Perfil | Opinión
Esta semana obtuvo dictamen el proyecto de ley de monotributo tecnológico, una de las tantas iniciativas enviadas por el Poder Ejecutivo para su tratamiento en extraordinarias. En este caso, una parte de la oposición participó en los debates en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados. Se impuso la voluntad de trabajar a la voluntad de impedir.
El presidente del bloque de diputados y diputadas del Frente de Todos, Germán Martínez, se refirió a ello: “La semana pasada hubo un muy buen debate (…); si hay algún elemento que lo mejore (al proyecto) un poquito más, bienvenido sea, siempre hay un tiempo entre el dictamen y el recinto para que lo podamos hacer (…) Si realmente hay vocación de establecer una sana negociación política, me avisan. La posibilidad de abrir un debate sobre este tema nos genera la posibilidad de que salgamos de esta situación a la que nos está llevando Juntos por el Cambio, por la que no podemos tener ni comisiones ni recinto; yo al menos estoy dispuesto a explorarlo”.
El trabajo parlamentario, a través del intercambio de argumentos y propuestas entre los distintos bloques, contribuye a mejorar los proyectos. Ello se dificulta cuando un sector de los legisladores se niega a participar tanto en las comisiones como en el recinto.
En este caso, el monotributo tecnológico tiene como objetivo que los pequeños operadores de las nuevas tecnologías, que facturen hasta 30 mil dólares anuales, cuenten, por un lado, con una serie de facilidades como un régimen impositivo simplificado, similar al monotributo en general, que reúne el costo previsional, el de la seguridad social y el impositivo; por el otro, que tengan un régimen que les permita ingresar los dólares sin tener que pasar por el mercado de cambios, dándoles una facilidad a estos trabajadores jóvenes e independientes que se desempeñan laboralmente para el exterior.
Este proyecto se suma a otros que ya pueden ser tratados en el recinto, puesto que cuentan con dictamen o, incluso, ya estuvieron en el orden del día de las reuniones que no se pudieron concretar por el boicot de Juntos por el Cambio.
La principal oposición bloqueó el tratamiento de estos temas en el recinto porque con muchos de ellos no están de acuerdo. No coinciden con la política de crear nuevas universidades ni con la iniciativa que les permita a las personas que llegaron a la edad jubilatoria –sin la cantidad de aportes necesarios– “comprar” cuotas de lo que adeudan y, de ese modo, poder jubilarse, entre muchos otros proyectos.
En línea con lo anterior, Juntos por el Cambio expresa en un documento reciente su preocupación por una supuesta “bomba de tiempo” que el gobierno actual estaría generando. Desestabilizan, tratan de generar pánico y de interferir en el proceso de crecimiento y recuperación de la Argentina.
La “bomba” la fabricaron ellos y nos la dejaron con la mecha prendida: una deuda de 45 mil millones de dólares con el FMI, la inmensa mayoría con vencimientos a dos años (2022 y 2023). Además, la deuda pública con bonistas privados creció durante la gestión de Mauricio Macri 65 mil millones de dólares. Solo un par de datos: la deuda pública total del país cuando finalizó el segundo mandato de Cristina en 2015 era del 52,6% del PBI; cuando se fue Macri alcanzaba al 89,8%. A septiembre del año pasado era del 79,8%, un 10% menos que cuando se fue Juntos por el Cambio. De ese total de deuda, el 66,9% era en moneda extranjera cuando terminó el gobierno de Cristina; al finalizar la gestión de Macri era del 77,7%. A septiembre del año pasado volvió a ser del 66,7%.
Nuestra política es la construcción permanente de consensos. El Bloque del Frente de Todos intenta avanzar con todas estas iniciativas. Pero no alcanza con la voluntad de una parte: siempre hace falta la voluntad de las otras. En ese contexto, Juntos por el Cambio viene, desde hace unos meses, bloqueando el funcionamiento parlamentario.
Es imprescindible volver al pleno funcionamiento del Parlamento. Una larga serie de proyectos están esperando para transformarse en leyes y mejorar la vida de los argentinos y las argentinas.