La semana pasada el Senado dio media sanción a la incorporación de la Argentina a la constitución del Banco del Sur. Si bien fue un hecho completamente ignorado en la prensa local, la realidad es que se trata de uno de los proyectos de mayor trascendencia que la región ha encarado. No sólo porque apunta a ayudar con un ente financiero propio al desarrollo de los proyectos de inversión regional, sino que tiene, además, la idea de construir una América del Sur unida que vaya avanzando en procesos de integración.
El Banco del Sur es criticado por algunos sectores porque se trata de uno de los proyectos transformadores, que puede acentuar la capacidad autónoma de la región. Todas estas críticas, que aparecen permanentemente cuando surge cualquier proyecto de integración regional, en realidad se rigen por la ideología del Consenso de Washington de los países centrales que ven la integración como una amenaza.
Es muy extraño que en la región no tengamos medios de transporte para tránsito de Mercadería, de hecho es mucho más fácil enviar cargamentos de la Argentina a China que a Ecuador. Lo mismo pasa con la integración de la energía, la región tiene superávit energético, pero cuando surge la idea de integrar con un oleoducto que arranque en el norte argentino hacia el resto de América, se plantea que se trata de locuras emancipatorias.
Lo cierto es que si América del Sur se convierte verdaderamente en una región integrada, estaremos cambiando la historia y concretando los sueños de nuestros próceres, porque esto es lo que decía Bolívar. Estos días estuvo Evo a firmando justamente el acuerdo del gasoducto que va a trasladar gas desde Bolivia a la Argentina. Es que hoy tenemos la posibilidad de desarrollar la integración regional en serio, y el Banco del Sur será el encargado de financiar, por ejemplo, todas estas obras de infraestructura.