Las dos pandemias

Perfil | Opinión

El mundo enfrenta dos pandemias. Por un lado, el coronavirus con todas sus consecuencias y sus riesgos de expansión a escala global. Por otro, el capitalismo financiero globalizado y sus convulsiones en la economía mundial. El lunes, las 500 empresas que cotizan en Standard and Poor’s en la Bolsa de Wall Street perdieron cerca de 2,5 billones de dólares en un día de su valor accionario. Esas empresas han perdido, respecto del valor que tenían hace un mes, un 20%. Para encontrar una caída a una velocidad similar hay que remontarse a la crisis del 30.

Esta economía globalizada hace que todo suceda en todos los lugares más o menos al mismo tiempo. Por ejemplo, la actual crisis del petróleo tiene su origen en el conflicto entre Rusia y Arabia Saudita, pero sus consecuencias son mundiales. Los países productores están agrupados en una organización llamada OPEP, creada para regular el precio del petróleo: cuando hay una baja de la demanda que hace caer los precios estos países reducen su producción para proteger el valor de su producto.

Pero en el caso de la crisis actual, la situación es más compleja: por un lado, hay una caída de la demanda de combustibles consecuencia de, entre otros factores, la expansión global del coronavirus que ha reducido la actividad económica mundial; pero por otro lado Arabia Saudita decidió aumentar su propia producción de modo significativo y, a través de ello, generar esa brusca caída de alrededor del 30% en el precio del petróleo. Para encontrar una baja de esa magnitud en una jornada hay que remontarse al año 1991. Hay que ir treinta años para atrás para hallar un impacto parecido.

En ese escenario, la Argentina tomó una medida rápida y correcta: colocar licencias no automáticas a la importación de petróleo para proteger la producción local, es decir, para evitar que las empresas reemplacen lo que producen en el país por importaciones. Las licencias no automáticas retrasan hasta sesenta días el ingreso del producto alcanzado por esta norma.

En este marco, la combinación de la crisis del petróleo y la expansión global del coronavirus explican en buena medida las caídas espectaculares de las bolsas en el mundo.

En simultáneo, la Argentina se enfrenta con sus propios problemas, entre ellos, el proceso de negociación de la deuda que se encuentra en una fase decisiva. En los próximos días, el Gobierno formulará, probablemente, su propuesta de canje. En la semana que pasó se conocieron los bonos que estarán incluidos en la operación. El Gobierno continúa, paso a paso, avanzando con el cronograma que se estableció oportunamente. La Argentina no tiene otra opción que transformar su deuda en sostenible. Es decir: llevar adelante una negociación donde los plazos, los montos y las tasas de interés a los que el país se comprometa sean compatibles con el desarrollo de un proyecto de crecimiento con inclusión social.

El Gobierno lleva adelante una negociación por cerca de 70 mil millones de dólares. En paralelo, la Bolsa de San Pablo perdió en un día 110 mil millones de dólares. Es decir: las más de 200 empresas que cotizan en la Bolsa de San Pablo perdieron en un día más que una vez y media lo que la Argentina está intentando negociar con sus acreedores tenedores de bonos bajo ley extranjera.

La Argentina tiene una enorme fortaleza: su única opción es la de emprender una negociación firme. Así lo ratificó el ministro de Economía en la semana: “Si alguien piensa que vamos a patear la pelota de una manera que obligue a otra reestructuración más adelante, deberían pensarlo de nuevo, porque no vamos a hacer eso. No aceptaremos nada que no sea sostenible. Seremos absolutamente firmes en eso”.

Entre las dos pandemias, la única opción es transitar el camino de la sostenibilidad de la deuda para seguir avanzando hacia un modelo de crecimiento económico con la gente adentro.

Nota publicada en Perfil el 15/03/2020

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