Fecha de ingreso: 04.10.2010
Estado: Dictamen positivo de la Comisión de Derechos Humanos y Garantías
Firmantes: Heller, Carlos Salomon – Nuevo Encuentro Popular y Solidario Ciudad De Buenos Aires; Basteiro, Sergio Ariel – Nuevo Encuentro Popular y Solidario Buenos Aires
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La Cámara de Diputados de la Nación declara:
Su más profundo pesar por el fallecimiento de Patrick Michael Rice (Patricio Rice), reconocido por su inclaudicable lucha en defensa de los derechos humanos, y su compromiso vital con la construcción de un mundo justo, solidario, y sin discriminaciones.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Patrick Michael Rice nació en Irlanda en 1945. Perteneciente a una familia rural, cursó estudios de Filosofía y Teología.
En 1970 decide emigrar a nuestro país y tramitar la ciudadanía Argentina. Se ordena como sacerdote católico en la congregación del Verbo Divino y en 1972 ingresa a la Fraternidad Hermanos del Evangelio Carlos de Foucauld. Sus primeros trabajos los realiza en diferentes ciudades de la Provincia de Santa Fe.
Posteriormente se radicó en la ciudad de Buenos Aires, continuando con esa tarea. Vivió en el barrio de la Boca y más tarde en el asentamiento Nº 3 de Villa Soldati. También fue carpintero de obra en empresas de la construcción. En esa Villa comienza un gran trabajo social con los vecinos, desde la organización, el cooperativismo y la misión católica.
Como sacerdote trabajó con el padre Carlos Bustos y un equipo de laicos de una capilla de la villa, entre quienes se encontraba Fátima Cabrera, catequista de 17 años, con quien estableció una relación que perduró en el tiempo.
A partir de 1974 sufrió detenciones, secuestros y deportaciones por su trabajo con sectores sociales marginados.
El 11 de octubre de 1976, la escalada del horror alcanzó a ambos, ya que fueron secuestrados por la dictadura militar; sobrevivieron milagrosamente, considerando que la mayoría de sus compañeros, en aquellos años fueron asesinados o están desaparecidos desde entonces.
En cautiverio fue interrogado a golpes, quemado con cigarrillos y sometido al método de tortura conocido como «submarino». Luego de tres días de desaparecido y gracias a la presión de la embajada de Irlanda y de su orden, fue trasladado al tercer piso de la Superintendencia de Seguridad Federal, el sector clandestino del edificio que aún ocupa hoy la Policía Federal. La intervención del Nuncio Apostólico y del Episcopado se limitó a tramitar su expulsión del país, sin referencia alguna al maltrato sufrido.
Las autoridades eclesiásticas le prohibieron a Rice y a otros sacerdotes presos en la Unidad 9 de La Plata, vestirse con ropa clerical y concelebrar la Eucaristía.
Después del exilio en Londres, en 1984, retornó a la Argentina, su país por adopción. En 1985, luego de quince años de sacerdocio, dejó los hábitos para casarse con Fátima con quien tuvo tres hijos: Carlos, Amy y Blanca. Se dedicó a la militancia laica con los Hermanitos del Evangelio y consagró su vida a la causa de los Derechos Humanos.
Rice fue cofundador y secretario de la Federación Latinoamericana de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), nacida en 1981 para potenciar la lucha de quienes enfrentaban dictaduras en América latina y el Caribe, y hasta los últimos días acompañó a sobrevivientes y testigos en los juicios por crímenes de lesa humanidad.
Además, se convirtió en el principal enlace entre activistas de varios continentes, obrando para hacer cesar las desapariciones forzadas. Jugando este papel, apoyó desde su inicio, la mayor parte de las actividades del Programa Linking Solidarity, contribuyendo al enriquecimiento del mismo con sus conocimientos y experiencia.
A los casi 70 años de vida, no se rendía y seguía luchado, pero de manera repentina, Patrick Rice, falleció el miércoles 7 de julio de 2010 por la noche, en un hospital de Miami. Luego de visitar a familiares y amigos en su Irlanda natal, se descompuso durante la escala del vuelo Dublín – Buenos Aires.
Marta Vásquez, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, afirmó que su muerte física «es una pérdida enorme». «Hemos trabajado juntos desde 1981 en Fedefam y ha sido siempre el consejero, el secretario, el asesor. Pienso mucho en Fátima y en los chicos. Patrick dedicó su vida a los derechos humanos, sociales y políticos, y desde que fue secuestrado tuvo una vida accidentada. Es muy difícil pensar que vamos a seguir sin él».
