Ámbito Financiero | Opinión
A mediados de la semana pasada comenzó a normalizarse el expendio de combustibles, tras la firme postura que mostró el ministro de Economía. Sergio Massa dialogó con las empresas del sector, pero sin dejar de priorizar el poder adquisitivo de las familias y de las firmas que utilizan esos combustibles como insumo. También se autorizaron incrementos inferiores al 10%, luego del vencimiento del acuerdo de Precios Justos, a fines de octubre.
En los últimos tiempos se ha verificado un aumento del precio internacional de los combustibles, principalmente, a raíz de la guerra en Ucrania. Estos valores no pueden trasladarse internamente. Nadie está diciendo que las empresas no tengan ganancias, sí que lo hagan con precios accesibles a los consumidores. Esto es precisamente lo que se está logrando a través de una gestión activa.
Otro de los factores que influyen es la instalación de que “todo está mal” por parte de grandes medios de comunicación, que amplifican cualquier cuello de botella que pueda llegar a existir y que, en algún punto, terminan llegando con este mensaje a la población.
El ministro Sergio Massa lo dijo con total claridad: “Ni especulación por elecciones, ni especulación por vencimiento del congelamiento de precios, ni instalación en los medios de comunicación de aumentos del 40%, del 20% o del 10%. Tenemos que discutir frente a frente cuáles son los márgenes que garantizan mantener los niveles de inversión del sector de hidrocarburos, pero cuidar el bolsillo de los argentinos…”. Luego cerró señalando: “Cada vez que tenga que hacer valer el poder del Estado para garantizar que no afecten el bolsillo de los argentinos lo voy a hacer”.
Rescato estas frases ya que indican, por un lado, que es imprescindible ver qué ocurre en las cadenas de valor y evitar que se produzcan ganancias que atentan contra los ingresos de los hogares y la competitividad de las empresas que utilizan los combustibles como insumos. Por el otro, porque van en la línea de quienes pensamos que el Estado es quien debe encontrar soluciones, ya que éstas no van a venir de las empresas privadas, en especial en los mercados concentrados.
El exministro de Energía durante el gobierno de Mauricio Macri, Juan José Aranguren, señaló que para que no haya faltantes “el litro de nafta debería estar llegando a los 900 pesos”, más de tres veces lo que hoy cuesta la nafta súper. Es el discurso desregulador que también plantea el candidato libertario, a quien no parece importarle que se licue el ingreso de los argentinos y las argentinas y que “todo explote”. Una línea de acción a la que acaba de sumarse Patricia Bullrich, a tal punto que en una entrevista llegó a utilizar esa expresión.
Más allá de estas manifestaciones, las variables que suelen mostrar más volatilidad están transitando un camino de mayor normalidad. Tras las elecciones generales se ha venido reduciendo el nivel de incertidumbre y se observó una fuerte baja de los dólares financieros y del ilegal. El Gobierno nacional, no obstante, deberá monitorear intensamente los intentos desestabilizadores que puedan llegar a surgir en las próximas semanas.
Es fundamental avanzar con este rumbo y seguir mostrando que “es por acá”, no con experimentos neoliberales -incluso de los más extremos- tal como se propone desde la alianza conformada entre La Libertad Avanza (LLA) y Mauricio Macri. La diputada electa por LLA, Diana Mondino, acaba de afirmar que “si en vez de pagar impuestos para la obra pública se junta la gente del barrio y dice ‘hagamos tal obra, por ejemplo una cloaca’ después se hace. Así se hizo siempre”. ¿Acaso no reparó en los altos costos que demanda ese tipo de inversión, que solo puede ser planificada por el Estado? Se trata, además, de una concepción profundamente discriminatoria, ya que es justamente en las localidades más pobres donde hay más necesidades de infraestructura. Este tipo de ideas no deben ser convalidadas en las urnas.
En este contexto, la fórmula de Unión por la Patria contiene racionalidad, conocimiento y capacidad de gestión, con la mirada puesta en la construcción de un país con mayor crecimiento, empleo e inclusión social.