En sus últimas intervenciones, la Presidenta hizo reflexiones sobre las asignaturas pendientes del actual proceso de construcción de un proyecto transformador.
Un reconocimiento fundamental es que no hay una identidad excluyente para construir una sociedad más justa, sino que existen tradiciones, colectivos, organizaciones, proyectos que abrevan en distintas fuentes y que -todos ellos- deben ser parte de la construcción de un presente y un futuro compartidos, sin exclusivismos ni exclusiones.
El desafío es ciertamente complicado porque asumir el derecho del otro a ser parte presupone admitir que nadie tiene el monopolio de la identidad transformadora.
Surgen allí entonces desafíos culturales, políticos y organizativos que puedan permitir dar un salto en la calidad de la democracia que venimos construyendo.
Una democracia protagónica y participativa que se alimente de las tradiciones humanistas de todos los campos: del nacionalismo popular, de la izquierda en sus distintas variantes, de la teología de la liberación, de los sectores independientes, de los movimientos sociales, de los intelectuales, etcétera.
Otro factor que debe asumirse es la complejidad y contradicción de los campos en disputa. En otros términos, dentro del espacio “oficial” coexisten vertientes profundamente transformadoras y persisten, a la vez, representantes de la vieja política que abandonarán el barco ni bien vean debilitadas sus posibilidades electorales e institucionales.
Por otra parte, existen oposiciones al Gobierno que tienen una identidad democrática, de izquierda, emancipadora y que, por diversas razones, están militando en el lugar incorrecto, aunque tendrían un sitio en el proyecto colectivo que estamos construyendo quienes, desde tradiciones e identidades distintas, vemos la posibilidad de terminar con la herencia del capitalismo neoliberal y avanzar en un orden humanista y fraternal.
Confrontar con lo antagónico
Desde estas certezas defendemos la autonomía de nuestra construcción y el compromiso con el rumbo y el liderazgo de Cristina Fernández.
Desde este marco, defendemos la perspectiva de ser parte desde nuestra identidad, nuestro proyecto y nuestros modos de construir una fuerza social y política.
El momento histórico está produciendo la emergencia de un nuevo bloque popular, y tiene como característica la reconfiguración de múltiples identidades en un gran torrente transformador. Será de una relevancia fundamental lograr que esa construcción pueda aglutinar las diversas identidades de lo popular y lo transformador, sin exigir renuncias a lo que cada quien es, a lo que cada cual tiene y aporta. Un elemento fundamental, entonces, es el desafío de configurar un proyecto común respetando, valorando y estimulando matices que enriquecen y potencian.
Pero si, por un lado, la diversidad es requisito de un proyecto colectivo que nos contenga a todos los que estamos, hay otra faceta que debemos señalar: las propias tensiones y contradicciones del ancho campo que dice apoyar el modelo en desarrollo y el liderazgo de la Presidenta.
En la provincia de Buenos Aires tenemos diferencias importantes con muchas de las políticas públicas implementadas. En ese contexto, el modo que nos parece más coherente es apoyar la candidatura de Cristina Fernández desde nuestra identidad, con nuestras formas organizativas y el modo que pensamos que debe implementarse para construir un proyecto político: con amplitud, con profundidad, hacia modos de democracia protagónica y participativa.
En la Ciudad de Buenos Aires nos presentamos con nuestra identidad, pero, partiendo del camino recorrido en la batalla contra el gobierno neoliberal-conservador de Mauricio Macri, apostando a la construcción de un amplio frente político y social que permita no sólo derrotar a la derecha porteña sino generar una experiencia que democratice la economía, la política y la cultura en el plano territorial de nuestra castigada Ciudad.
En esas complejas batallas, las elecciones de Catamarca y Chubut constituyen señales positivas sobre la escucha que nuestro pueblo viene desplegando de la propuesta del Gobierno, cuyo rumbo apoyamos y apostamos a profundizar.
Esta nota fue publicada en la Revista Debate el 01.04.2011