Ámbito Financiero | Opinión
Según lo informado por el Indec, la actividad industrial se contrajo un 20,1% interanual en el mes de junio pasado y ya acumula una caída del 16% en el primer semestre. De esta manera, retrocede hasta los valores de julio de 2020, en plena pandemia y con la movilidad aún muy reducida. Analizando la evolución de la industria manufacturera, se destaca que de un total de 68 subdivisiones productivas compiladas, de enero a noviembre de 2023, 32 registraron en promedio variación positiva, mientras que entre diciembre 2023 y febrero de 2024 la cifra baja a 20, y luego, desde marzo, llega a tan sólo 8, un indicador de que la caída está muy generalizada. Como contrapartida, casi la mitad de la capacidad instalada del sector se encuentra ociosa. En el mes de junio se utilizó sólo el 54,5%, una vez más, el menor valor desde la pandemia sanitaria, marcando una reducción de 14,1 puntos porcentuales con respecto a igual mes de 2023.
Excepto febrero, en todos los meses de gestión del actual gobierno la actividad industrial se contrajo, con lo cual no se estaría registrando la “recuperación” que el propio presidente Javier Milei menciona en sus discursos recientes.
Otro registro negativo lo constituye la dinámica de la producción automotriz, que cayó un 9,8% interanual en julio. La merma coincidió con una baja del 24,7% en el mismo periodo en las ventas internas de vehículos 0 km de manufactura nacional.
En cuanto al sector de la construcción, se observa que también se redujo su actividad en un 35,2% interanual en junio pasado, acumulando una caída similar (33%) en el primer semestre.
Por su parte, según la información de la Secretaría de Finanzas del Mecon, la deuda bruta de la Administración Central acumulada durante los primeros siete meses de este año aumentó en un equivalente a 81.000 millones de dólares, un 22%, llegando a un equivalente de 452.000 millones de dólares en julio de este año. El 44% de la deuda es pagadero en moneda local mientras que el 56% restante, en moneda extranjera. Un dato que no se puede obviar.
Esta semana se conoció el IPC Nacional, que registró una variación mensual del 4% en el mes de julio. Un valor que constituye el menor del año. No obstante, la variación interanual fue de 263,4% y en los primeros siete meses del año acumula un alza del 87%. Si a este último valor se le agrega el 25,5% de diciembre, cuando comenzó la gestión de gobierno de Milei, se eleva al 135%.
Así, 2024 se posiciona como el año de la mayor variación de precios acumulada, cuando se compara con el mismo período de la serie reconstruida del IPC (que comienza en 1992). Por último, vale mencionar que el llamado IPC Núcleo, subdivisión que excluye los bienes y servicios con estacionalidad y los que están regulados (como las tarifas), luego de estancarse dos meses en 3,7%, subió levemente a 3,8% en julio.
También se conoció el Índice de Precios Mayoristas, que arrojó un 3,1% para julio, compuesto por un 3,3% en los productos nacionales, y un 1,0% en los productos importados. En junio, los productos nacionales aumentaron un 2,7%, lo que indicaría un leve potenciamiento de la inflación mayorista.
Más allá de las estadísticas, queda claro que en una economía en recesión, con aumento del desempleo y precios que aún siguen con variaciones elevadas —especialmente en el caso de las tarifas de servicios públicos, educación y salud—, la actual gestión de gobierno no está aplicando políticas que apunten a mejorar la situación de la población.
Como lo demuestra, entre otras, una encuesta publicada por Unicef Argentina, que indica que un millón de chicas y chicos se van a la cama sin cenar y que un millón y medio se saltean alguna comida durante el día. También unos 4,5 millones de personas adultas se saltean alguna comida, en muchos casos porque priorizan que sus hijos o hijas puedan alimentarse.
Nuevamente estaríamos ante un Estado ausente frente a esta situación ya que, según una estimación que dio Unicef en marzo pasado, el presupuesto de niñez vigente para 2024 implica una caída del 75% en términos reales respecto del presupuesto devengado en 2023.
“La implementación de políticas nacionales claves para la infancia presenta signos de alerta en lo que va de 2024. Se registra un número importante de iniciativas que muestran niveles de ejecución nulos o casi nulos (fortalecimiento edilicio de jardines de infantes, Plan Nacional de Primera Infancia, entre otros)”, agrega el informe de Unicef.
Mientras el Presidente continúa enfocándose, al menos en lo discursivo, en cuestiones monetarias como la posibilidad de implementar una “libre competencia de monedas” y la eliminación del Banco Central, fiel a su concepción de achicar o destruir el Estado, las políticas públicas para mejorar la situación de vastos sectores de la sociedad sufren “el ajuste más grande de la humanidad”. Como consecuencia, la realidad económica cotidiana de los argentinos y las argentinas se torna cada vez más difícil.