Fortaleciendo las reservas

Ámbito Financiero | Opinión

Este viernes finalizó el Programa de Incremento Exportador y bajo su vigencia se liquidaron 8.123 millones de dólares, superando con holgura el objetivo planteado, que proyectaba unos 5.000 millones de dólares y parecía difícil de alcanzar.

Los números son contundentes y refutan la prédica intencionada con la que se trató de instalar la idea de que la herramienta estaba condenada al fracaso antes de empezar. Fue una vez más un intento de generar descrédito para así tratar de incidir de antemano en las decisiones de quienes estaban considerando liquidar la cosecha.

En rigor, en el acumulado del mes el BCRA terminó realizando compras netas (descontando los pagos por importaciones) de divisas por casi 5.000 millones de dólares. La medida permitió reforzar las reservas internacionales, aun considerando que se le giraron al FMI fondos por 2.590 millones de dólares. Éstos se recuperarán en las próximas semanas, una vez que el Directorio apruebe formalmente la revisión trimestral en el marco del programa vigente.

Por su parte, un hecho del que poco se habló en su momento es que la recaudación adicional en concepto de retenciones que se obtendrá como consecuencia de las liquidaciones de los exportadores tendrá dos finalidades. Una parte importante irá a financiar programas que estimulen la producción y el desarrollo de pequeños y medianos productores en la medida que no hayan participado de las ventas con el “dólar soja”, hayan vendido más del 85% antes del inicio del programa y tengan menos de 200 ha. El Ministerio de Agricultura financiará la mitad de este programa, orientado a la compra de semillas y fertilizantes. Otra parte de las retenciones irá a financiar una prestación monetaria extraordinaria no contributiva y de alcance nacional para las personas en situación de extrema vulnerabilidad.

Han pasado ya tres días de finalizada la medida y podemos decir que se pudo ganar una batalla contra la especulación. La misma comenzó a mediados de junio, con los rumores de reperfilamiento, y siguió en julio y agosto, cuando desde los grandes medios de comunicación se intentaba generar una sensación de asfixia con eje en el agotamiento de las reservas y en una inminente y abrupta devaluación. Nada de esto ocurrió.

El Programa también debió resistir los embates de quienes trataron de obstaculizar la herramienta durante su vigencia, y luego de que el BCRA estableciera límites para evitar las compras de moneda extranjera vía MEP y CCL a quienes hubieran vendido soja en el marco del programa (norma que no se aplica para las personas humanas). Las liquidaciones no sólo no perdieron impulso, sino que incluso se aceleraron ante la cercanía del cierre de la “ventana” habilitada para vender la cosecha a precios preferenciales.

No hay que perder de vista que la norma se sumó a otro conjunto de medidas que se fueron implementando. Y si bien no fueron de tanta relevancia en términos de magnitudes, permitieron estabilizar las expectativas. El mes de agosto ya había cerrado con cotizaciones de los dólares “alternativos” a la baja, el BCRA había terminado reduciendo su posición vendedora en el mercado de futuros del dólar oficial y realizado compras netas de dólares durante 14 jornadas consecutivas. Era un adelanto de lo que ocurriría durante el mes de septiembre.

A esta evolución hay que sumarle el anunciado ingreso de divisas provenientes de los organismos internacionales, tanto del BID como del Banco Mundial. También, como ya mencioné, se espera el recupero por 3.900 millones de dólares de los pagos que se han estado haciendo al FMI.

De esta forma el país se encamina a fortalecer las reservas internacionales, uno de los pilares que hay que resolver, entre otros tantos objetivos que el miércoles pasado planteó en el Parlamento el ministro de Economía, Sergio Massa, durante la presentación del proyecto de ley de Presupuesto 2023.

Nota publicada en Ámbito Financiero el 03/10/2022

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