Ámbito Financiero | Opinión
En la presentación de las últimas medidas, el nuevo ministro Hernán Lacunza sostuvo que “tras las elecciones Primarias, entramos en un escenario económico y financiero complejo. La dinámica de los meses previos donde la inflación iba convergiendo persistentemente a niveles más bajos y la actividad había comenzado a mostrar una recuperación parsimoniosa, trocó en un escenario de mayor tensión cambiaria”. Siguen negando la realidad, puesto que las proyecciones del REM no indicaban ningún mes con inflación por debajo del 2%, mientras que las cifras de actividad económica siguen dando caídas mensuales en términos desestacionalizados, indicando que aún no se encontró un piso en la recesión. Al referirse a la razonable renovación de vencimientos, Lacunza lamentó que ésta no se diera “como ocurre en todos los países del mundo, incluido en la Argentina hasta antes de las PASO”.
Desde el Gobierno se intenta dar un “abrazo del oso” a la oposición, al pretender instalar que las responsabilidades son compartidas (una proposición inaceptable), como lo hace continuamente Mauricio Macri y ahora también Lacunza. Pero hay que dejar en claro que la situación actual es responsabilidad exclusiva del Gobierno y sus aliados internos y externos, en especial el FMI. El escenario post-PASO es consecuencia directa de las políticas que comenzaron a aplicarse el 10 de diciembre de 2015 por “el mejor equipo de los últimos 50 años”.
Macri partió de un importante colchón que había dejado el anterior gobierno: un bajísimo endeudamiento y un elevado poder de compra de la población. Y todas sus medidas de ajuste fueron enmascaradas con un fabuloso endeudamiento. Proceso que comenzó cuando se pagó a los fondos buitre todo lo que exigían, para que llegaran las inversiones externas que nunca arribaron.
Las PASO no son el problema. ¿Acaso el elevado cortoplacismo de la deuda no indica la falta de una confianza que el gobierno macrista nunca pudo lograr?
Ya en julio de 2018, el Instituto de Finanzas Internacionales colocaba a Argentina tercera en un ránking de endeudamiento externo de emergentes, pero nuestro país descollaba largamente por la magnitud de su deuda pública. Un año después, Bloomberg ubicó primera a la Argentina en su ránking de vulnerabilidad.
Luego del “reperfilamiento” anunciado por el Gobierno, Standard & Poor´s (S&P) bajó la nota a “default selectivo” por un día. Pero ya estaba mal evaluada, con un B-, lo que indica, según el manual de S&P, que “condiciones adversas del negocio, financieras o económicas probablemente perjudicarían la capacidad o voluntad del emisor para cumplir con sus compromisos financieros”.
El “reperfilamiento” ha sido recientemente considerado por el FMI como una de las alternativas de reprogramación de deuda menos lesivas, y que incluso permite que los acreedores muy probablemente vuelvan a prestarle al país, dado que el capital y los intereses no se modifican.
Cabe acotar que el “reperfilamiento” puede traer alivio ante una situación de emergencia, pero sólo si se administra correctamente. Puede decirse que está en un rumbo correcto para ir encarando el problema del elevado endeudamiento, pero que requiere de medidas que impulsen a la economía. Más que afectar grandes cantidades de reservas internacionales, habría que pensar en más medidas como las tomadas recientemente por el BCRA, que limitaron los créditos en pesos a las grandes empresas exportadoras e incluyeron la exigencia de autorización previa para que los bancos redistribuyan utilidades.
Sin embargo, no se anunció ningún cambio en la política económica, ni ningún instrumento que apunte a resolver los problemas reales de la economía y la producción: sólo hay un intento de postergar la crisis de la deuda que ellos han creado.
La actual situación nos lleva a preocuparnos por el futuro, pensando en términos de nuestra Nación. ¿Cuál es la herencia que van a dejar? ¿Cuántos de los recursos que se podrían utilizar para poner en marcha la economía se pueden malgastar permitiendo una fuga de capitales que ni siquiera conduce a una estabilización del tipo de cambio? De allí que resulta indispensable tomar medidas urgentes para cuidar las reservas internacionales, y generar una política distributiva, con aumento de salarios, jubilaciones y otras asignaciones que, en serio, cuiden a los argentinos, en especial a los sectores más desprotegidos.