Ambito Financiero | Opinión
La estrategia de campaña “nosotros o el caos” llegó a un punto extremo tras los contundentes resultados de las PASO. En la conferencia de prensa del pasado lunes, tras el cierre de los mercados, el presidente Mauricio Macri afirmó: “Esto es una muestra de lo que va a pasar (…). Es tremendo lo que puede pasar (…). No podemos volver al pasado porque el mundo ve eso como el fin de la Argentina”. Un libreto peligroso, más si proviene de boca de la máxima autoridad de un país.
Para Martín Guzmán, economista que trabaja con Joseph Stiglitz en la Universidad de Columbia, “quienes (en el exterior) forman opinión sobre la economía argentina, que es gente mayoritariamente argentina, desde hace tiempo vienen alimentando (y efectivamente imponiendo) la idea de que lo peor que le puede pasar al país es que gane la oposición; que un triunfo opositor haría del país algo similar a lo que es Venezuela. Y cuando esto finalmente ocurre, esa misma gente concluye que la culpa de la corrida es del triunfo opositor. Uno de los actores más influyentes en ese proceso ha sido el Gobierno argentino actual. El propio presidente Macri viene hace tiempo recurriendo a esa narrativa incendiaria (…)”. Una buena síntesis de cómo se construyó la secuencia. Las responsabilidades, más claras que nunca.
Ante ello, el posterior pedido de disculpas presidencial por los dichos del lunes volvió a resonar a discurso electoral. Lo cierto es que a pesar del “mensaje” de las urnas no se modifica en lo más mínimo la crítica situación social que se atraviesa.
De hecho las medidas fueron presentadas como un “alivio”. Unos 40 mil millones de pesos (0,2 por ciento del PIB) que no compensan la pérdida del poder de compra que seguro traerá la reciente devaluación. Mucho menos el deterioro de estos años. El “alivio”, por caso, representa casi la tercera parte de los 110 mil millones de pesos que en un año se pagarían de más por Leliq si estos 11 puntos de tasa adicional que estableció el BCRA se mantuvieran durante ese período.
Luego de estas medidas, Macri decidió eliminar el IVA a una serie de alimentos esenciales como pan, leche, aceite, pastas secas, arroz, harinas de trigo, yerba mate, conservas de frutas, hortalizas y legumbres, yogures y azúcar, entre otros. La eliminación es hasta fin de año, como parte del plan Anabólicos II. El Presidente anunció estas medidas para “que este proceso electoral no afecte el día a día de los argentinos”, como si no estuviera gobernando desde hace ya más de tres años y medio.
Es así que el arrepentimiento de Macri queda corto, ya que en ningún momento acusa recibo de los impactos del incremento de la deuda pública, del crecimiento de los intereses y de la contracción de los ingresos y el mercado interno. Las bases del modelo, fuera de toda discusión. El camino sigue siendo “por acá”.
Macri volvió a insistir el miércoles con las dificultades que dejó el gobierno anterior y en un pasaje afirmó: “hay muchas prioridades, muchas urgencias, desde gente sin agua potable, rutas destrozadas (…), millones de familias sin cloaca (…), por mi formación de ingeniero prioricé solucionar las cosas de fondo”. Un orden de prioridades, por lo menos discutible, que ayudaría a explicar los datos de la ONU, que reflejaron un significativo aumento de la insuficiencia alimentaria, hasta niveles que poseen países que no cuentan con los recursos naturales del nuestro.
Todo esto sin entrar a considerar la veracidad de la frase, pues, medido en términos reales, el gasto público en Agua Potable y Alcantarillado, tras un ligero aumento del 2,8% en 2017, tuvo una caída del 30,2% en 2018 y del 19,1% en el primer semestre de 2019. Un síntoma de que la posverdad sigue más viva que nunca.
El resultado de las PASO fue contundente y mostró que la mayoría de los argentinos y las argentinas no quieren anabólicos ni retoques, sino otro proyecto. Un proyecto que priorice el crecimiento equitativo e inclusivo, y no el ajuste. Para poner en funcionamiento la rueda de la economía, para cumplir con el mensaje de las urnas y no con lo que, supuestamente, demandan “los mercados”.