Página/12 | Opinión
Uno de los varios desafíos que enfrenta el Gobierno se da en el mercado cambiario, y mientras se reafirma el rumbo, tomando medidas para cuidar un recurso público escaso como las reservas internacionales, algunos sectores pujan por una devaluación.
En este contexto, en el que interactúan tanto las variables económicas como los distintos espacios de poder que defienden sus propios intereses, resulta interesante analizar algunos acontecimientos recientes.
El Banco Central restringió la posibilidad de financiar la compra de servicios turísticos en el exterior en cuotas con tarjetas. Una iniciativa que, además del cuidado de las divisas, se traducirá en un incentivo más al turismo nacional, ya favorecido también por el Programa Previaje.
Complementariamente, y casi sin repercusión mediática, se facilitó el acceso al mercado de cambios para las importaciones de bienes de capital con pagos anticipados de hasta 270 días, con un valor de hasta 1 millón de dólares, una medida que favorecerá esencialmente a las PyMEs industriales.
¿A quién privilegiar en la entrega de dólares?
Por lo tanto, en el marco de una situación transitoria de problemas en la balanza de pagos, cuyo origen principal es el préstamo de 45.000 millones de dólares acordado con el FMI bajo condiciones imposibles de afrontar, se prioriza el uso de las reservas internacionales en los sectores productivos.
Otra novedad fue la resolución del Banco Central que determinó que los bancos deberán tener una posición cambiaria neutra de divisas, lo que implica una adecuación de su tenencia de moneda extranjera en relación con sus propios patrimonios. Una medida que afecta a algunos bancos y a otros no, según su posición previa. Es una decisión totalmente desvinculada de la tenencia de depósitos en dólares de terceros que estas entidades administran.
Sin embargo, y ante la generación de una “falsa noticia” sobre una supuesta afectación a los depósitos en dólares del público, vale la pena seguir despejando algunas dudas: la solidez del sistema financiero argentino no admite ningún tipo de especulación. El respaldo de liquidez que tienen los depósitos en dólares se encuentra en un nivel históricamente alto: 80 por ciento. Además, como lo recordó el Banco Central, desde hace más de 20 años existen normativas específicas para robustecer el sistema bancario argentino, como la que establece que los depósitos en dólares estén respaldados con activos en dólares.
Confundir las tenencias en dólares del patrimonio de los bancos con las de los depósitos de sus clientes resulta como mínimo mal intencionado, y genera una preocupación sin asidero en una parte de la sociedad. Un ejemplo más de las noticias falsas cuyo único objetivo es intentar desestabilizar la economía y generar expectativas negativas.
¿Qué pasó con los depósitos en dólares?
También, previo a las elecciones, se habló de la “sangría de depósitos en dólares”, cuando en verdad, entre las PASO y las elecciones generales de noviembre, los depósitos en dólares cayeron sólo un 3,1 por ciento, y llegaron a los mismos niveles que en diciembre de 2020. Entre el lunes y el martes pasados, posteriores a la noticia falsa, los depósitos en dólares se redujeron, aunque en escasa proporción, estabilizándose a partir del miércoles.
Además, el tipo de cambio sigue en niveles competitivos. Sobre este nivel influye el importante aumento de los términos de intercambio (suba de los precios de las exportaciones en mayor medida que los de las importaciones) a un promedio anual que se espera será el mayor desde 2012.
En el contexto descrito resultan interesantes las palabras de Miguel Pesce, presidente del Banco Central en la UIA, el miércoles pasado: “Puedo enunciar nuestra visión estratégica, no la visión táctica. En la medida que lo permita el proceso inflacionario vamos a cambiar el paso devaluatorio que hemos tenido hasta ahora. Estamos en una balanza, en donde por un lado tenemos que mirar el tipo de cambio competitivo y del otro tenemos que mirar el proceso inflacionario, y esto es lo que vamos a hacer hacia adelante”.
No es momento para especulaciones ni malas interpretaciones. La realidad se encarga de demostrar que el Gobierno continúa en el mismo rumbo que tuvo desde que asumió: redistribuir los recursos que se generan hacia aquellos sectores que más los necesitan.