Tiempo Argentino | Opinión
La Cámara de Diputados sancionó la Ley de Bases y el paquete fiscal, que si bien se terminaron aprobando con muchos cambios respecto de las pretensiones originales del Ejecutivo, siguen siendo lo suficientemente nocivas para el país.
Junto con el DNU 70/23 son cuerpos legales que apuntan a limitar el rol del Estado y que tienen una clara intencionalidad: hacer crecer las ganancias de un grupo reducido de grandes corporaciones, en gran medida, a costa de quitar derechos y generar grandes pérdidas para la producción y el trabajo nacional, especialmente en las pymes.
Respecto a la Ley Bases remitida por el Senado, la misma fue aprobada en Diputados, sin modificaciones. En esta columna ya hemos comentado con detalle su contenido y sus alcances, aunque no hay que dejar de decir que el gobierno logró mantener, con ayuda de una parte de la oposición (la denominada “amigable”), el principal instrumento que perseguía desde un principio: la delegación de facultades en materia administrativa, económica, financiera y energética por 1 año. Esta herramienta, bastante más acotada pero igualmente con grandes alcances, constituye un enorme riesgo, y más aun considerando que el presidente dijo un mes atrás “ser el topo dentro del Estado (…), el que destruye el Estado desde adentro”.
Finalmente, a pesar del rechazo del Senado, en el marco del paquete fiscal se insistió con los capítulos de Ganancias y Bienes Personales, por lo cual se termina beneficiando a las mayores fortunas, y perjudicando a gran cantidad de trabajadores (unos 800 mil) que van a volver a pagar Impuesto a las Ganancias. Una clara muestra de quiénes ganan y quiénes pierden con las políticas del actual gobierno.
Tras la aprobación en general en el Senado, señalé que la Cámara de Diputados ya no podía insistir con los temas rechazados por la Cámara alta. En apretada síntesis, el sistema es bicameral y por eso los proyectos deben ser aprobados por ambas cámaras. Lo que se votó en Diputados es la incorporación de un impuesto con una votación unicameral, subestimando el sistema bicameral que impone la Constitución de nuestro país.
El derrotero negativo de los números
La Argentina atraviesa una aguda recesión económica y ello afecta a varios sectores productivos, muchos de los cuales tienen su radicación en territorios específicos, lo que lleva a que la recesión también tenga impactos regionales.
Se conoció el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE) para el mes de abril de este año, que arrojó una caída interanual del 1,7%. Según el Indec, el sector Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (+70,3%) fue el de mayor incidencia positiva en la variación interanual (4,45 puntos). Y agrega: “Por su parte, ocho sectores de actividad registraron caídas en la comparación interanual, entre los que se destacan Construcción (-24,8% ia) e Industria manufacturera (-15,7% ia). Junto con Comercio mayorista, minorista y reparaciones (-13,1% ia) aportan 5,2 puntos porcentuales a la caída interanual del EMAE”.
Es decir, si le quitamos el efecto del aumento excepcional del Agro (en comparación con el año anterior afectado por la sequía), la caída podría estimarse en un 6% interanual. En mayo, el efecto positivo del sector agrícola sería similar o incluso con mayor incidencia.
Adicionalmente, esta semana se publicaron las cifras del PIB del primer trimestre de 2024, que evidenció una caída del 5,1% comparándola con igual período del año anterior. Entre sus componentes, el consumo privado cayó un 6,7%, mientras que la Inversión se desplomó un 23,4%. Si observamos la contribución de cada sector, es muy similar a la recién relatada sobre el EMAE.
Analizando datos más cercanos en el tiempo, el estudio Ferreres publicó su Índice de Producción Industrial para mayo, con una merma mensual desestacionalizada del 1,0% (caída interanual del 9,8%). El informe muestra que el supuesto “rebote” no llegó a ningún sector de la industria manufacturera, con excepción del rubro “oleaginosas” dentro del sector alimentos.
Según las cifras difundidas esta semana por el Indec, en abril el total de salarios en términos reales aumentó un 1,2% respecto al mes anterior, pero hay que examinar la composición: el sector privado registrado (los que fijan mayormente su salario por paritarias) aumentó un 2,9%, mientras que los salarios del sector público cayeron un 1,2% y el sector privado no registrado disminuyó en un 1,0%, siempre en términos reales. El gobierno afirmó en su momento que empezaba a verse una recuperación real de los salarios, aunque en verdad éstos corren por detrás de la inflación. Eventualmente, con índices de inflación a la baja, en un mes pueden aumentar algo más que los precios, pero eso no significa que recuperen lo perdido.
Los anuncios
En la conferencia de prensa del pasado viernes del ministro de Economía y del Presidente del Banco Central se informó el inicio de la fase 2 del plan del gobierno, consistente en eliminar los pases pasivos (colocaciones derivadas de la liquidez de los bancos en el BCRA), para consolidar el balance de la institución y evitar una fuente de emisión monetaria, como es el pago de intereses de esos pases pasivos. Éstos irán siendo reemplazados por títulos emitidos por el Tesoro que se denominarían “letras de regulación monetaria”, a tasa flotante (que sería la de política monetaria tendiendo a que la misma sea positiva en términos reales) y que serían regulados por el BCRA. Se comentó que esta segunda etapa no tiene plazos.
Los funcionarios también recalcaron que se continuará con las minidevaluaciones del 2% mensual, con el denominado tipo de cambio “blend” (80% por dólar oficial y 20% por el contado con liqui), y que se rebajaría el impuesto PAIS cuando comiencen a ingresar los fondos que se recauden del paquete fiscal.
El gobierno aspira a seguir mostrando superávits fiscales y avanzar con su plan de reformas, tratando de que baje el riesgo país y empiecen a llegar las ansiadas inversiones, que –de arribar— no beneficiarían a la economía real y al empleo, sino a unos pocos sectores vinculados a la explotación de los recursos naturales.
En el caso del ajuste fiscal, es conocido el círculo vicioso del recorte del gasto, de la consecuente caída de la actividad económica y de la baja de la recaudación, que lleva a nuevos recortes del gasto. Un círculo que se profundizará con las nuevas medidas monetarias, ya que será el Tesoro Nacional el que se haga cargo del pago de los intereses de las letras que se colocarán a los bancos, lo cual, para mantener el superávit fiscal, derivaría en mayores recortes del gasto público.
En tanto, tras la aprobación en Diputados de las leyes, desde el oficialismo ya empezaron a decir que harán falta más reformas. Aunque preocupa, no es algo que sorprenda: la historia ya nos ha dado muchas muestras de que para los mercados nunca son suficientes los ajustes al gasto, las desregulaciones y las flexibilizaciones.