Tiempo Argentino | Opinión
Si bien la movilización del 21F tenía un epicentro en la convocatoria sindical, la excedió ampliamente: estaban los movimientos sociales, las representaciones de distintas fuerzas políticas, las organizaciones de las pymes y una gran cantidad de gente que fue por la suya. Una sumatoria que le confiere elevada representatividad, y que ratifica que el verdadero motivo de la marcha fue el rechazo a las políticas antipopulares del gobierno macrista como la reforma previsional, la flexibilización laboral y la intención de poner techos a las paritarias, entre otras.
Los efectos de las políticas económicas estuvieron más que presentes en la movilización, y es que no dejan de acumularse datos del deterioro económico y, principalmente, social.
El gobierno insiste en colocar el techo paritario en el 15% anual, a pesar de que el ministro Nicolás Dujovne acaba de reconocer: «No tenemos muchas herramientas, pero sí una voluntad de hierro; derrotaremos a la inflación» (portada de La Nación, 23.02.18). Pareciera que la principal herramienta que intentan utilizar es la reducción de los salarios reales, porque los aumentos tarifarios siguen sin control alguno: la propuesta empresaria implica incrementos en el precio del gas que llegarían al 60% para comercios e industrias (Cronista, 23.02.18).
Se espera que la inflación del primer cuatrimestre de este año alcance al 7% según las estimaciones que recoge el BCRA en el REM, aunque otros analistas la ubican más cerca del 8 por ciento. ¿Cómo evaluar entonces la propuesta de María Eugenia Vidal a los docentes de un 15% para todo el año, pero en tres cuotas y sin cláusula gatillo? Esto significaría una importante pérdida del poder adquisitivo para los maestros bonaerenses. Si por esta razón las clases demoran su comienzo, la responsabilidad caerá en el gobierno bonaerense. Como sucedió el año pasado, cuando, luego de una prolongada huelga, la Provincia otorgó un monto suficiente para acordar, evidenciando que tenía los recursos para tal aumento.
El sector externo es otro de los flancos económicos débiles del gobierno. La balanza comercial de enero mostró un déficit de U$S 986 millones, comparados con un rojo de U$S 51 millones en enero de 2017. El resultado obedeció a un aumento de las cantidades importadas del 26% y de las exportadas de sólo el 4,6 por ciento.
El Presupuesto 2018, el de las «cifras verdaderas» según la posverdad macrista, estima un déficit comercial de U$S 5600 millones, ampliamente superado por los datos del año anterior (U$S 8471 millones) y por las previsiones para este año, en especial luego de los datos de enero. Cabe señalar que este déficit necesariamente debe financiarse con deuWda en dólares, ya sea privada o pública, y por lo tanto aumenta la fragilidad externa del país.
Las noticias que llegan del exterior y del propio país no dan esperanzas de que el déficit comercial se achique. Estados Unidos decidió colocar un arancel del 60 al 86% al biodiésel argentino. El secretario de Comercio, Wilbur Ross, fue claro: «Mientras que los Estados Unidos valoran su relación con Argentina e Indonesia (el otro país afectado por los aranceles), aun nuestros amigos más cercanos deben cumplir las reglas». Toda una definición.
El secretario Ross también presentó esta semana varias propuestas a su presidente para frenar el ingreso de acero y aluminio proveniente de distintos destinos internacionales. De confirmase, estas medidas impactarán negativamente sobre las exportaciones argentinas de tubos de acero sin costura y aluminio a ese destino. Por las dudas, algunos empresarios ya se cubrieron abriendo plantas en territorio estadounidense. Es el caso de Tenaris, instalación visitada por Mauricio Macri el año pasado, mientras en Valentín Alsina Tenaris Siat despedía a 15 operarios.
En la economía doméstica, también existen amenazas a las exportaciones debido a la sequía que afecta a nuestro país. La Bolsa de Cereales de Rosario estima que la producción de soja se reducirá un 14% y la de maíz un 4% respecto de la campaña anterior. Esta merma ascendería, a los precios actuales, a una pérdida de unos U$S 3300 millones. De todas formas, no debería necesariamente afectar a las exportaciones, debido a que existe un stock de soja de aproximadamente el 60% de la última cosecha. Pero difícilmente los productores exporten, pues esperan a que se vaya profundizando la reducción mensual de las retenciones.
En enero, la salida de divisas por turismo fue la más alta desde la Convertibilidad, con un saldo neto de U$S 1359 millones. Las compras de dólares alcanzaron los U$S 2894 millones, realizadas por poco más de un millón de clientes. Estas salidas fueron compensadas parcialmente por los ingresos de inversión de cartera (que van a bonos y Lebacs) por U$S 533 millones, un récord para un enero desde 2003, e ingresos de inversión extranjera directa por sólo U$S 91 millones.
La parte que para el gobierno resulta positiva, y a muchos nos parece altamente preocupante, es que todos los saldos negativos fueron más que compensados con un endeudamiento neto del sector público por U$S 9092 millones. Se sigue endeudando al país a un ritmo acelerado, en parte para compensar los efectos de la total liberalización de los flujos financieros con el exterior.
España, Madre Patria
Es conocida la fuerte vinculación entre el PRO y el Partido Popular de España. Apenas Dujovne llegó a Madrid esta semana, se reunió con su par español, Cristóbal Montoro. Posteriormente mantuvo un encuentro con empresarios españoles, a quienes expresó que la Argentina de Kirchner «tuvo dificultades en el respeto a las reglas de juego establecidas» y lamentó los daños que sufrieron “en la etapa anterior”.
Esta es una conducta atávica de los funcionarios del PRO. Su predecesor, Alfonso Prat-Gay, les dijo en mayo de 2016 a los empresarios españoles: «Quiero pedir disculpas por los últimos años. Sé de los abusos que han sufrido los capitales españoles y les agradezco la paciencia». Paciencia tuvieron los argentinos ante las malísimas gestiones en las privatizadas YPF y especialmente con Aerolíneas Argentinas, cuyos compradores españoles terminaron luego encarcelados en su país por fraudes varios.
En verdad, son buenos alumnos del presidente argentino, quien, en la celebración del Bicentenario de la Independencia dejó a muchos atónitos al sostener que los patriotas que la gestaron, «deberían tener angustia de tomar la decisión, querido rey, de separarse de España». Un verdadero revisionismo histórico.
La ansiedad por entrar al «primer mundo» es una debilidad de la gestión PRO. En España, Dujovne comentó que Argentina quiere asumir un papel protagonista internacional, destacando las iniciativas como el pacto comercial entre la UE y Mercosur o los planes de Argentina para entrar en la OCDE.
El pacto UE-Mercosur es preocupante, porque los europeos no quieren ceder en la reducción de subsidios o aumento de cuotas de importación de carnes y biodiésel, entre otros productos que exportamos. De esa forma, la ansiedad del gobierno de Macri por firmar el acuerdo podría hacer perder los únicos beneficios de un pacto que, es sabido, generará enormes ventajas para las grandes empresas de la Unión Europea. Dujovne lo reconoce implícitamente, pues sostuvo que los nuevos vientos proteccionistas que llegan de Washington hacen que la UE se interese más por el Mercosur. Es decir, vendernos lo que se pierden de vender a Estados Unidos: una lógica por demás arriesgada.