Hace unos días Artemio López decía que se equivoca el Kirchnerismo si sale a disputar terreno de votos a Pino Solanas porque ese es un voto con un alto componente gorila antikirchnerista que ya no es recuperable, y que en realidad lo que hay que hacer es ir por el voto desencantado del Macrismo.
Incluso el mismo Pino se pone un poco en ese lugar al salir a desmentir a Seltzer (su candidato a vice jefe) quien había dicho que en una segunda vuelta conversarían con el Kirchnerismo. Es que en el 2009, Pino obtuvo un enorme caudal de votos cuyo eje fue el furibundo antikirchnerismo, circunstancia que lo consagraron ganador en un barrio como el de Recoleta. Salvo que haya habido un cambio muy grande en la ideología de la población de ese barrio, no se podría decir que es un voto de izquierda o progresista.
Sin embargo, yo creo que entre la gente que votó a Pino en el 2009 hay mucha gente que es de izquierda o centro izquierda y que está desencantada con él, y a esa gente hay que ir a buscarla, hay que llamarla a que se sume a esta propuesta para derrotar a la derecha en Buenos Aires. No es cierto que todo el voto de Pino es un voto de derecha, yo conozco mucha gente que lo votó, con los que tenemos muchas coincidencias. Esa gente no puede seguir teniendo coincidencias con Pino, porque ya no representa el ideal por el cual llegaron en un momento a verlo como una alternativa.
También es cierto hay mucho votante de Macri 2007 que tampoco se pueden llamar de derecha. Son personas que querían una gestión más eficiente en la ciudad y que fue seducida por un canto de sirena, tal vez decepcionada por el progresismo y que creía que era cierto que había equipos preparados, gente eficiente, y que el gerenciamiento de la ciudad que proponía iba a mejorar las condiciones de vida, el tránsito, el transporte, la educación, la salud, la seguridad.
Por suerte hoy, a cuatro años de aquel 2007, tenemos una gran ventaja para ganar la Ciudad, y es que Macri ya gobernó.