Página/12 | Opinión
No hay una crisis: hay varias superpuestas. Por eso, como venimos diciendo, hay dos pandemias: la producida por las políticas implementadas por Mauricio Macri y la generada por la circulación planetaria del virus. En ese escenario crítico, no solo la vida está amenazada. También lo están la producción, el trabajo y los derechos esenciales. Pero estas crisis eslabonadas no afectan a todos y todas por igual.
En un informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se señala: “La región de América Latina y el Caribe es la más desigual del mundo y también la más urbanizada entre las regiones en desarrollo, lo que expone a una parte importante de la población al contagio en condiciones de desprotección. Además, la pandemia irrumpe en un escenario económico, social y político complejo, en un contexto de bajo crecimiento y elevados niveles de informalidad laboral”.
El mismo informe agrega que “el desempleo en América Latina aumentará del 8,1 por ciento en 2019 al 13,5 en 2020. Esto elevará el número de desempleados de la región a más de 44 millones de personas, lo que significa un incremento de más de 18 millones de personas respecto a 2019”. El informe prevé, también, un siete por ciento de aumento de la tasa de la pobreza en 2020.
En un informe de la organización no gubernamental Oxfam, se afirma: “desde el principio de los confinamientos, han aparecido ocho nuevos mil millonarios en la región, es decir un nuevo mil millonario cada dos semanas, mientras se estima que hasta cincuenta y dos millones de personas se convertirán en pobres y cuarenta millones perderán sus empleos este año. La riqueza de esta élite de supermillonarios de la región ha crecido un 17 por ciento desde mediados de marzo: US$ 48.200 millones, que equivalen al 38 por ciento del total de los paquetes de estímulo que el conjunto de Gobiernos ha activado y a nueve veces la intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI) con préstamos de urgencia en la región hasta el momento”.
El director regional de Oxfam, Asier Hernando, sostiene además que la evasión fiscal en el continente, según datos de la CEPAL, equivale al 6,1por ciento del PIB de toda la región, el doble de los fondos destinados en conjunto por los países a paliar las consecuencias de la pandemia.
Pero, las crisis actuales no son un patrimonio exclusivo de América Latina y el Caribe. El PBI de Alemania registró una caída récord del 10,1 por ciento en el segundo trimestre de este año y, en ese contexto, crecieron de modo significativo el desempleo y el trabajo informal. Según la Agencia Federal de Trabajo alemana el empleo a jornada reducida en mayo alcanzó una cifra de 6,7 millones de personas afectadas. Además, en la actualidad hay 635.000 personas más sin trabajo que hace un año.
En Estados Unidos el Departamento de Comercio ha anunciado que el PIB cayó en el segundo trimestre del año respecto a los tres meses anteriores un 9,5 por ciento. Esa tasa anualizada proyecta un retroceso del 32,9 por ciento. En el país hay 17 millones de desocupados que reciben prestaciones complementarias de desempleo.
El mundo está en crisis. Pero esa crisis no afecta a todos los sectores sociales por igual. Los más desprotegidos necesitan de mayor protección. Los más descuidados requieren de mayor cuidado.
Es en ese contexto donde más resuenan las palabras del jefe de Gabinete cuando, en su informe ante la Cámara de Diputados este jueves, describió el gobierno de Alberto Fernández como orientado hacia “una ética del cuidado”. En el mundo donde crece la desprotección de los sectores más vulnerables, Santiago Cafiero enumeró las cuatro dimensiones de las políticas públicas del gobierno nacional orientadas a cuidar a los argentinos y las argentinas: cuidado de la salud, cuidado de los ingresos, cuidado de la actividad económica y cuidado de los derechos prioritarios.
Agregó que “la pandemia también ha destacado que la población en estos casos extremos busca respuestas en el Estado. Nadie espera que el mercado por sí mismo coordine cuidados específicos y distribuya recursos. Por eso, asumimos el doble compromiso de garantizar la salud y de mitigar el impacto económico que la epidemia produce”.
Para quienes insisten con que el gobierno no tiene un plan, el discurso del jefe de Gabinete fue claro: el gobierno tiene un objetivo central, cuidar a los argentinos y las argentinas. Es a partir de esa finalidad que se implementó una serie de medidas que, en conjunto, integran un programa para la crisis.
Para algunos sectores ese plan no existe. Son los que proponen políticas contrarias a las del cuidado: los que aseguran que el único camino es el ajuste, es decir, perjudicar aún más a los sectores ya desprotegidos por las crisis sucesivas.
Son muchos los esfuerzos realizados por el Estado nacional para amortiguar el impacto de la crisis de la covid-19. En total, se destinaron más de $960.000 millones de inversión.
Entre otras iniciativas, el gobierno implementó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que alcanzó a 8.9 millones de beneficiarios, y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), que llegó a unos 2.8 millones de trabajadores. Además, este programa benefició a 310.000 empresas, que vieron alivianado el pago de los salarios a sus trabajadores.
También se otorgaron cerca de 440.000 créditos a tasas cero a monotributistas y autónomos. En simultáneo, empresas y pymes recibieron $282.000 millones a la tasa del 24 por ciento, además de nuevos instrumentos como PyMEs plus y a cooperativas, éstos últimos a las tasas del 18 por ciento, entre muchas otras medidas.
Pero a pesar de los esfuerzos realizados, no se pudo evitar una mayor caída de la actividad económica, cierre de empresas y pérdidas de fuentes de trabajo. En este contexto, entre otras manifestaciones, se registró un muy fuerte incremento de la deuda tributaria del total del universo de contribuyentes, incluidos los que no habían sido considerados en diciembre. De allí la media sanción al proyecto de ley de moratoria impositiva y previsional votada en la Cámara de Diputados este último viernes. A ella se agrega la también media sanción al proyecto de ley de concursos y quiebras, que evitará que muchas empresas ingresen en concurso de acreedores cuando se normalice la actividad judicial, cuidando que los derechos de las partes no se vean alterados.
El Presidente no hace otra cosa que cumplir con lo que prometió en la campaña electoral: ocuparse de los más vulnerables.
La Patria es el cuidado del otro.