Tiempo Argentino
En tiempos de pandemia, con una segunda ola que por el momento no da tregua, se agudizan las necesidades sanitarias, económicas y sociales, y tienden a escasear los recursos para hacerles frente. Ante ello resulta preciso tener muy en claro las prioridades, que no suelen coincidir con la agenda que intenta instalar el aparato mediático.
Entre los temas que se trataron en la semana estuvo el del vencimiento del Club de París del día de mañana, por algo más de U$S 2,4 mil millones, aunque el gobierno dispone formalmente de 60 días adicionales para cancelarlo sin penalidad alguna.
Cabe mencionar que luego de la gira de Alberto Fernández por Europa (Portugal, España, Francia e Italia) hice referencia en esta columna a que las acciones argentinas en Wall Street y los bonos en dólares de la deuda argentina habían subido porque se comentaba que el Club de París estaría dispuesto a aceptar la postura argentina y postergar el pago. Significa que era algo que ya descontaban los propios mercados.
Es la visión también de los principales gobiernos de Europa. De hecho, en la semana, la canciller alemana, Angela Merkel le expresó su apoyo al presidente Alberto Fernández para continuar avanzando en el proceso de reestructuración de la deuda con el Fondo y con el Club de París. Un apoyo crucial —se trata de uno de los principales acreedores del Club— y que se suma al obtenido durante la gira por el viejo continente, teniendo en cuenta que 15 de los 22 países acreedores que conforman el Club de París son europeos.
Sin embargo, en algunos medios se llegó a hablar de “procrastinación”. Siguiendo a la Real Academia, implica “diferir”, “aplazar”, y habitualmente se usa el término para referir a una posición de no querer enfrentar responsabilidades y situaciones que serían inevitables. ¿Acaso omiten que fue el propio gobierno de Macri el que no pagó en 2019 lo que correspondía para cancelar el total de la deuda con el Club de París, y que por esa razón a partir de ese momento y por esa decisión la tasa de interés subió del 3% al 9%? Hoy en día las prioridades son muy distintas, es una tasa que va en la dirección contraria a la idea de la sostenibilidad de la deuda. Una tasa que no está en línea con las condiciones de la reestructuración de la deuda en moneda extranjera con los privados, que la situó en niveles promedio cercanos al 3%.
Además, debe tenerse en consideración el reclamo que está haciendo el país para que la reestructuración de la deuda con el FMI incluya una reducción de los sobrecargos, reconocido incluso por la directora gerenta del FMI, Kristalina Goeorgieva, que es un tema que está en estudio. La quita de la sobretasa para Argentina implicaría unos U$S 950 millones menos por año. Estos conceptos normativos del Fondo son absolutamente inequitativos, ya que castigan a los países en dificultades. La modificación de este sistema es otro de los objetivos para los que la Argentina está buscando apoyo de más países.
En las condiciones actuales no es posible desprenderse de recursos que resultan absolutamente necesarios para enfrentar la coyuntura, mientras se sigue avanzando hacia una necesaria reestructuración de la deuda. Es importante tener en cuenta que se acaban de sumar erogaciones extraordinarias no contempladas en el Presupuesto actual por alrededor de $480 mil millones, equivalentes a un 1,3% del PIB. En dólares, el monto equivale a unos 5,1 mil millones (al tipo de cambio mayorista), más del doble de lo que habría que pagarle al Club de París. Un dato que sirve para dimensionar los esfuerzos en materia de negociación de la deuda.
La asignación de nuevas partidas es algo esperable dada la incertidumbre que se cernía sobre la evolución de la pandemia al momento de presentarse el proyecto de Presupuesto 2021 en septiembre del año pasado. Según declaraciones de la vicejefa de Gabinete de Ministros, Cecilia Todesca Bocco, esta inversión abarca la utilización de las distintas herramientas necesarias mientras se mantengan las restricciones sanitarias. “Es el tiempo que necesitamos para que avance la vacunación. Toda esta recaudación extra que tenemos la vamos a usar, y la estamos usando, justamente para esto”, concluyó.
El gobierno asumió desde un principio la tarea de normalizar la mochila de una deuda que en el caso del FMI se encuentra cargada de una gran dosis de corresponsabilidad. Se pretende regularizar la situación, pero no es posible hacerlo en los términos originales ni castigando aún más a los argentinos y las argentinas.
No obstante, aún se escuchan algunos comentarios que hablan de un “ajuste” en el gasto. En realidad, lo que sí ocurrió es que se redujeron las erogaciones del sector público como consecuencia de la menor carga de intereses de la deuda pública. Muestra de ello es la reducción del déficit financiero total en 2,4 puntos porcentuales del PIB durante los últimos 12 meses. Es decir, se “ajustó” lo que se paga de servicios de la deuda gracias a las negociaciones que se efectuaron el año pasado con los acreedores privados.
Al analizar la incidencia de las principales partidas del gasto primario entre enero y abril de 2021, se destacan el aumento en las erogaciones destinadas a prestaciones previsionales y un fuerte incremento en los gastos de capital. Una evolución que se encuentra en consonancia con los lineamientos en materia de inversión en infraestructura del Presupuesto Nacional.
No hay que dejar de decir que las cuentas fiscales también registraron un menor déficit por el aumento de los ingresos. Según datos oficiales, mientras los gastos crecieron un 0,7% interanual en términos reales en el primer trimestre de 2021, los ingresos lo hicieron mucho más: 10,5%. En este buen desempeño tuvo mucho que ver el dinamismo de los tributos asociados al comercio exterior, debido al aumento de precios internacionales de las principales materias primas de exportación de la Argentina. Sin embargo, también contribuyeron positivamente los impuestos vinculados a la creciente actividad económica en el mercado interno.
Finalmente, los ingresos no tributarios registrarán una mejora a partir de mayo por la incidencia de los recursos asociados al Aporte Solidario y Extraordinario de las grandes fortunas. Además, de aprobarse la modificación del Impuesto a las Ganancias de sociedades, que ya tiene media sanción en Diputados y obtuvo dictamen en el Senado, también se generaría un incremento en la recaudación fiscal, aunque sólo el 4,5% del total de empresas que declaran ganancias verán incrementada su alícuota marginal al 35%. Este ingreso ayudaría a compensar la menor recaudación por los cerca de 1,3 millones de personas humanas que dejarán de pagar Impuesto a las Ganancias, otra de las leyes redistributivas recientemente sancionadas.
Como resultado, el déficit primario del sector público acumulado en los últimos 12 meses representó un 4,5% del PIB, casi 2 puntos porcentuales menos que el acumulado en todo 2020.
Resulta llamativo entonces que aquellos que relativizaban el año pasado la importancia del Presupuesto, argumentando que sus proyecciones distaban de lo que realmente ocurriría, intenten ahora aferrarse a los datos del mismo. También que relacionen la reducción del gasto en intereses a un “ajuste”. La realidad se está encargando de demostrar que la mayoría de las metas presupuestadas se están cumpliendo (siempre teniendo en cuenta que no estaba considerado el efecto de la segunda ola de Covid) y que en el medio de esta fuerte pandemia el gobierno no esquiva sus responsabilidades.