En el acto por el 161º aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández expresó conceptos trascendentes. Comentó que está todo dado para seguir con este proceso de crecimiento y desarrollo, pero, lo dejó bien en claro, «si se siguen manteniendo estás políticas públicas, si seguimos manteniendo la concepción de que necesitamos un mercado interno fuerte, de que necesitamos también administración de comercio (exterior)». Al preguntarse. «¿Por qué tuvimos doce años de crecimiento y de inversión, por qué descendió el desempleo?», la respuesta de Cristina fue contundente: «Porque hemos aumentado el poder adquisitivo de los argentinos.»
La presidenta resaltó que «una de las claves» del crecimiento de la economía, es «el desendeudamiento», tema sobre el que reflexionó: «¿Sabés lo que necesita el mercado? Que cuando venza el bono, se lo vayan a pagar.» Este gobierno ha pagado todos los vencimientos que ha tenido, «esa es la verdadera seguridad jurídica», afirmó.
Respecto a la crisis económica internacional, Cristina advirtió: «No podemos dejar de entender que lo que pasa en el mundo, no es solo una cuestión financiera. Los mercados están siempre manejados por la política», una reflexión lúcida que compartimos plenamente desde esta columna.
En el día a día de las acciones del gobierno, se dio a conocer un paquete de siete medidas para la inclusión financiera de las pymes en el mercado de capitales, que incluyen un nuevo régimen pyme de la Comisión Nacional de Valores (CNV), mejoras para el acceso a las transacciones con cheques de pago diferido y en la emisión de obligaciones negociables, más un nuevo régimen de pagarés y la creación de una oficina de asistencia financiera para la pyme en el ámbito de la CNV, entre otras disposiciones.
Un paso más en beneficio de las pymes, proceso que requiere profundizarse para atender todos sus problemas, tanto financieros, como de tributación, empleo y competencia.
Banquete indigesto
En una reunión de productores agrícolas, Mauricio Macri destacó que ya «pasó la década de los precios que, con mucha bronca y tristeza el gobierno no supo aprovechar para crecer y terminar con la pobreza en nuestro país», una afirmación sin ningún sustento, y que permite agregar que los que retuvieron la soja son quienes dejaron pasar la oportunidad. Según el Departamento de Agricultura de EE UU (USDA), a mediados de 2014 había en Argentina un stock de 26 millones de toneladas; ese volumen de poroto hoy vale un 39% menos, por lo cual dejaron de ingresar al país cerca de U$S 5400 millones por no haberlo vendido en su momento, dólares que difícilmente ingresen dado que no se espera que los precios vuelvan a los valores de mediados de 2014. Hoy la oleaginosa retenida, según la USDA, ascendería a los 34 millones de toneladas, el 42% del total de soja estoqueada en el mundo, lo cual nos lleva a cuestionar a aquellos que sostienen que con una devaluación se produciría más para la exportación; más bien, quienes retienen el poroto incrementarían significativamente sus ganancias.
El candidato Macri planteó que el «gran desafío» que tiene el país es «pasar de ser el granero del mundo a ser el supermercado del mundo», y prometió que si accediera al sillón de Rivadavia terminaría su mandato con «fábricas de pasta y galletitas por todo el país». Si bien ésta es una actividad pujante, evidencia un horizonte de industrialización muy pobre, y marca lo que podemos esperar de un eventual gobierno macrista, que nos hace acordar al pensamiento de la época de Martínez de Hoz: «Da lo mismo producir acero que caramelos.»
Por el contrario, en la misma reunión, Daniel Scioli destacó que el país debe alcanzar una «agenda integral del campo, la industria, el comercio y un Estado social activo» para «generar condiciones al mercado interno y al perfil exportador», una visión mucho más completa y ambiciosa del futuro cercano de nuestro país. Esta y otras frases similares no fueron recogidas por la prensa monopólica, que decidió resaltar su frase de estar “abierto a releer el sistema fiscal”, interpretándola de forma amañada como un modo encubierto de decir que bajaría las retenciones.
En otra actividad, y para seguir descargando ideas conservadoras y tratar de deslegitimar las acciones del gobierno, el presidente de la Rural, Luis Miguel Etchevehere, expresó que «recibir subsidios es humillante», una frase que con toda seguridad no se atrevería a formular ante agricultores estadounidenses o europeos.
Volviendo a los dichos de Macri, este expresó: «El gobierno tiene que ser como un canchero de fútbol», es decir, preparar la cancha para que los equipos (el sector privado) jueguen. Es otro sincericidio, porque en realidad es una metáfora que denota la función de un Estado que no interviene en el «juego» de la economía. Si fueran ciertos sus dichos de que quiere más Estado debería haber comparado al gobierno con el director técnico del equipo nacional. Pero eso iría contra sus principios; siguiendo su metáfora, el DT de la economía no puede estar en el gobierno, sino en el mercado. Una descarnada vuelta a los noventa.
En la semana, se conocieron declaraciones de las espadas económicas de Macri, Federico Sturzenegger y Rogelio Frigerio, quienes incurrieron en contradicciones, en su tarea de orientarse a sostener que con un eventual gobierno nacional del PRO, el valor del dólar estaría acotado e incluso bajaría.
Sturzenegger se refirió al mercado ilegal, expresando: «lo que cotiza es poco, pero te da la sensación térmica del mercado», para luego indicar que con el Plan de Macri «el dólar va a estar mucho más barato, porque habrá confianza» (iprofesional.com, 27.08.15). Reconoce que un pequeño mercado impone las expectativas, a la vez que sostiene el más acendrado argumento neoliberal: que con «confianza” ingresarán dólares del exterior, muy similar a lo que sustentaba en 2001 respecto al Megacanje, cuando era parte del gobierno nacional de ese entonces.
Por su parte, Frigerio aseveró: «No existe un dólar a $ 9 en Argentina: es un dólar virtual. Tenemos que unificar el tipo de cambio y liberarnos del cepo cambiario.» Insólita declaración cuando todas las importaciones y exportaciones, y el dólar ahorro, se rigen por la cotización oficial. También comentó que con el plan de Macri «un dólar a $ 16 es un dólar caro» (ambitoweb, 27.08.15), un rango improbable de sostener con las políticas propuestas.
La reducción del valor del dólar con un eventual gobierno de Macri se parece a los avisos de «baje de peso comiendo de todo», va en contra de toda lógica.
Las medidas que prometen aplicar los candidatos y economistas del PRO en caso de llegar al gobierno nacional, y los resultados que las mismas producirían, se parecen a un verdadero truco de ilusionismo. Los ilusionistas no son magos, su tarea es desviar la atención del truco, llevar al público a concentrarse en gestos y palabras grandilocuentes, y de esa forma convencerlo de que ve cosas que no suceden en la realidad. Es exactamente lo que ocurre con las recetas neoliberales, prometen que con la liberalización de los mercados, por caso el cambiario, se alinearán todas las variables automáticamente, y está comprobado que esto no funciona.
Los mercados desregulados le sirven principalmente a los especuladores, y a los sectores concentrados, para obtener grandes ganancias. Y el pueblo y las pymes serían los convidados de piedra en el banquete macrista. «
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 30 de agosto de 2015.