Página/12 | Opinión
El gobierno de Mauricio Macri termina su mandato con un fuerte aumento de la pobreza y la indigencia. La comparación entre el primer semestre de 2018 y el primer semestre de 2019 arroja un incremento de 3 millones 300 mil nuevos pobres en la Argentina. En el mismo período, la indigencia ascendió a 7,7 por ciento. Además, un 52,6 por ciento de los menores de 14 años en la actualidad son pobres. Hace un año esa cifra era del 41,4 por ciento.
Son datos terroríficos. Imposibles de naturalizar. ¿Qué sucede con más de la mitad de los chicos menores de 14 años, que hoy son pobres? Sucede que se alimentan mal, que muchos de ellos no van al colegio o lo hacen con dificultades. Por otro lado, los que concurren a la escuela, al estar mal alimentados, tienen más dificultades para aprender y seguramente no tienen cuidados mínimos de salud. Hay, de este modo, dos futuros en el país: el de los niños pobres y el de la otra mitad, que no lo son.
Con el actual gobierno muchos más chicos menores de 14 años pasaron a la pobreza. Macri no sólo no resolvió el problema: lo aumentó significativamente.
Hay un agravante: el dato de la pobreza que se conoció en la semana no tiene incorporado aún el impacto de todo lo sucedido en julio, agosto y septiembre. Por eso, cuando se conozca el número de diciembre la pobreza estará seguramente alrededor de los 40 puntos.
En este escenario, cobra aún más importancia la intervención del Presidente en 2017 cuando, luego de la sanción de la reforma previsional, reafirmó lo que ya había dicho un año antes: “Por la meta que quiero que se me juzgue es si pude o no reducir la pobreza. Tengo dos ejes prioritarios: la niñez y nuestros jubilados”. Está claro: una mayoría de la sociedad argentina lo juzgó en las últimas PASO reprobándolo y, seguramente, lo volverá a hacer en las próximas elecciones del 27 de octubre.
En los últimos días, asombró la disociación extrema entre lo que promete el candidato a Presidente y lo que hace el Presidente en ejercicio. Son dos Macri distintos. Uno promete rebajar el impuesto a las ganancias para las Pymes y los trabajadores independientes y reducir los aportes patronales para generar empleo, entre otras medidas. Es el Macri de las promesas: el de un anuncio electoral por día hasta que lleguen las elecciones. Por supuesto, se trata de anuncios sin ninguna consistencia. Medidas que, además, dice que va a mandar al Congreso el año que viene, con lo cual queda aún más en evidencia que son anuncios de campaña sin ninguna sustentabilidad. Es “el Plan Alivio”: iniciativas para instalar un Macri electoral, que no serían aplicadas en el caso de que ganara las elecciones. Son las promesas del candidato, no las del Presidente.
Por un lado, estamos ante un candidato que promete lo contrario de lo que hizo como titular del Ejecutivo durante su gestión. Por el otro, ante un Presidente que, para cumplir con el programa de ajuste de déficit fiscal primario cero debe seguir recortando gastos y profundizando el ajuste. Es decir: un Presidente que hace lo contrario de lo que en simultáneo promete como candidato.
Estamos ante un oficialismo en crisis, en retirada, que improvisa, que trata de producir el milagro de que la sociedad le crea luego de haberla engañado durante casi cuatro años. Perdido por perdido, promete de todo: propone ir directo, ahora sin gradualismos, al reino de la felicidad. Incluso, en el anuncio de estas medidas parece olvidarse de la política de ajuste con la que sigue comprometido, porque ni siquiera se analizan los impactos fiscales de las mismas.
Se trata de anuncios que no son consistentes con los objetivos de su propia política. Y, además, son decisiones inconsultas. Por ejemplo, el gobierno bajó el IVA y el impuesto a las ganancias por decreto y, con esa medida, afectó a las provincias. Mientras hablan permanentemente de federalismo, toman decisiones que impactan sobre el país federal sin que el país federal pueda intervenir. ¿Por qué esas iniciativas no pasaron por el Parlamento? Es éste poder del Estado el facultado para modificar una ley que involucra a la coparticipación. No se puede resolver por decreto de necesidad y urgencia. La Corte Suprema le dijo al Gobierno: “hágase cargo del costo de lo que usted resolvió y no se lo transfiera a las provincias”.
Por otro lado, la reducción del IVA no parece estar teniendo mucho éxito en cuanto a favorecer a los consumidores. Entre otras cosas, ello se verifica en los datos que las consultoras están anticipando para la inflación de septiembre: la proyectan entre 5,5 y 5,8 por ciento.
Entonces, mientras el Macri candidato promete medidas para salir de la crisis, el Macri Presidente continúa con sus políticas que la profundizan. Por ejemplo, los ingresos tributarios volvieron a caer como consecuencia de la recesión. Es lógico: la menor actividad económica genera menores ingresos por impuestos. Además, para cumplir con el programa de ajuste de déficit fiscal primario cero el gobierno tiene que seguir recortando gastos. Es decir, profundizando el ajuste. Ello sucede en un escenario donde todos los índices muestran caídas: el consumo en supermercados, las ventas mayoristas, las ventas minoristas, la actividad económica en general, el empleo, entre muchos otros. La economía no crece cuando se la ajusta. La economía crece cuando se generan políticas públicas que inyectan recursos, hacen crecer la demanda y movilizan la producción y el empleo.
Hay dos Macri. Uno que durante su gestión ha implementado las medidas que han tenido como resultado la actual crisis económica y social. Hay otro, que ahora propone iniciativas electorales aisladas e inconsistentes en las que no cree y con las que intenta regenerar sin éxito parte del apoyo perdido. Por supuesto, ninguno de los dos es la solución.
No hay ninguna salida si no recuperamos la condición de una Argentina soberana. Se lo dijo Alberto Fernández al FMI: haciendo lo que ustedes dicen el resultado está a la vista, déjennos hacer nuestra política que nosotros sabemos cómo hacer para que el país crezca.
Todo parece indicar que el ciclo del Presidente terminó y el del candidato oficialista también.