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El presidente Alberto Fernández, junto a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, presentó este jueves el proyecto de ley de “Fomento al Desarrollo Agroindustrial” en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada.
La iniciativa tiene como principal objetivo consolidar el desarrollo de esa cadena productiva estimulando nuevas inversiones, alcanzando la meta de 200 millones de toneladas de producción de cereales, oleaginosas y legumbres y 700.000 nuevos puestos de trabajo hacia 2030, e incorporando tecnologías de última generación a partir de una serie de beneficios fiscales e incentivos productivos. El proyecto alcanza a más de 150 actividades agro-bio-alimentarias y agro-bio-industriales lideradas por productores, cooperativas, diversas formas asociativas, emprendedores, empresas de base tecnológica e industriales, entre otras.
En la presentación de la medida, el Presidente señaló que “esta ley es el resultado de un trabajo que duró más de un año. Es el resultado de escucharnos, buscar puntos de encuentro y aunar intereses. Esta es una ley que reivindica la cultura del encuentro, reivindica el diálogo y una mesa común para sentarnos a construir las políticas de Estado que el país necesita”.
¿Qué se busca a través de esta política integral? Que haya un crecimiento significativo de la capacidad exportadora de la Argentina.
La idea básica es superar el conflicto campo versus industria y tratar de encontrar modos en que ambos sectores se potencien. De lo que se trata es de que el desarrollo industrial, la tecnología y la ciencia permitan avanzar hacia una explotación agropecuaria menos primarizada y con mucho mayor valor agregado, es decir, creando trabajo registrado y de calidad.
La Argentina tiene que aprovechar a fondo el inmenso potencial que su naturaleza y su geografía le brindan. Más aún, si avanzan a escala mundial políticas de redistribución de la riqueza y de reducción de la pobreza, los miles de millones de habitantes del planeta hoy mal alimentados van a ampliar la demanda global de alimentos. Por eso, la idea de utilizar la biotecnología para optimizar la producción agropecuaria seguramente tiene que ver con la previsión de que va a crecer la demanda y de que toda esa producción que se incremente tenderá a ser absorbida. De allí que se proyecte la generación de 200 millones de toneladas de cereales, oleaginosas y legumbres para 2030.
En la actualidad, el nivel de inversión en equipamiento del sector agropecuario es muy grande. La demanda de cosechadoras, tractores, sembradoras y otras máquinas de alta tecnología continúa creciendo. Ello también contribuye a una optimización de los rendimientos de las cosechas.
La realidad es que todavía hay mucha máquina importada, pero la industria local que produce equipamiento para el campo ha logrado una recuperación importantísima. Incluso está teniendo una demanda mucho mayor que la que puede afrontar y hay espera para la entrega de las maquinarias.
En la semana también se habilitó la exportación de lo que se llama “vaca vieja” a China. Se trata de un tipo de ganado que no se utiliza normalmente para el mercado interno, por lo que no debería alterar los precios locales. Sin embargo, uno de los representantes de la Mesa de Enlace, tras el anuncio, dijo que era probable que esta iniciativa produjera aumentos en el mostrador.
En esa misma línea, el presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores, afirmó: “El problema es que habrá una mayor demanda de carne por la «platita» que le están entregando a la gente previo a las elecciones legislativas de noviembre”. Es decir: como mejoran los salarios, entonces anticipan que aumentarán los precios para apropiarse de ese mayor poder adquisitivo de los trabajadores y las trabajadoras. Es lo que se llama puja distributiva. Lo que dicen esos sectores es “lo que pasa es que los precios internacionales subieron mucho”. Claro, pero los salarios locales no se incrementaron como aquellos precios. Por lo tanto, si los precios de los alimentos suben porque aumentan los internacionales, el problema es que los sueldos no siguen el mismo camino y, entonces, la gente pierde poder adquisitivo. Ante esto, el gobierno insiste en que es necesario que los salarios le ganen a los precios, como ha comenzado a suceder según los últimos datos conocidos.
En la semana también se anunció la implementación de la Jubilación Anticipada a la que podrán acceder hombres de entre 60 y 64 años y mujeres entre 55 y 59 años, desocupados al 30 de junio de 2021. A todos ellos y ellas se les garantizará la cobertura social y el 80 por ciento del ingreso que les corresponda. Una vez alcanzada la edad jubilatoria requerida (60 años las mujeres y 65 años los hombres), percibirán el 100 por ciento del haber de forma automática. A través de esta medida, alguien que está sin trabajo, en una edad en la que es difícil conseguir empleo, tiene la posibilidad de adelantar su jubilación.
Las iniciativas son permanentes: el gobierno impulsa medidas de corto, mediano y largo plazo que integran un modelo de crecimiento con la gente adentro.