Sobreactuación

Página/12 – Suplemento Cash | Opinión

Por Carlos Heller

Hace más de dos años que lo venimos diciendo: la liberalización financiera extrema, como la que lleva a cabo el macrismo, junto con la total desregulación del comercio exterior, conducen inevitablemente a fortísimos desequilibrios en la economía. Ya lo hemos sufrido los argentinos en varias oportunidades, y también los pueblos de muchos otros países del mundo.

No obstante, las tensiones desatadas en estos últimos meses, si bien importantes, no son tan profundas como para tener que acceder de urgencia a préstamos del FMI, y parecen sobreactuadas. La solicitud de un préstamo al FMI “para generar confianza” es otra negativa estrategia que han utilizado innumerables gobiernos para justificar decisiones impopulares.

Ante el atraso cambiario, el Gobierno necesitaba hacer una corrección. Aprovechando en las últimas semanas la devaluación de la mayoría de las monedas, debido al aumento de la tasa de interés de los bonos a 10 años del Tesoro norteamericano, el BCRA dejó subir el dólar, hasta llegar el 16 de mayo a un tipo de cambio real multilateral (medida cambiaria de la competitividad de la economía) de 103,3. Un valor muy cercano a 100, alcanzado el día de la liberalización, el 27 de diciembre de 2015.

Este tipo de cambio podría reducir la brecha comercial externa, mejorar la rentabilidad de las exportaciones y disminuir en alguna medida las importaciones.

Pero el problema es que gran parte de la devaluación de la moneda se traslada a precios, y se desvanece su efecto sobre la competitividad. Con esta política económica, la única posibilidad de reducir el traslado del aumento del dólar a los precios sería a través de un significativo enfriamiento de la economía y, principalmente, del consumo popular. Una muy probable estrategia de Mauricio Macri, que el FMI y sus condicionamientos avalarían.

Además, con la revaluación de las reservas internacionales del BCRA, producto del aumento del dólar, la autoridad monetaria genera una significativa ganancia por valorización, que le permite compensar los pagos de intereses por Lebac y soportar las actuales tasas del 40 por ciento.

La aparición sorpresiva de dos fondos internacionales, comprando títulos del Tesoro argentino a 5 y 8 años en pesos, y a tasas anuales del 20 y el 19 por ciento anual, parece dar idea de un instrumento que estaba preparado de antemano para ser utilizado en el momento oportuno y dar un golpe de efecto sobre la “confianza de los mercados”.

Muchos hablaron de una crisis. Pero el sistema financiero se mantuvo en todo momento equilibrado. Ni los depósitos en pesos, ni los depósitos en dólares cayeron desde el día anterior al inicio de las mayores tensiones, el 23 de abril. La mora en el sistema financiero es de sólo el 1,8 por ciento a febrero de este año, el último dato conocido. La venta de dólares entre el 23 de abril y el 3 de mayo fue de 5299 millones de dólares, antes del anuncio de la vuelta al FMI el 8 de mayo. Esa cantidad de reservas equivalían a menos del 9 por ciento del stock de Lebac. Un stock que, además, no disminuyó porque las letras vendidas por los privados fueron compradas por los bancos.

¿Cuál era la apremiante necesidad de acudir al FMI? Ninguna. Se utilizaron las tensiones cambiarias para justificar el “salvataje” del Fondo.

Esta sujeción a las exigencias del FMI puede pensarse como una estrategia de Macri para profundizar el ajuste y tener a quien culpar por hacer lo que él dice que hay que hacer. Por otro lado, también Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, utilizó este “par de semanas de mucha volatilidad” como excusa para validar la política monetaria restrictiva: “El mercado dijo que el nivel de dureza de la política monetaria no lo convencía y por eso respondimos con tres subas; en este momento es la máxima dureza y creemos que es necesaria”.

En resumen, una volatilidad preocupante, pero que fue hábilmente agigantada por el gobierno para cumplir con sus objetivos, en medio de un masivo rechazo a sus políticas, como lo evidencian las distintas encuestas conocidas en los medios y en los centros del poder.

 

Nota publicada en Página/12 el 20/05/2018

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