Tiempo Argentino | Opinión
En la reunión de Gabinete del pasado martes, Mauricio Macri ordenó a sus ministros elaborar un informe con los programas que se podrían eliminar para el año que viene, de forma tal de lograr un fuerte recorte de gastos, fijar prioridades de gestión y determinar cuáles son los programas que se van a priorizar, por lo que muchos de ellos se cancelarán.
Los economistas ortodoxos también siguen levantando alarmas sobre el gasto público. El expresidente del BNA, Carlos Melconian, sostuvo que: «un país no puede vivir con 500 mil millones de pesos de déficit fiscal financiándolo en forma externa en forma permanente». Con su peculiar estilo, el economista exigió trabajar duro para «lograr el equilibrio macroeconómico», a la vez que criticó el «hipergradualismo fiscal hormiga» que, a su entender, está aplicando este gobierno.
Desde el empresariado, el presidente de Ford para América Latina, Lyle Watters, proclamó que luego de octubre: «me gustaría que haya una continuidad de las políticas que hubo estos dos años, pero más aceleradas». Un mensaje claro.
La postura del gobierno macrista para el corto plazo es distinta. Lo dejó en claro el ministro de Finanzas Luis Caputo: «el círculo rojo nos critica por no hacer un ajuste más violento y la oposición nos acusa de ajustadores y la realidad no está en ninguno de los dos casos». Podríamos decir que comete un acto fallido, porque reconoce que se está haciendo el ajuste y cuando se refiere a la realidad está tamizada por el discurso electoral del PRO. Desde Transporte se hizo saber que no habrá alza de tarifas de colectivos y de trenes «por los próximos meses», aunque se advirtió que las subas llegarán inevitablemente en el mediano plazo.
El ajuste llegará a los jubilados
Hay que tener en cuenta que el 60% del gasto primario se destina a Prestaciones Sociales y un 16% al pago de salarios. El resto va hacia los subsidios por tarifas, y a las transferencias a provincias y universidades. Queda claro que un fuerte recorte no podría prescindir de ninguno de estos rubros.
Para Clarín (06.06.17): «Sin demasiados preámbulos, más de un funcionario admite que así como está el sistema previsional enfrenta serios problemas de sustentabilidad y la amenaza de ser todavía mayores. Augurio de ajuste, los especialistas también advierten dificultades semejantes». También se detallan algunas medidas concretas de la reforma que se está pensando: «subir progresivamente la edad jubilatoria y corregir el sistema de actualización automática de los haberes».
Lo están anunciando: los jubilados (actuales y futuros) serán los que recibirán gran parte del ajuste. No son cambios novedosos, ya lo sostuvo el FMI en su anterior revisión del Artículo IV para Argentina, en la cual se aconseja extender la edad jubilatoria de las mujeres a 65 años y, entre otras cuestiones, ir reduciendo gradualmente la jubilación mínima: del 75% del salario mínimo que ronda en la actualidad, para llevarla al 45% en diez años.
Hay una nueva misión del FMI. Ya se sabe que están observando las finanzas provinciales. ¿Qué más sugerirá?
La economía sigue complicada
La utilización de la capacidad instalada industrial disminuyó en abril, tanto en relación al mes previo, como a mayo. Solo cuatro sectores evidenciaron un aumento interanual en la utilización, influenciados por los mayores requerimientos del agro y de la construcción.
El consumo sigue cayendo. Según datos de la agencia especializada Kantar Worldpanel, evidenciaría una disminución de entre el 4% al 5% en mayo. Para la consultora, «lo preocupante es que ya deja un piso de 4% de contracción para el primer semestre, por lo que se debería crecer 4% para quedar en cero en el año». Según El Cronista (08.06.17): «el dato sorprende, ya que en mayo de 2016 el consumo había bajado fuertemente, por lo que la base de comparación era muy baja. Por eso, se esperaba un número más auspicioso».
Este deterioro continuo del consumo ayuda a comprender mejor una cifra que resultó alarmante. Según un estudio de Unicef, con datos del Indec, a fin de 2016 la pobreza alcanzaba al 47,7% de los niños (5,6 millones), y la indigencia al 10,8 por ciento. Pero no impacta igual en todos los hogares. La tasa de pobreza aumenta al 85% cuando el niño reside en un hogar cuyo jefe o jefa está desocupado, al 65% cuando es asalariado informal, y al 55,3% en hogares donde la jefa es mujer.
En este entorno, se conoció el índice de precios del Indec para mayo, que arrojó una variación mensual del 1,3%, muy por debajo de otros indicadores (como el de la CABA y el de la UMET) que marcaron el 1,8 por ciento. Para el Indec, la inflación núcleo se incrementó un 1,6% mensual.
Estos índices de precios siguen siendo altos, indicando cómo le cuesta a gobierno bajar la inflación, a pesar del ajuste que viene implementando. Son, además, valores efímeros, puesto que cuando se apliquen los próximos aumentos de tarifas luego de octubre, y los empresarios trasladen a precios los nuevos ajustes paritarios, el índice de inflación volvería a exhibir números más parecidos a los del primer cuatrimestre de este año.
Luces de alerta
Hubo intercambios protocolares, elogios entre ambos mandatarios y la ratificación del librecambio como mejor alternativa. Sin embargo, la reunión de Angela Merkel con Mauricio Macri tuvo un lógico desenlace que frena las aspiraciones del presidente argentino para formalizar rápidamente el acuerdo de integración entre la Unión Europea y el Mercosur. La canciller alemana comentó en nuestro país que: «la negociación de un acuerdo de libre comercio siempre es una cuestión difícil. Alemania no siempre es un socio sencillo. Siempre se defendieron fuertemente los intereses. Hay una fuerte agricultura que en parte mira con mucho escepticismo a estos acuerdos.» Para luego asegurar que «se va a negociar duro» y habrá puntos «donde no obtendremos todo lo que desearíamos». Este enfoque está muy cerca de la realidad y muy lejos de la visión idílica sobre el acuerdo UE-Mercosur que desea transmitir Macri.
Y genera grandes preocupaciones, porque si las concesiones agrícolas van a ser exiguas, la pregunta surge con naturalidad: ¿qué le vamos a vender a Europa? Descartado el único y relativo beneficio de la integración para nuestro país, el futuro sería aterrador: nos inundarían de productos tecnológicos e inversiones externas que disputarían la soberanía de nuestro país. Prácticamente, todo para perder. Debe abrirse una fuerte alerta en la sociedad ante las consecuencias de este «ALCA europeo».
Estas luces de atención deben extenderse también a la constante promesa del gobierno macrista al «círculo rojo» de que luego de las elecciones vendrá el gran ajuste. Un mensaje suavizado por el aparato de cobertura mediático del gobierno y sus estrategias de comunicación, que le permiten «invisibilizarlo» ante una parte la sociedad.
Es como un grito a todas voces que dice «vótennos pensando que los beneficios de nuestras políticas se verán en 20 años», porque en el corto y mediano plazo, la «normalización» generará sacrificios. Pero «la próxima generación estaría mejor». Todo un mantra.
Por todo esto, es esencial que los debates electorales se realicen sobre bases programáticas concretas, que digan el «cómo» llegar a lograr lo prometido. Esto resulta indispensable para lograr una mayor representación en las cámaras legislativas que valore positivamente lo realizado en los gobiernos kirchneristas y defienda efectivamente los intereses de las mayorías.