Horacio Verbitsky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que tenía a Rice entre sus socios recordó que «ha sido un hombre consecuente en su militancia durante muchísimos años, primero como sacerdote, luego como miembro de una fraternidad laica, ha seguido militando por una transformación de la Argentina siempre en relación con los más desprotegidos.»
«Padeció en carne propia la dictadura y nos dejó la memoria de su sonrisa en su español atravesado y su lucha por la paz detrás de las huellas de Carlos de Foucauld», dijo Eduardo de la Serna, del Grupo de Curas en Opción por los Pobres. «Lo vi por última vez en la misa de Carlos Mugica. Llevó las ofrendas como ofrendó su vida para que la verdad, la justicia y la paz sean una realidad en nuestra Patria».
Lita Boitano, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas dijo que su fallecimiento «es un golpe tremendo. Era un personaje querido, querible, inteligente, sano, de una pureza infinita, siempre con esa sonrisa increíble». También lo recordó el pastor Arturo Blatezky, del Movimiento Ecuménico de los Derechos Humanos, donde también actuó como secretario: «Sufrió la desaparición y la tortura durante el terrorismo de Estado por su compromiso solidario con nuestro pueblo pobre, que él había convertido en su propio pueblo»,
Señor Presidente, en el 25º aniversario del Día Internacional del Detenido Desaparecido, mediante un comunicado de prensa, Patricio Rice, formuló la siguiente reflexión: «1983 fue un año dramático en la lucha contra el flagelo de las desapariciones forzadas en América Latina. Desde que empezamos a organizarnos en FEDEFAM en 1981, en apenas dos años, empezamos a darnos cuenta de cómo esta práctica, tan inhumana, en lugar de disminuir, se incrementaba cada vez más, de forma alarmante en toda América Latina. Colombia ya entraba en la lista, también Honduras y Perú, todos países con gobiernos democráticos. En la Secretaría en Caracas, Venezuela junto con la directiva de FEDEFAM, creímos que nuestro deber era intensificar la campaña que habíamos comenzado en 1981 con la Semana del Detenido Desaparecido, que se realiza anualmente en mayo. Así surgió la propuesta del Día Internacional del Detenido Desaparecido. Dicha idea se centró en la persona que es la víctima directa de la desaparición forzada. Sabíamos, más intuitiva que formalmente, como escribiera Giovanna Vélez Fernández veinte años después que «la desaparición forzada de personas implica la violación de la esencia misma de la persona como ente social de la humanidad. … en tanto que se vulnera la existencia de la persona y se la suprime de la sociedad, con lo cual se afecta al hombre y la mujer en todas sus dimensiones.» Desaparición Forzada de Personas y su triplicación en el Código Penal Peruano (Lima, 2003, p 31).
Con la idea en mente de que todos los días o cualquier día del año, podría ser ese día internacional sin demora escogimos el 30 de agosto. Vimos importante ese tiempo teniendo en cuenta la reanudación de las actividades normales después del descanso de verano en el hemisferio norte. El 30 de agosto es entonces un día para todas las víctimas, y no es una conmemoración de nadie ni de ningún acontecimiento en particular. Es el Día Internacional del Detenido/a Desaparecido/a que puede ser de una persona muy conocida o anónima, de cualquier profesión, país, continente, religión, hombre, mujer, niño, joven o anciano. Rendimos tributo a todas y a todos los ausentes por la acción deliberada de los grandes enemigos de la humanidad quienes perpetraron este crimen. Nos negamos a olvidar y con un compromiso de «obstinada afirmación» (Julio Cortazar, París 1981) decimos que para nosotros este ser querido sigue existiendo, sigue presente y seguimos exigiendo verdad, justicia y memoria.
Señor Presidente, hoy todas las personas del mundo comprometidas con la lucha por la plena vigencia de los derechos humanos sienten que Patrick Rice fue uno de aquellos imprescindibles a los que se refería Bertold Brecht cuando se refería a aquellos hombres que luchan toda su vida.
Por último, creemos que valen también para él – y para nosotros- las palabras de Eduardo Galeano: «crear y luchar es nuestra manera de decir a los compañeros caídos: tú no moriste contigo».
Por todo lo expuesto, solicitamos la aprobación del presente Proyecto.