El presidente Javier Milei afirmó: “me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo, con Cristina adentro”. Son declaraciones de una gravedad extrema. Muestran el modo en que el actual presidente entiende a la democracia: un espacio donde se ejerce la violencia y la eliminación del otro. Por el contrario, la mayoría de las fuerzas políticas desde 1983 han definido a la democracia como el territorio de la paz, la convivencia con el otro y la vida.
Desde diciembre de 1983 se estructuró un consenso: la imposibilidad de superponer violencia y democracia. El primer término quedaba en el pasado, el segundo en el futuro.
Pero Milei insiste en quebrar ese consenso. Nos propone viajar al pasado: volver a la época anterior a 1983 con su secuela de asesinatos, desaparecidos y terrorismo estatal.
Propone, con su discurso sin límites, agregarle más violencia a la violencia. Hacer el trabajo de la bala que no salió, clavando los clavos del ataúd de la ex Presidenta.
Las declaraciones de Milei son peligrosas e inadmisibles y merecen el más amplio repudio.
El presidente representa un modelo de ajuste infinito que genera la resistencia progresiva de los ajustados. Un modelo que difícilmente se pueda imponer sin represión y eliminación de adversarios. Como siempre, estamos ante la confrontación entre dos modelos: uno que, entre otras cosas, promueve un Estado activo al servicio de una mayor distribución de los ingresos y la mayor inclusión de los sectores más desprotegidos; y un Estado mínimo que se desentiende de las necesidades de la mayoría de la población y desarrolla y perfecciona sus aparatos represivos.
El primer modelo asocia democracia a paz, convivencia y vida; el segundo modelo asocia democracia a violencia, eliminación del otro y muerte.
Nos sumamos a la convocatoria del resto de las fuerzas políticas democráticas a rechazar esta vuelta al pasado que propone el actual presidente.
Carlos Heller
Presidente Partido Solidario
Juan Carlos Junio
Secretario General Partido Solidario