Tiempo Argentino | Opinión
Esta semana se desarrolló en Brasilia el encuentro de Jefes de Estado de América del Sur, convocado por el presidente Lula da Silva, dando continuidad a la decisión de Brasil y Argentina de reincorporarse al ámbito de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), en abril de este año.
En su intervención, Lula bregó por la reconstrucción del espacio, muy golpeado en la etapa de gobiernos neoliberales, producto de la salida de países importantes. De hecho, Argentina y Brasil dejaron de participar durante los gobiernos de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro y prácticamente desarticularon la UNASUR. En la actualidad la conforman seis países (más Colombia, que acaba de anunciar su reingreso); no están participando Ecuador, Chile, Paraguay y Uruguay. El mandatario brasileño definió a la Unión sudamericana como un bloque para superar «graves problemas que tienen más de 500 años (…). Si estamos juntos, tenemos un mercado de 450 millones de personas, tenemos fuerza en el proceso de negociación y por eso es importante esta cumbre». También pidió trabajar para «la creación de una unidad de referencia común para el comercio, reduciendo la dependencia de monedas extrarregionales».
El primer mandatario brasileño también afirmó: «tenemos el mayor y más variado potencial energético del mundo si tenemos en cuenta las reservas de petróleo y gas, la hidroelectricidad, los biocombustibles, la energía nuclear, eólica y solar y el hidrógeno verde. Somos grandes y diversos proveedores de alimentos. Tenemos más de 1/3 de las reservas de agua dulce del mundo y una biodiversidad muy rica y poco conocida». Por todo eso es imprescindible retomar la senda de la unidad, ya que, como dijo Lula, «ningún país por sí tendrá la fortaleza de enfrentar los retos de la geopolítica y la economía mundial actual».
Por su parte, el presidente Alberto Fernández destacó que vivimos «en un momento donde las instituciones democráticas muestran su debilidad en la región», y manifestó su preocupación porque «la construcción de la democracia y la preservación de los Derechos Humanos han sido en América Latina una lucha que costó la vida de mucha gente. Y no podemos perderla».
Otras citas más que interesantes aparecieron en la carta que el expresidente uruguayo José Pepe Mujica envió a Lula da Silva, en la previa de la reunión de jefes de Estado. Es un texto medular, de una belleza y de una profundidad notables, donde entre otros temas hace alusión a la integración regional como «meta», en tanto que el «camino» pasa por «la proliferación de proyectos de cooperación entre dos o más países de la región».
Mujica señala que para llegar a esa meta es fundamental «la fuerza del pueblo», potenciar la solidaridad continental y despertar el sentimiento de pertenencia. También mejorar la integración energética y dinamizar el comercio, pero no de cualquier forma: hasta ahora cuando hablamos de integración, reflexiona el expresidente, «hemos sido puramente fenicios, ¿cuánto te vendo y cuánto me vendes tú? Y los fenicios que fueron unos mercaderes formidables no crearon ninguna civilización (…). Avanzar en la integración significa poner pasión, esperanza y conocimiento en nuestra gente». Invito a leer entera la carta, ya que describe la realidad y marca los caminos para encontrar soluciones favorables a los pueblos.
El contenido de la carta tiene gran cantidad de puntos en común con lo expresado por Cristina Fernández de Kirchner el pasado 25 de Mayo. La vicepresidenta mencionó el tema del litio y la necesidad de avanzar con su industrialización. Y también mostró preocupación sobre las posturas de los dirigentes que se ponen «contentos porque en Bolivia y en Chile han sacado legislaciones que cuidan el litio (…). Y dicen ‘Ah, bueno, porque les ponen muchas exigencias allá, se van a venir todos para aquí’. Pero qué vocación de colonia hermano, qué vocación de volver a ser Potosí, ponete en la cabeza ser Malasia, ser Corea, pero no volver a ser Potosí, por favor».
Recordando importantes hechos pasados, cuando Néstor Kirchner fue secretario general de UNASUR no había unanimidad, había diversidad de gobiernos y sin embargo se pudieron fijar posiciones comunes, y hasta se evitó en 2010 una confrontación militar entre dos países hermanos como Colombia y Venezuela, con el Acuerdo de Santa Marta, que restableció las relaciones entre ambos países. La UNASUR tal vez no fue un avance todo lo profundo que se quisiera, pero mostró que es un importante camino a seguir.
Este repaso de la historia de la UNASUR puede vincularse con las elecciones en nuestro país, pues se juega un tema de visiones de sociedad y de rumbo. Es lógico que haya matices e intensidades cuando se discute, pero no tengo dudas de que el camino a transitar es trabajar para una victoria del Frente de Todos.
Acuerdos con otros países
El gobierno continúa profundizando las negociaciones con otros países y bloques para reforzar el frente externo en el corto plazo, mientras en paralelo se avanza con la definición de una serie de políticas de carácter estratégico.
En el cierre de la primera jornada del viaje a China el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció el desembolso en las semanas venideras de U$S 924 millones «que a corto plazo nos alivian las reservas», pero que además a largo plazo solucionarán los problemas de electricidad que sufren ocho millones de personas, y servirán para proveer de agua y cloacas a 1,6 millones de personas.
Los recursos provendrán del aporte de empresas chinas: U$S 524 millones para la continuidad de las obras en las represas de Santa Cruz; U$S 70 millones para la construcción de plantas depuradoras de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) en las ciudades bonaerenses de Laferrere y El Jagüel; por U$S 330 millones para la financiación del proyecto AMBA 1 para la distribución de energía eléctrica en la región metropolitana.
El Banco Popular de China accedió a renovar el swap de monedas (formalizado en yuanes) e incrementar las divisas de libre disponibilidad por hasta unos U$S 10.000 millones (U$S 5000 millones más que lo ya acordado), que podría utilizar el BCRA para el intercambio comercial con dicho país y para intervenir en los mercados y estabilizar la cotización de los dólares financieros.
En este marco, se informó que en la primera semana de agosto los BRICS tratarán la incorporación de Argentina al Banco de Desarrollo de este grupo de países. Para poder ser socio del Banco es preciso que los países integrantes den su apoyo, y realizar un aporte de capital según las características de cada país. Adicionalmente, en la reunión que mantuvo el diputado Máximo Kirchner con el presidente de la Asamblea Popular Nacional China, éste le garantizó al presidente del PJ bonaerense que propiciará el ingreso de Argentina a los BRICS.
Por su parte, fruto de las conversaciones que se vienen manteniendo con las autoridades brasileñas, se confirmó el financiamiento del segundo tramo del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (562 km), el cual permitirá abastecer al vecino país con el gas de Vaca Muerta y generará también un ahorro de divisas, teniendo en cuenta la importante compra de energía al exterior que se realiza actualmente. Otro ejemplo de una política estratégica que excede a la gestión del actual gobierno y que además da cuenta de las potencialidades que tiene la integración regional.