Tiempo Argentino | Opinión
El gobierno sigue trabajando intensamente para resolver uno de los aspectos más problemáticos que dejó la anterior gestión: la pesada deuda externa. Los recientes apoyos conseguidos en la gira europea, en un contexto de cambio de aire que se está observando en el plano mundial, dan idea de una dirección favorable para el país en cuanto a las negociaciones.
La gestión activa de toda la semana incluyó reuniones con las autoridades de Portugal, España, Francia e Italia y con el papa Francisco. A su vez, luego de la reunión del viernes con Kristalina Georgieva, el presidente Alberto Fernández afirmó que la directora gerenta del FMI “es muy consciente de la situación que vive el mundo y América Latina y de la situación argentina en América Latina. Ahora, esto es una negociación, todo finalmente queda reducido a eso. Fue una reunión constructiva, donde insistí en mis planteos, que tienen que ver con la reducción de las sobretasas, extender los plazos, y entender que el mundo está viviendo un momento singular, y que no podemos pensar en un acuerdo que exija mayores esfuerzos al pueblo argentino”. Una frase que resume el sentido de lo que se conversó.
Por su parte, en un comunicado posterior que apareció en la web del FMI, Georgieva habló del compromiso para “continuar trabajando juntos en un programa respaldado por el FMI que puede ayudar a Argentina y a su gente (…). También tomé nota de la solicitud del presidente Fernández de reformar la política de sobrecargos del FMI y consultaré con nuestros miembros sobre este tema”. La titular del organismo finaliza el comunicado sosteniendo: “nuestro objetivo sigue siendo ayudar a Argentina a construir un futuro económico próspero para todos”.
A fuerza de mantener en alto las convicciones, el año pasado se pudo despejar el horizonte financiero con el sector privado y contar con más recursos para enfrentar en el corto plazo la pandemia. Es la misma postura que se sigue ahora en las conversaciones con el FMI y con el Club de París, una organización informal de 22 países acreedores, de los cuales 15 son de Europa, de ahí la relevancia de las entrevistas en el viejo continente. Se apunta a postergar los algo más de U$S 2.400 millones que vencen a fines de mayo y renegociarlos en paralelo con las conversaciones que se llevan a cabo con el Fondo. De hecho, este viernes las acciones argentinas en Wall Street y los bonos en dólares de la deuda argentina subieron, debido a que se comenta que el Club de París estaría dispuesto a aceptar la postura argentina y postergar el pago que vence este mes.
La gira de la semana por Europa fue una muestra de que se está consiguiendo la masa crítica para arribar a un arreglo sostenible, acorde a las posibilidades del país. Vinculado a ello, otro hecho a destacar es el apoyo explícito de China a las negociaciones con el FMI, según comentó el presidente del Parlamento chino en una videoconferencia con Sergio Massa y Máximo Kirchner. China posee el 6,08% de los votos en el FMI, es el tercer país en importancia, luego de EEUU (16,51%) y Japón (6,15%). Le siguen Alemania (5,32%) y Reino Unido y Francia, cada uno con el 4,03%. De allí que el apoyo de China resulta importante.
El frente interno
Uno de los grandes desafíos en el plano interno es el de los precios. En la semana se conoció que en abril la inflación mensual minorista medida por el Indec fue del 4,1%, desacelerándose respecto del pico de marzo (4,8%), aunque se mantuvo en niveles similares a los del primer bimestre. Nuevamente los alimentos (4,7%), el rubro de mayor incidencia en la canasta de la población, se situaron por encima del promedio.
La noticia fue presentada por ciertos analistas como el fracaso de las medidas del gobierno, como si éstas fueran las culpables de los aumentos. Un argumento exento de toda lógica ya que se regula porque aumentan los precios, no al revés. Debieran explicar por qué razón los precios no se terminan de alinear con la pauta presupuestaria del 29%. La respuesta surge por descarte, a partir de un razonamiento que no me canso de repetir: el frente fiscal, el cambiario y el monetario están dentro de los parámetros establecidos por el gobierno; no hay presión por el lado de los costos, ya sea vía tarifas (que están congeladas), o salarios, que siguen la pauta de inflación del 29%, con algunos puntos más; entonces, las dificultades para alinear la inflación con las proyecciones del Presupuesto tienen que ver estrictamente con la puja distributiva. Y si bien es cierto que los precios globales de las materias primas han subido a niveles récord, como país productor de alimentos se está en condiciones de tender a un desacople con los internos. La resistencia a este rumbo es una fiel expresión de esta puja distributiva.
El gobierno trata de cuidar los equilibrios macroeconómicos y a la vez evitar todo tipo de especulación con los precios, en línea con un enfoque integral de la inflación, que es multicausal y que por ello precisa de múltiples herramientas. En la semana entró en funcionamiento el acuerdo entre el Ministerio de Desarrollo Productivo y las entidades exportadoras y frigoríficas de carne vacuna con 11 cortes disponibles a precios accesibles, los más representativos dentro de la canasta de consumo. A su vez, el gobierno definió que los establecimientos abarcados por la Ley de Góndolas deberán señalizar el precio más bajo de un determinado producto, para que los consumidores puedan comparar fácilmente los productos y sus valores.
Un economista afín al macrismo volvió a repetir que la tasa de inflación tiene un origen macroeconómico, “es un agujero del fisco que hay que financiarlo con emisión de moneda”, a pesar de que los datos no confirman tal aseveración. Pero la línea argumental es clara: al decir que los precios suben por los desequilibrios macroeconómicos se niega la puja distributiva y se responsabiliza al gobierno. Acto seguido, el mismo economista afirmó: “estamos en un año electoral, con una elección de medio término a la que le doy mucha importancia (…), un rasgo natural en todos los países del mundo es que pierden, porque la gente está caliente, aún con las vacunas en este momento”.
El contenido de los mensajes de la oposición apunta directamente a que la ciudadanía no valore todo un conjunto de esfuerzos que se llevan a cabo para salir de las dos pandemias. Hay grandes desafíos por delante pero así y todo es posible vislumbrar un horizonte favorable. Si Argentina logra normalizar la llegada de vacunas, como se espera de manera inminente, el país llegará a un nivel de cobertura que permitirá que las actividades continúen normalizándose. Y, sobre todo, se irá diluyendo la emergencia sanitaria y salvando cada vez más vidas.
Por eso creo que a medida que se vayan solucionando los grandes temas (como el de las vacunas, el de la deuda y el inflacionario) vamos a poder también entrar a transitar una etapa donde la ciudadanía va a percibir que efectivamente las cosas están mejorando. La contienda electoral de medio término es crucial para consolidar una mayoría que otorgue una mejor posibilidad de avanzar en la sanción de leyes absolutamente necesarias.