Mucha prensa hubo estas semanas respecto al tratamiento de la Ley para brindar mayor seguridad en los bancos y evitar las salideras. Y como muchas otras veces, de lo único que se habló es de medidas superficiales y no del trasfondo de la problemática.
Tal vez muchos no sepan que el proyecto de ley que se trató en el Congreso no tiene grandes novedades en su texto. De hecho, el proyecto presentado por el Diputado Milman contiene, en su gran mayoría, normas del Banco Central que ya existían. Si bien con este proyecto se les daría carácter de Ley a esas normas, no se discutió ninguna medida de seguridad nueva.
El tema de fondo, el verdadero problema de la inseguridad y de las salideras bancarias es otro: este tipo de delitos son típicos de países en vías de desarrollo. En los países centrales no hay salideras básicamente porque no hay efectivo, se utilizan medios de pago como cheques, tarjetas de crédito, tarjetas de débito o transferencias.
En la Argentina tenemos un nivel de bancarización que llega al 40% de la población, es decir a menos de la mitad. Esto tiene que ver con la informalidad en varios sentidos: ya sea porque se compran inmuebles por valores distintos a los que figuran en la escritura, o porque se pagan sueldos en negro, o porque el dinero viene de operaciones de comercio exterior que no paga impuestos entonces es necesario moverlo por otros canales.
La forma de disminuir el delito en los bancos es trabajando en todo lo que desde el Bloque Nuevo Encuentro planteamos en el proyecto de ley de Servicios Financieros, porque todas esas medidas apuntan a bancarización de la Argentina. Lo fundamental es poder transformar a los bancos en lugares donde se realicen muchas transacciones y se maneje poco efectivo. Si logramos esto, los bancos van a dejar de ser un lugar atractivo para el delito, y tanto la seguridad de los clientes como la de los empleados va a mejorar.