional, el mundo de la unidad de los países en vías de desarrollo. Es decir, el mundo de los parecidos que se unen para enfrentar a los más poderosos, y ver si se logran cambiar estas reglas injustas, que hoy son las dominan el escenario internacional.