Multitudes y dictadura

Página/12 | Opinión

Este jueves 24, las multitudes volvieron a las calles y a las plazas de todo el país. Lo hicieron para conmemorar el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia a 46 años de la irrupción de la más cruel dictadura cívico militar de la historia argentina.

En la noche negra del terrorismo de Estado, no sólo irrumpió una maquinaria criminal de asesinatos y desapariciones sino también una estrategia planificada para implementar lo que muchas veces hemos llamado el “Estado canchero”: el que prepara la cancha y luego se retira para que sólo jueguen los grandes actores concentrados de la economía. Fueron los tiempos de la Escuela de Chicago y de la consigna “achicar el Estado para agrandar la Nación”.

También con la dictadura comienza un enorme proceso de endeudamiento público a partir de la estatización de la deuda privada: el Estado se hizo cargo de las deudas en dólares de las setenta grandes empresas de ese momento a través de la entrega de un seguro de cambio. Fueron 23 mil millones de dólares en una sola operación. Antes de eso, lo que el Estado debía eran alrededor de 5 mil millones de dólares.

El plan económico de la dictadura fue descripto con precisión por José Alfredo Martínez de Hoz en su último discurso como ministro el 12 de marzo de 1981: “la importancia de la empresa privada en el esquema productivo del país y en la eliminación de la excesiva intervención del Estado y regulación de la economía (…) la fórmula del progreso para nuestro país (descansa en) la reducción del déficit y su financiamiento no inflacionario, la reducción y racionalización del gasto público, la privatización de empresas estatales, la reprogramación de la inversión pública y una reforma del sistema impositivo”.

Un poco antes, el 10 de julio de 1980, había señalado en cadena nacional lo que para él eran “los doce puntos fundamentales a través de los cuales se puede medir la profundidad de la transformación que hemos llevado a cabo. En primer lugar, la libertad de precios, la eliminación de los controles de precios; en segundo término, la libertad de las transacciones cambiarias, con la eliminación de los controles de cambios; tercero, la libertad del comercio exterior, con la eliminación de los monopolios de la exportación, por ejemplo, de granos y carnes; cuarto, la libertad de exportación, a través de la eliminación de las prohibiciones y los impuestos a las exportaciones; quinto, la libertad de importar, con la eliminación de las prohibiciones, cuotas y licencias y la aplicación de un programa arancelario de reducción gradual; sexto, la libertad de las tasas de interés, y la aplicación de la reforma financiera que abre el sector a la competencia interna y externa; séptimo, la liberación de alquileres, la eliminación del control que afectaba la posibilidad de la colaboración de la construcción privada; octavo, la eliminación de las tarifas políticas de los servicios públicos; noveno, la eliminación de los subsidios y de las protecciones excesivas para ciertos sectores privilegiados de la economía; décimo, la libertad de contratación de los salarios sobre la base de los establecidos como mínimo por el Estado; once, la libertad para las inversiones extranjeras, bajo reglas justas y sanas; doce, la libertad para la transferencia de tecnología en un marco que promueva y no obstaculice este movimiento fundamental para la modernización de nuestra economía”.

El Estado mínimo que intentó implementar la dictadura, y que luego buscaron restaurar algunos de los gobiernos constitucionales que la sucedieron, dejó a la economía y a la sociedad en manos de los grandes conglomerados económicos, tanto locales como globales.

Hoy, por otros medios pero con las mismas consignas, hay sectores políticos y económicos que intentan volver a lo que proponía aquella dictadura. Son los que se manifiestan a través de discursos contra “el Estado ineficiente” y contra “la casta política”, entre otros. Son los fantasmas del Estado neoliberal que continúan acechando.

Por eso, este 24 de Marzo fue una gran oportunidad para una reflexión profunda: las ideas de ese pasado autoritario están demasiado cerca como para poner en riesgo la unidad de la fuerza política que puede impedir su retorno al gobierno.

Por otro lado, el viernes el Fondo Monetario Internacional aprobó el acuerdo de refinanciación de la deuda argentina por unanimidad, es decir, con el ciento por ciento de los votos de sus países miembros. Consecuencia de esta aprobación, ya llegaron al país el equivalente a cerca de 10 mil millones de dólares en Derechos Especiales de Giro, lo que nos va a permitir afrontar la cancelación de las obligaciones del Stand By macrista y recomponer las reservas.

Estamos en un nuevo punto de partida. Ahora lo importante son las políticas que se adopten para mejorar las condiciones de vida de los argentinos y las argentinas. El cierre del acuerdo debería contribuir a despejar algunas incertidumbres que dificultan llevar adelante políticas imprescindibles. Entre ellas, las medidas contra el drama de la inflación.

El aumento de precios hoy está sostenido, entre otras, en dos variables fundamentales: una es la puja distributiva, con la búsqueda permanente de los grandes grupos económicos intentando maximizar sus ganancias; y la otra es la generación de expectativas que hace que se remarquen los precios “por las dudas”.

En todos los casos, la locomotora son los precios y luego vienen los vagones. Es decir, primero suben los precios de los productos y luego los salarios, las tarifas, el tipo de cambio y la emisión vienen por detrás.

Volviendo a lo que decíamos al principio, en la misma semana en que reflexionamos sobre la dictadura y el acecho de los fantasmas del pasado, el ex presidente Macri aseguró que Aerolíneas Argentinas “tiene que funcionar con su presupuesto. Si no es viable hay que privatizarla”. En su ideología, la utilidad sólo se mide en términos de rentabilidad. Luego de las experiencias trágicas de la dictadura y el menemismo, pretenden negar el concepto de servicio público como un derecho y convertirlo en un negocio que sólo aspira a la máxima ganancia.

Todos los 24 de Marzo recordamos a las y los 30 mil detenidos desaparecidos y también reivindicamos, en oposición al proyecto de una Argentina para pocos, un modelo de país con crecimiento e inclusión y con un Estado activo, fuerte y solidario.

Nota publicada en Página/12 el 27/03/2022

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