Hojas de ruta

Tiempo Argentino | Opinión

En la semana se realizó el 56º Coloquio de IDEA y, según las crónicas, algunos empresarios hablaron de que la economía no se resuelve con “recetas mágicas” sino con una “hoja de ruta”.

Pero el gobierno ha dejado bien en claro cuál es su plan desde que asumió. La primera señal no fue otra que la declaración de las nueve emergencias, a fines de 2019. Luego se sumó la batería de medidas en respuesta al Covid-19, la exitosa reestructuración de la deuda, y los lineamientos contenidos en el proyecto de ley de Presupuesto 2021. La idea de fondo tiene que ver con alcanzar un país más solidario, con más inclusión, con más producción local, más actividad de las PyMEs y empleo. Es la agenda opuesta a la de quienes —en desacuerdo con la dirección elegida— dicen que no hay plan ni señales.

Respecto de las hojas de ruta que siempre fracasan, vale recordar lo que pasaba en el Coloquio 53º del año 2017, en pleno Estado canchero. Entre otras cuestiones, se hacía referencia al número de inflación mayor que el esperado, y se decía que no importaba tanto el valor puntual sino la tendencia. En aquel momento, los economistas de turno hablaban de que podía haber picos de inflación, aunque sin cambios en “el proceso de desinflación”. Pero la realidad se impuso a la posverdad, ya que el gobierno de Macri terminó su gestión con 53,8% de inflación durante 2019. ¿Acaso no sabían de los impactos sobre los precios de los ajustes tarifarios y, principalmente, de las devaluaciones, que tornarían ilusoria dicha expectativa? Ya lo he dicho en muchas ocasiones: no fue culpa de errores ni de la mala praxis.

En el reciente Coloquio también se habló de que el empresariado está reclamando un plan que “diga cosas concretas”, a la vez que siguen alimentando irracionalmente expectativas de devaluación, sosteniendo que el verdadero valor del dólar es el especulativo, que en nada se vincula a los fundamentos de la economía.

Sin embargo, el discurso del Presidente Alberto Fernández en IDEA mostró que las convicciones están firmes. En primer lugar, descartó tajantemente la vía de la devaluación. Suena coherente en este caso con un gobierno que pretende cuidar a la población y que en la pandemia está destinando una cantidad importante de recursos a través de programas como el IFE. Una devaluación licuaría ingresos de un plumazo.

La agencia Moody´s advirtió sobre el impacto de una devaluación, ya que el 80% de la deuda pública se encuentra denominada en dólares. Esto significa que si sube el dólar oficial aumenta la deuda (expresada en pesos) como proporción del PIB. Es decir, que empeoraría notablemente el perfil y la sostenibilidad a largo plazo de la deuda del país, a poco de culminar una reestructuración sumamente exitosa.

También en el marco de la actividad de IDEA, el ministro Martín Guzmán, además de insistir en lo dicho por el Presidente Alberto Fernández en cuando a que no se devaluará, informó que se está trabajando para reducir las tensiones en los mercados paralelos, que afectan fuertemente las expectativas. Sobre el contado con Liqui expresó: “Control tras control, lo que ocurrió en ese mercado es que se ha ido achicando y se volvió más volátil, por lo que el precio no bajó, sino que subió (…). Por eso, estamos trabajando en facilitar ese tipo de operaciones”. Un nuevo enfoque, cuyos detalles se irán conociendo a medida que el Ministerio de Economía avance en este plan. El ministro también manifestó que la Argentina debe converger hacia el equilibrio fiscal y no depender del financiamiento externo ni monetario, pero aclaró que “hay que hacerlo a una velocidad consistente con la recuperación económica”.

Volviendo al discurso del Presidente en IDEA, el mandatario resaltó todo lo que se viene haciendo: “a veces escucho decir que este es un Gobierno al que no le importan los empresarios, pero nosotros llevamos adelante un programa para atender la producción y el trabajo, el ATP, y que por esa vía llegamos a más de 236 mil empresas que sin ayuda del Estado tal vez hoy no existirían, y de ese modo también garantizamos el trabajo de 2 millones y medio de argentinos”. Además afirmó que debemos “pensar en un nuevo sistema mucho más solidario que el presente”. Una postura con la cual coincido ampliamente.

Resulta interesante, para analizar lo que sucede en nuestro país, prestar atención a las voces de los organismos internacionales. Vitor Gaspar, director del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, dijo: “los gobiernos deben tomar medidas para mejorar el cumplimiento tributario, y evaluar la aplicación de impuestos más altos para los grupos más acaudalados y las empresas más rentables (…). Es importante que aquellos que mejor estén contribuyan a compensar a los más vulnerables. Y eso es algo que se aplica tanto a título individual en nuestras sociedades como para la comunidad internacional en apoyo a los países más pobres”.

En el corto plazo, según el habitual informe del FMI, Perspectivas de la Economía Mundial, “las políticas deben centrarse con firmeza en evitar que la crisis genere un daño económico persistente. Los gobiernos deben continuar ofreciendo apoyo a los ingresos a través de transferencias monetarias focalizadas, subsidios salariales y seguros de desempleo. Para evitar quiebras a gran escala y asegurar que los trabajadores puedan volver a empleos productivos, las empresas vulnerables que sean viables deben seguir recibiendo apoyo —donde sea posible— a través de aplazamientos del pago de los impuestos, moratorias del servicio de la deuda e inyecciones asimilables a capital social”. Muchas de estas medidas están en la hoja de ruta de nuestro país.

Noticias alentadoras

El jueves se conoció el dato de agosto de la Utilización de la Capacidad Instalada de la Industria (UCII) que elabora el INDEC, que marcó un nivel del 58,4%, el más alto desde la llegada de la actual pandemia, lo que indica que avanza el proceso de recuperación de la actividad manufacturera. Sin embargo, el dato que impacta es que es apenas un 2,1% más bajo que el de un año atrás. Se trata del mes de agosto de 2019, cuando todavía no se sentían en la industria los efectos de la devaluación que siguió a las PASO. Toda una rémora de la anterior pandemia económica.

Por su parte, la Cámara Argentina del Acero indicó que la producción de acero crudo en septiembre fue un 6,3% mayor respecto de agosto pasado, aunque todavía continúa siendo un 11,9% menor que en septiembre de 2019. Empresas del rubro aseguraron que durante septiembre la producción del sector continuó creciendo de la mano de un mayor consumo de bienes durables y aumento de la construcción privada. En efecto, en septiembre el índice que publica el Grupo Construya, que mide los despachos de insumos de las once empresas de dicho agrupamiento, registró una nueva suba del 3,8% con respecto a agosto último, y un 18,5% interanual. Según el grupo, “con esta variación del índice ya se percibe un acomodamiento de la actividad que se irá confirmando conforme vayan pasando los próximos meses”.

Para finalizar, dentro de los límites de recursos que existen y de las fuertes resistencias de algunos sectores, las políticas públicas están apuntando a morigerar los impactos económicos y sociales en los ingresos de los argentinos y las argentinas y a que el aparato productivo esté en condiciones de reaccionar rápidamente, siempre priorizando el bienestar de la población por sobre todo. Aunque intenten desacreditarla, es una auténtica hoja de ruta a favor de la salud, el empleo de calidad, el mercado interno y las PyMEs.

Nota publicada en Tiempo Argentino el 18/10/2020

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