Hace unos días me preguntaban en una entrevista si no me llamaba la atención que Jorge Brito, el titular de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), no se haya contactado conmigo para tratar el tema de la Ley de Servicios Financieros.
Yo entiendo y acepto que las asociaciones estén realizando un intenso trabajo de lobby con los diputados que van a tratar el tema en la Cámara. En este sentido es lógico que no quieran hablar conmigo, no tienen que convencerme de nada.
De hecho, nuestro convencimiento es que tenemos un proyecto sumamente serio, equilibrado, moderado y que no plantea nada extravagante. Lo único que decimos es que la financiera es una actividad trascendente como para quedar librada a los designios del mercado. Es una actividad que necesita carriles, regulaciones, marcos de referencia entre los cuales desarrollarse.
Recordemos simplemente lo que pasó en la Argentina cuando se interrumpieron los servicios financieros, es como si se cortase la luz. La sociedad moderna no puede funcionar sin servicios financieros. Es por esta razón que tomamos a la actividad financiera como un servicio público al que toda la ciudadanía tiene derecho a acceder.
Creemos que las leyes establecen los marcos de referencia en los que después se desarrollará la actividad, por eso nuestro planteo se basa en que, por tratarse de un servicio público, los bancos deben garantizar el acceso a todos los habitantes de la nación.