ContraEditorial | Opinión
Nos acercamos a las elecciones de medio término en nuestro país y no es de extrañar que aparezcan predicciones divorciadas de la realidad, que buscan generar ruido para influir en el voto de los argentinos y las argentinas.
Un precandidato a legislador porteño vaticinó la inminencia de un dólar a $400 luego de las elecciones. Y si bien con el apoyo del aparato mediático luego salió a decir “exageré un poco”, no hizo más que confirmar su intención original: “Traspasar los límites de lo verdadero, natural, ordinario, justo o conveniente”, según la definición que brinda la Real Academia Española de la palabra “exagerar”. El problema no es la frase puntual sino la estrategia de generar zozobra, a la que no dudan en recurrir ciertos sectores de la oposición, preocupante por donde se la mire.
Las posturas irresponsables de estos sectores siguen una línea de continuidad. Sin ir muy lejos, cabe recordar la del expresidente Mauricio Macri, en agosto de 2019, tras la contundente derrota que sufrió en las PASO, cuando dio a entender que a causa de esos resultados se había producido una fuerte devaluación. Tiempo después, el exmandatario, como si no hubiera tenido nada que ver en lo ocurrido, aseveró: “El 11 de agosto (de 2019) terminó mi gobierno económico”, porque –completó– así lo decidió “el mercado”. Una palpable muestra de su exiguo compromiso con la sociedad argentina.
No hay que perder de vista que el dólar ilegal se transa en un mercado pequeño y muy volátil, y que las transacciones verdaderamente importantes pasan por el mercado oficial. Allí es donde se cursan las operaciones cambiarias de comercio exterior y de financiamiento. Las otras cotizaciones son pura especulación.
La administradora de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont, fue muy clara en este sentido: “Sostenemos que el Banco Central, a partir de las políticas de regulación cambiaria, tiene absoluta espalda para asegurar la estabilidad cambiaria. No hay posibilidad de un cimbronazo antes o después de las elecciones”, señaló. Cabe tener en cuenta que en el Gobierno nacional existe una decisión política para que el salario recupere poder adquisitivo, y una devaluación haría todo lo contrario.
Desde la macroeconomía, el dólar oficial se mantiene en niveles competitivos. Además, se van cumpliendo las pautas del Presupuesto, tanto en lo fiscal como en lo monetario, y de hecho el Gobierno nacional viene financiándose por encima de los requerimientos necesarios en el mercado local para hacer frente a las obligaciones de deuda. Las Reservas Internacionales del Banco Central muestran un avance sostenido desde el comienzo del año. La liquidación de divisas por parte del sector agroexportador ha sido excepcionalmente alta, debido fundamentalmente al efecto de la suba de los precios internacionales de los productos agrícolas. También se espera el pronto ingreso de unos U$S4.350 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI. Finalmente, las medidas y regulaciones adoptadas por el Gobierno están logrando achicar la brecha cambiaria entre el dólar oficial y los especulativos. Hoy se está en una posición mucho más robusta que a fines del año pasado, cuando se decía que la brecha no tenía techo. También hay perspectivas de que la economía se siga recuperando.
A pesar de que los datos del mes de mayo estuvieron marcados por la paralización de algunas actividades producto de la segunda ola de Covid-19, durante los primeros cinco meses del año la actividad económica registró un incremento interanual acumulado del 9,5%. Si bien aún está por debajo de los valores de mayo de 2019, las expectativas para los próximos meses auguran una continuidad de la mejora, algo esperable dado el significativo ritmo de vacunación, que permite una progresiva flexibilización de las actividades en sectores que habían sido restringidos por la circulación del virus.
