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El Gobierno presentó la cuarta versión de la oferta de canje para los tenedores de bonos en dólares en legislación internacional. Simultáneamente, está enviando al Congreso el proyecto para que la reestructuración de la deuda en moneda extranjera bajo ley argentina se ajuste a los mismos términos. Ambas propuestas implican que, de aquí al 2028, es decir en los próximos ocho años, la Argentina desembolsaría 50 mil millones de dólares menos en los pagos con relación a los compromisos originales.
Entre 2020 y 2024, según lo firmado inicialmente con los bonistas, la Argentina tendría que pagar 48 mil millones de dólares; según esta última oferta el monto a erogar sería de 5 mil millones de dólares. Esto es consecuencia de la combinación de un periodo de gracia importante con una fuerte reducción de las tasas de interés.
En la propuesta presentada, la tasa de interés es de un 0,125 anual en 2021 y se incrementa progresivamente en los años siguientes hasta llegar a un promedio del 3 por ciento en todo el periodo de pago. Paralelamente a la oferta definitiva de ese tramo de la deuda, el Gobierno presentó ayer en la Cámara de Diputados un proyecto de ley de una nueva moratoria impositiva.
Las deudas que abarca, según algunas estimaciones, suman alrededor de 281.700 millones de pesos y si se le agregan las que ya se encuentran dentro de planes anteriores rondan los 500 mil millones de pesos.
El proyecto presentado amplía el universo de contribuyentes que pueden adherirse a la moratoria vigente a todas las personas jurídicas y humanas y establece condiciones para las empresas de mayor tamaño: durante 24 meses éstas no podrán distribuir dividendos, realizar operaciones con títulos para eludir la normativa cambiaria ni tampoco acceder al mercado cambiario para realizar pagos a entidades vinculadas.
La aceptación de la oferta para reestructurar la deuda en dólares bajo legislación internacional y local, sumada al tratamiento y aprobación de la moratoria presentada ayer en el Parlamento, supondría que nuestro país comenzaría a contar con recursos significativos para volcar al programa de reactivación de la economía y de inversión en obras públicas, entre muchas otras cuestiones.
En ese marco, el presidente Alberto Fernández se preguntó ayer en el cierre del XXIII Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE): «¿Por qué la pandemia fue capaz de desmoronar imperios económicos?».
Y se respondió: «Olvidaron lo mejor del capitalismo y se aferraron a lo peor, a la lógica financiera. Había un valor ficticio sobre muchas de esas empresas que tenía que ver con la especulación financiera. El capitalismo debe revisar esas cosas». En la misma intervención, recordó que los Estados europeos se quedaron con una porción de las empresas a las que auxiliaron e insistió con la necesidad de trabajar para lograr una mejor distribución del ingreso.
Sostuvo además: «Tenemos una gran oportunidad que debemos aprovechar. Esa enseñanza que Enrique Shaw dejó: hacer un capitalismo que integre a la sociedad, no que la divida, que distribuya mejor el ingreso entre los que invierten y los que trabajan. No hay una opción al capitalismo, pero fue degradándose y llegó la hora de ponerlo en su verdadera dimensión. Tenemos que ir hacia un capitalismo más noble».
El Gobierno avanza con una serie de iniciativas que tienen como horizonte la decisión de seguir consolidando un Estado activo al frente de un proyecto económico de crecimiento con la gente adentro. Ello supone, como lo plantea el Presidente, priorizar definitivamente un proyecto de producción con distribución abandonando el modelo de especulación financiera. Seguramente, el proyecto de Presupuesto 2021 será un instrumento adecuado para plasmar en hechos concretos estas ideas. Paso a paso el Gobierno trabaja para sacar al país de varias crisis superpuestas.