Ámbito Financiero | Opinión
El viernes pasado ingresó formalmente en Diputados un proyecto de ley presentado por el Frente de Todos, cuya elaboración tuve el privilegio de coordinar. Se trata de un aporte extraordinario y excepcional que ayude a morigerar los efectos sanitarios de la pandemia del covid-19 y sus impactos laborales, productivos y sociales. Una contribución de emergencia que, con carácter extraordinario y por única vez, impone un aporte de las personas humanas con muy grandes fortunas.
Por eso, sólo están incluidos en el proyecto quienes posean una riqueza declarada superior a los 200 millones de pesos. Son unas 12.000 personas. La alícuota inicial estipulada es del 2%, con porcentajes incrementales a partir de los 300 millones de pesos (llegando al 3,5% en el tramo más alto). En el caso de los bienes en el exterior, las alícuotas subirán en un 50%, pero este adicional puede bajar si repatrían el 30% de sus tenencias financieras en el exterior.
El espíritu del proyecto tiene vínculos estrechos con planteos de importantes intelectuales y organismos del exterior. Según Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, “una situación excepcional requiere respuestas excepcionales”. Similares consideraciones sobre la excepcionalidad del actual momento fueron realizadas por organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Incluso el personal técnico del FMI, en la “Serie especial sobre políticas fiscales en respuesta al covid-19”, hizo alusión a la importancia de considerar una “sobretasa solidaria”. Y hay muchísimas más posturas coincidentes.
Desde la prensa especializada internacional, el Financial Times afirmó que en nuestra región “la crisis del coronavirus cambió el clima político (…). Colocó los gravámenes a las fortunas personales en la agenda de al menos ocho países latinoamericanos y creó un mayor consenso de que quizás éste sea el momento de que las élites privilegiadas se pongan al hombro una mayor porción de la carga financiera que significa ayudar a sus conciudadanos”.
En definitiva, para encarar de buena forma la situación actual, no se puede prescindir del componente que es la solidaridad, y ése es el espíritu que atraviesa al proyecto que se acaba de presentar. El aporte de los segmentos más ricos es esencial para contribuir a que el Tesoro nacional pueda hacer frente a los múltiples efectos de la pandemia, y facilitar una recuperación más rápida de la economía.