Los indicadores adelantados para junio estarían reflejando una recuperación. En base al consumo de energía, la actividad manufacturera habría crecido un 8,2% en relación a junio de 2019. De los 14 sectores industriales que analiza un informe del Ministerio de Desarrollo Productivo, 12 consumieron más energía en junio de 2021 que en el mismo mes de 2019. Por su parte, tomando el mismo período de tiempo, según los datos publicados por la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), la producción de vehículos se incrementó un 67,4%. Otro indicador adelantado, el índice Construya, calculado por los principales proveedores de la construcción, también da cuenta de un alza del 31,5% en junio pasado contra igual mes de 2019. Cabe esperar que aquellas actividades más afectadas, como el turismo o la gastronomía, también se vayan recuperando, aunque más paulatinamente. Según un reciente informe del estudio Ferreres, el indicador de producción industrial exhibió en junio un alza del 3% respecto a mayo.
De hecho, el FMI acaba de aumentar del 5,8% al 6,4% su nuevo pronóstico de crecimiento en 2021 para la Argentina. Entre otras razones, la subdirectora del Departamento de Estrategia, Política y Evaluación del Fondo puntualizó que la revisión al alza de las previsiones para nuestro país se debe también a una vacunación “más rápida de lo que habíamos previsto”. Un tema para resaltar.
Desigualdad en la región y en el mundo
Que la pandemia exacerbó las desigualdades preexistentes es, a esta altura, algo de lo que no caben dudas.
Según un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “en un contexto global en que se perdieron más de 140 millones de empleos, la riqueza mundial aumentó un 7,4% en 2020 (…). Los mayores incrementos se dieron en los Estados Unidos y Canadá (12,4%), Europa (9,2%) y China (4,4%), mientras que en la India la riqueza se redujo un 4,4% y en América Latina y el Caribe disminuyó un 11,4%”. Más allá de las diferencias entre regiones, el ensanchamiento de la desigualdad también se produjo al interior de las economías y, según el mencionado organismo de las Naciones Unidas, basado en datos del Credit Suisse, se mantuvo el patrón histórico del 1% de las personas más ricas concentrando cerca del 50% de la riqueza mundial.
En este marco, la realidad sanitaria muestra divergencias alarmantes que van en línea con las diferencias estructurales entre países, y en particular con los distintos márgenes de maniobra que poseen los estados. Al 30 de junio, nuestra región acumulaba más de 1.260.000 muertos por causa del Covid-19. Representa el 32% del total mundial de fallecimientos, a pesar de que su población es el 8,4% a nivel global. En cuanto a las brechas en la vacunación con los países desarrollados, según la Cepal, en América Latina y el Caribe en promedio el porcentaje de la población total con esquema de vacunación completo llega al 13,6%, en tanto que en la Unión Europea es de 34,9% y en América del Norte, del 46,3%.
Continuando con los datos vertidos por la Comisión de Naciones Unidas, 22 millones de latinoamericanos se convirtieron en pobres durante 2020, con lo que la tasa de pobreza alcanzó a más del 33% de la población de la región. Además, la pobreza extrema (insatisfacción de necesidades alimentarias básicas) llegó a 78 millones de latinoamericanos. En paralelo, unas pocas personas se transformaban en milmillonarias.
Según la conocida lista de Forbes, mientras que el 18 de marzo de 2020 (justo cuando comenzaba la pandemia) había en Latinoamérica 76 multimillonarios con un patrimonio neto combinado de 284 mil millones de dólares, poco más de un año después, en mayo 2021, ya eran 107 los miembros de este selecto grupo y su patrimonio alcanzaba los 480 mil millones de dólares.
Por otro lado, están avanzadas las tratativas en el marco del G7 y del G20 para que las grandes corporaciones globales paguen más impuestos. Es algo que debió haberse hecho hace mucho, pero que chocó con la falta de voluntad política de las potencias. Como ya hemos mencionado reiteradas veces, el problema no radica en la falta de recursos, sino en su distribución entre países y al interior de los mismos. La humanidad no pudo responder en tiempo y forma a las necesidades que se presentaron en la pandemia. Algo está cambiando y es un paso adelante, pero queda un gran camino de transformaciones por recorrer.