Tiempo Argentino | Opinión
Luego de su asunción al frente del Ministerio de Economía, bajo cuya órbita quedaron los exministerios de Desarrollo Productivo y Agricultura, Ganadería y Pesca, Sergio Massa comunicó las principales medidas que llevará a cabo, y que permiten esbozar algunos de los ejes de su gestión.
Es indispensable, antes de analizar los anuncios, evaluar el contexto económico y político en el que se inscriben. Venimos de la reciente renuncia del ministro de Economía que estuvo en funciones desde que asumió Alberto Fernández, y su reemplazo por Silvina Batakis. Luego, el reemplazo de esta última por Massa, y la reconfiguración de ministerios.
Estas decisiones se han dado en el marco de un fuerte intento de la oposición, los sectores de poder económico y los medios concentrados, de perturbar el funcionamiento de la economía. Lo he dicho en innumerables oportunidades: fue el intento de dar un «golpe de mercado». Desde la oposición se habló del «casi seguro reperfilamiento de la deuda pública», implantando inseguridad en la población. Se utilizaron mecanismos ilegales (el mercado del llamado dólar blue) y otros legales como el dólar MEP o el Contado con Liqui (de escasa magnitud comparada con la que se transacciona en el mercado oficial de cambios), para llevar el dólar a valores absurdos. La mejor constatación de esta irracionalidad es que, ante las expectativas de la llegada de Massa al Ejecutivo, estos valores bajaron significativamente. Luego de esta baja, varios economistas ortodoxos comentaron que, efectivamente, los valores de estos dólares especulativos estaban sobrepasados (pero evitaron decirlo cuando estas cotizaciones seguían aumentando). Ninguna razón económica avala los valores alcanzados, ni tampoco la brecha con el tipo de cambio oficial que, si bien se redujo, sigue existiendo en estos momentos.
Diatribas que también se han sustentado en los difíciles momentos que pasa nuestro país, como la gran mayoría de las naciones, en tiempos de guerra y elevada volatilidad en los precios de alimentos y energía. Ese contexto global ha sido totalmente ignorado por los mercadogolpistas.
Como también fue ignorada la positiva evolución de la producción argentina, de la que cuentan innumerables datos, ralentizada en parte por el efecto de los problemas externos, pero continuando la tendencia positiva. Un dato que no debe pasar desapercibido es que en un reciente informe del FMI se redujo la proyección de crecimiento para el mundo y para la gran mayoría de los países, mientras que se mantuvo para la Argentina en un elevado 4% de aumento anual del PBI.
No es una cuestión menor que el nuevo ministro haya comenzado su informe reseñando los problemas que sufren las economías centrales, en especial respecto a las medidas de restricción en el consumo energético. Esta mención da basamento al nuevo enfoque sobre los subsidios a la energía en nuestro país. De allí que se incorporó la promoción del ahorro energético.
Para ir listando algunas de las medidas: s e explicitó que se apunta a cumplir la meta de déficit primario del 2,5% en términos de PBI para 2022.
Respecto al financiamiento al Estado, el ministro anunció que lanzará un canje voluntario para los títulos en pesos que vencen en agosto, septiembre y octubre, para el cual «ya tenemos compromisos de adhesión de más del 60%». Probablemente, estos acuerdos se han forjado con entes públicos, en su mayoría.
Además, se detectaron casos de subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones en unas 13.640 operaciones que involucran a 722 empresas. Se otorgará un periodo de 60 días para que ratifiquen o rectifiquen su posición. Si no se corrigen las declaraciones, se procederá a denunciarlas en la Justicia argentina y en la unidad antilavado de EE UU. Un enfoque que no sólo defiende las divisas, sino que se orienta a otorgar mayor transparencia en las operaciones de comercio exterior.
Para incentivar el ingreso de divisas, el ministro expresó haber acordado con las cadenas de valor de la pesca, el agro, la minería y otros, un adelanto de exportaciones que implicaría un ingreso de U$S 5000 millones en los próximos 60 días.
Respecto al impacto en las Reservas, Massa señaló que el Gobierno está avanzando en lograr desembolsos cercanos a los U$S 2000 millones de organismos internacionales. Además, el Gobierno «está evaluando cuatro ofertas de REPO para fortalecimiento de Reservas y recompra de deuda soberana».
Por lo tanto, es de esperar que el acuerdo con los sectores exportadores junto con estas líneas de financiamiento tranquilicen las operaciones especulativas con el dólar.
Bajo el objetivo de «desarrollo con inclusión social», el 10 de agosto se anunciará el índice de movilidad jubilatoria con un refuerzo, en vista de los efectos inflacionarios sobre los ingresos. Además, se convocará el jueves próximo a entidades empresarias y de trabajadores a los efectos de asegurar un mecanismo que permita recuperar ingresos en trabajadores del sector privado con salarios de entre $ 50.000 a $ 150.000, y se efectuará, en palabras del ministro, una «política de reordenamiento de los programas sociales».
Se unificarán las líneas de financiamiento al sector productivo en una sola, que se llamará Crédito Argentino, y que ordenará todas las políticas de promoción del crédito para los sectores productivos, pymes y comercio, programa por un total de $ 400.000 millones.
Importantes centros de opinión internacionales dieron su visión. Entre otros, el banco JP Morgan sostuvo: «los anuncios carecen una vez más del aliento y la consistencia necesarios que exigen los desafíos actuales, quedando muy por debajo de lo que requeriría el plan de estabilización en la calamitosa situación macroeconómica actual».
Para Bloomberg «Massa se comprometió a dejar de utilizar la emisión de dinero para financiar al gobierno. Se trata de una promesa audaz, pero el ministro no expuso un camino creíble para lograrlo. Sin un plan detallado para recortar el déficit, somos escépticos ante cualquier promesa».
Queda claro que estos lobbistas internacionales, si bien le dieron la bienvenida al ministro, aprovecharon para intentar condicionar la gestión, presentando un país en crisis cuando, en gran parte, han sido ellos y los economistas y políticos argentinos que los siguen quienes han generado la irracional volatilidad cambiaria durante julio, ya explicada. Y seguirán presionando para que se presente el plan económico ortodoxo de desregulación y de ajuste que ellos reclaman.
Estas actitudes (con sus consabidas influencias) indican claramente lo difícil que resulta encarar los problemas actuales. Y cabe tener en cuenta que los anuncios son generales, títulos podríamos decir. Hay que continuar analizándolos en tanto se vayan materializando, y podremos ir viendo cómo impactan en la economía y la situación social. Las medidas están orientadas para avanzar en el necesario fortalecimiento de los equilibrios macroeconómicos, y hay todo un desafío por delante para que las mismas terminen mejorando la situación social, en especial la de las familias de menores ingresos. Con crecer no alcanza, hay que hacerlo con inclusión social. Lo importante es seguir manteniendo y mejorando el proyecto económico y social que se implementó —herencia económica macrista, pandemia y guerra en Ucrania de por medio— desde el inicio del gobierno del Frente de Todos.