Perfil | Opinión
El año que acaba de terminar quedará grabado en la memoria de los argentinos y argentinas. Pero no sólo porque en él confluyeron varias crisis superpuestas. También porque el gobierno las fue afrontando una a una y a varias de ellas las fue resolviendo.
Estamos terminando bien un mal año. En los últimos días, aprobamos normas trascendentes como la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Ley del “Plan los 1.000 días” y la nueva Ley de Movilidad Previsional. También en los últimos días el gobierno lanzó la campaña de vacunación nacional contra el coronavirus, punto de partida para comenzar a resolver la crisis global desatada por la pandemia.
La actual gestión decidió que el comienzo de la vacunación se produjera en simultáneo, el mismo día y a la misma hora, en todas las provincias del país. Una nueva muestra de la convicción gubernamental de avanzar hacia un mayor federalismo.
Las leyes sancionadas la semana que pasó fueron el punto culminante de una larga serie de aprobaciones parlamentarias durante el año. Entre ellas, la Ley de Sostenibilidad de la Deuda, el Presupuesto nacional 2021, la Ley de Vacunas Destinadas a Generar Inmunidad Adquirida contra el Covid – 19, el Programa de Protección al Personal de Salud, la Ley de Aporte Solidario y Extraordinario de las Grandes Fortunas, la Ley de modificación del Manejo del Fuego, la Ley de Góndolas, la Ley de Economía del Conocimiento, la Ley de Teletrabajo, la Ley para prevenir el Grooming, la Ley de Acceso a la Educación a Distancia, la Ley de Recetas Electrónicas o Digitales, la Ley de Movilidad Previsional, la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Ley del “Plan de los 1.000 días”, entre muchas otras.
La Ley de Movilidad Previsional sancionada en Diputados volvió a poner en vigencia la fórmula de actualización de los haberes jubilatorios vigente entre los años 2008 y 2017. Ella crea un coeficiente con dos factores: 50% de variación del salario de los trabajadores y 50% de cambio de la recaudación impositiva. Durante la vigencia de esta fórmula las jubilaciones crecieron en términos reales un 25,8%.
La fórmula macrista, en cambio, ponderaba un 70% de variación del Índice de Precios al Consumidor nacional (IPC) y un 30% de variación de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE). Dado que la política del gobierno de Juntos por el Cambio consistía en que los haberes de los trabajadores perdieran frente a la inflación, el resultado de la combinación de su fórmula daba como consecuencia un permanente ajuste de las jubilaciones. Los datos no dejan lugar a dudas: durante los dos años en los que se aplicó la fórmula diseñada por el gobierno de Macri los haberes previsionales perdieron un 19,5% en términos reales.
La intención del gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Fernández de Kirchner es que los salarios se recuperen y le ganen a la inflación. Por otro lado, hay un extendido consenso acerca de que la actividad económica va a crecer y, en paralelo, el Presidente ha señalado la necesidad de avanzar con una reforma impositiva. Ambos procesos deberían conducir a un aumento de la recaudación. Si, en el marco de un modelo de crecimiento con la gente adentro, las dos variables de la fórmula – salarios y recaudación – se mueven de modo ascendente, entonces, los haberes previsionales seguirán el mismo camino. Cada fórmula debe ser analizada en el marco del modelo de país en el que se aplica.
Finalmente, el Senado aprobó las Leyes de Interrupción Voluntaria del Embarazo y la Ley del “Plan de los 1.000 días”. Estas dos normas están orientadas a fortalecer la libertad de decisión de la mujer: si desea interrumpir el embarazo, ello será legal y contará con las condiciones adecuadas para hacerlo; pero si su deseo es continuarlo y duda porque no cuenta con los recursos económicos necesarios, el Estado interviene creando las condiciones para que, durante los primeros tres años, tenga una ayuda para criar a su hijo o hija.
Terminamos un año difícil. Hemos comenzando la reconstrucción. Vamos a poner a la Argentina de pie.