Página/12 | Opinión
Los números fiscales más recientes hablan por sí solos respecto de la economía que tenemos y de lo que cabe esperar. La recaudación tributaria registró entre enero y julio una caída del 7% en términos reales, destacándose las mermas en IVA, Ganancias, Créditos y Débitos, Contribuciones Patronales y Aportes Personales a la Seguridad Social, tributos vinculados a la actividad económica. Básicamente son un reflejo de la difícil situación que atraviesan el mercado interno, el empleo y el consumo.
Por otro lado, se registraron subas en los ingresos por el Impuesto PAIS y los Derechos de Exportación. Para tener idea de las magnitudes, considerando a pesos de julio de este año (es decir, en términos reales) el Impuesto PAIS y los Derechos de Exportación aportaron a la suba 4,9 billones de pesos actuales, mientras que el resto de los tributos disminuyó en 10,8 billones de pesos, con un resultado total de una merma de 5,9 billones de pesos actuales.
En relación con el gasto primario, en el acumulado enero-julio éste se redujo interanualmente el 30,9% (22,5 billones de pesos actuales) y estuvo explicado casi en su totalidad por: el recorte de las jubilaciones y pensiones (27,7% del total), de los gastos de capital (22,6%) y de los subsidios económicos (15,2%, que en parte explican la fuerte suba de las tarifas), denotando claramente que el ajuste sigue su marcha.
No obstante, el gobierno avanza con la eliminación, según los dichos de sus principales funcionarios, del Impuesto PAIS (aunque en rigor vence a fin de año). Es uno de los tributos que explican el mayor incremento en los ingresos del sistema recaudatorio actual.
Como adelanto de esta desaparición, el gobierno decidió desde el lunes 2 de septiembre la modificación de la alícuota del impuesto para las importaciones de bienes y fletes, que retrotrae del 17,5% al 7,5%, a los valores previos a la suba que aplicó al asumir la gestión.
El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó: “En su momento lo subimos y dije que iba a ser temporario, que iba a ser para ganar poder de negociación en una situación en la que nosotros queríamos pasar la Ley Bases y demás”. La idea de esta estrategia fue alcanzar el superávit fiscal lo antes posible, para sostener una de sus principales promesas electorales.
La reducción de las alícuotas del Impuesto PAIS no significa que el gobierno piense descuidar el equilibrio fiscal. Más bien da la pauta de que intentará ajustar otros rubros del gasto para no lesionar el objetivo del superávit fiscal. Al respecto, un medio de comunicación masivo señaló que el gobierno analiza un nuevo aumento de tarifas “para compensar en parte el impacto de la retracción del Impuesto PAIS a las importaciones con una baja del gasto público en subsidios”.
El ajuste fiscal por la vía del gasto convive a su vez con otros mecanismos con los que se intenta mostrar a los mercados que se ha alcanzado el superávit fiscal. Uno de ellos es la postergación de pagos a CAMMESA (sector energético), a Universidades y a otros programas sociales.
También ocurre con el caso de la emisión de las conocidas Lecaps (letras capitalizables) que los inversores compran con un descuento, y los intereses se van capitalizando mensualmente, lo cual hace crecer la deuda del Tesoro. De allí que estos incrementos no se contabilizan como pagos de intereses, aunque conceptualmente lo son, sino como incremento de deuda. Este sistema le permite al Tesoro mejorar el resultado fiscal.
De todas formas, la variable más importante para lograr el equilibrio fiscal es el ajuste del gasto, como ya se expuso. La anunciada decisión del gobierno de vetar la ley que acaba de sancionar el Parlamento, que contiene la restitución de los 8,1 puntos que los/as jubilados/as perdieron en base a la fórmula aplicada por el gobierno, es un ejemplo claro de qué sectores pagan el costo del ajuste.
Adicionalmente, una salida habitual en los gobiernos neoliberales, el endeudamiento externo, tiene escasas posibilidades en este momento, debido al elevado nivel del riesgo país. No son pocos los analistas y agencias del exterior que ponen el acento en la debilidad del frente externo (la disponibilidad de divisas para hacer frente a las obligaciones), más allá de los resultados fiscales que promocionan las autoridades.
Mientras el gobierno se jacta de llevar a cabo el ajuste “más grande de la historia universal”, se oculta el hecho de que el mismo deberá, necesariamente, continuar reduciendo el gasto público.
¿Hasta dónde llegará la reducción del gasto con su elevado impacto negativo sobre la economía y la situación social? Dependerá del límite que le imponga la resistencia de los ajustados.