Noticias Argentinas | Opinión
El camino de la cuarentena es el mejor de los caminos: es el que produce el daño menor. La Argentina sigue teniendo números bajísimos de contagio y de pérdidas humanas como consecuencia del Covid-19. En el mundo ya hay más de 10 millones de contagiados. Estados Unidos superó los 120 mil muertos. Estamos, además, ante un virus por ahora impredecible: hay rebrotes en muchos lugares, incluida China.
En los documentos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, entre otros, está latente el riesgo de la segunda ola y ello se expresa en las presunciones negativas de la evolución de la economía global. Cada vez que hay un rebrote como sucede ahora en China, las primeras medidas que se toman consisten en aislar de manera absoluta a las personas afectadas para que el virus no se expanda. El único camino continúa siendo el aislamiento.
Por eso, no se entiende por qué en nuestro país se hace campaña contra la cuarentena. Porque no hay nadie que sea pro cuarentena. El Gobierno no elige la cuarentena porque sea «cuarentenista»: la elige porque es la estrategia que produce el menor daño posible.
La cuarentena es el mejor camino, mientras se trabaja intensamente para encontrar soluciones de fondo: en la actualidad hay en el mundo más de 130 proyectos distintos de búsqueda de la vacuna. Además, contamos en nuestro país con los buenos resultados del uso del plasma en fase experimental. La Cámara de Diputados la semana pasada le dio media sanción al proyecto de ley para estimular y regular su utilización.
No se trata de un remedio «cura todo», pero en determinadas situaciones es eficaz, evita la muerte y permite la recuperación del paciente. Hay, también, otras investigaciones avanzadas buscando paliativos y medicamentos. La humanidad está trabajando a marcha forzada tratando de encontrar soluciones.
Por otra parte, tal como lo muestran distintos informes, entre otros el del Fondo Monetario Internacional, desde el punto de vista de los resultados económicos no hay diferencias entre los países que tuvieron cuarentenas estrictas con relación a los que tuvieron actitudes «libertarias».
Las diferencias ostensibles se observan en la cantidad de contagiados y fallecidos. De todos modos, la oposición y algunos medios presentan como un fracaso un resultado que es sin dudas un éxito. Dicen: hay un 25% de argentinos y argentinas disconformes con la cuarentena. Es decir: hay un 75% que está de acuerdo con una medida que lleva más de 100 días de implementación.
La oposición se especializa en invertir argumentos: la cuarentena, desde su modo de ver el mundo, es considerada un instrumento para empeorar las vidas antes que para salvarlas. Esa oposición también se especializa en transformar denuncias contra ellos en acusaciones contra los otros. En los testimonios sobre presunto espionaje realizado por el gobierno de Mauricio Macri, los denunciantes parecen obligados a tener que dar explicaciones.
¿Qué explicación tienen que dar? Simplemente se trata de investigar lo que sucedió. Lo mismo con las acusaciones sobre la anterior administración del Banco de la Nación Argentina y los créditos otorgados a la empresa Vicentin. Lo primero que cualquiera hace cuando alguien no le está pagando es dejar de darle nuevos préstamos. En este caso los créditos continuaron.
Entonces, el Senado, integrante de un poder independiente del Ejecutivo, decide impulsar un proyecto de ley destinado a conformar una Comisión Bicameral en la que estén representados el oficialismo y la oposición para investigar, entre otras cosas, cuál fue el criterio utilizado por el Banco Nación para seguir adjudicando créditos y la posible existencia de distintos delitos.
La oposición cuestiona la cuarentena, pero no ofrece alternativas. Habla de república, aunque se opone a investigar presuntas irregularidades. En medio de las dos pandemias —la sanitaria y la crisis que dejó el gobierno anterior— la oposición no ayuda a poner a la Argentina nuevamente de pie.