El jueves tuvo lugar una nueva audiencia del juez Thomas Griesa en el caso de los fondos buitre. La decisión tomada por el magistrado, según el Ministerio de Economía, no tiene ningún tipo de consecuencia práctica, dado que solicitó a Argentina información sobre los activos que el país posee en los Estados Unidos, determinando que aquellos bienes que no sean diplomáticos o militares serán considerados como de «uso comercial» y, por lo tanto, embargables.
Siguiendo el argumento del Ministerio, la resolución está muy lejos de lo solicitado por los fondos buitre, que deseaban que Griesa declarara embargable todo tipo de activo de la República Argentina, incluyendo aquellos con destino diplomático y militar, además de los bienes del BCRA, Enarsa e YPF. El fallo sólo determina la solicitud de información (conocida como discovery), a la vez que no convalida la doctrina del «alter ego», es decir, que pueda tomarse como una extensión del Estado. De allí que, en lo fundamental, prácticamente no cambia la situación existente.
No hay que descuidar el hecho de que tres días antes la propia Corte de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York había dejado claramente en evidencia a Griesa, al ordenarle que recalcule los reclamos de los «me too» (también llamados buitres de segunda generación que no participaron del litigio original), reprendiéndolo por «no seguir las instrucciones» recibidas en el marco de las apelaciones previas.
En términos técnicos, vale señalar que entre los «me too» se encuentran los buitres que adquirieron títulos en default en el mercado secundario, incluso después de que Griesa ordenara el pago de la totalidad de la deuda. La Corte señaló que no es correcto extender el cálculo automáticamente a los buitres de segunda generación, ya que debe prevalecer el criterio de continuidad en la tenencia de los bonos, algo difícil de probar ya que los títulos fueron comprados en los mercados secundarios.
De la lectura de la orden de la Cámara de Apelaciones surgen aspectos reveladores, como cuando señala que «la Corte de Distrito no explicó cómo calculó los montos del reclamo, e incluso (Griesa) llegó a reconocer que las estimaciones estaban probablemente infladas, y que ello se justificaba porque Argentina se rehusaba a pagar cualquier juicio contrario». Un ejemplo más de la arbitrariedad del fallo contra nuestro país.
Estas definiciones seguramente sientan jurisprudencia para el conjunto de los «me too», que originalmente pedían
U$S 5400 millones, lo cual ayudaría a reducir los montos del reclamo.
En otro plano, el Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas analizó un informe de investigación sobre el impacto negativo que los fondos buitre tienen en la capacidad de los Estados para cumplir con sus obligaciones en materia de Derechos Humanos.
Según la Cancillería argentina, el citado informe detalla que «es su modus operandi el que los define como ‘buitre’ ya que se niegan a participar en procesos de reestructuración de deuda de forma ordenada y transparente y, en cambio, se benefician de la opacidad y falta de control existente en el mercado secundario y en los paraísos fiscales, donde tienen sede: el promedio de sus tasas de retorno es de tres a 20 veces más de lo invertido».
El informe consigna también que es interés de los fondos buitre obstaculizar y demorar los procesos de reestructuración de la deuda ya que «su expectativa de obtener beneficios aumenta en proporción a los problemas económicos y financieros de un país. Ello ciertamente aumentará sus beneficios, pero también el sufrimiento económico y humano.»
Resulta importante notar que el propio organismo de la ONU utiliza la palabra buitres (vulture) para referirse a estos «fondos de inversión», una denominación que varios de los actuales candidatos a la Presidencia argentina tratan de evitar, y que muchos medios concentrados indican como un adjetivo utilizado exclusivamente por el gobierno nacional.
La República es sólo un eslogan
En el marco de la reunión del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp) –el mismo en el que disertaron en abril los economistas Broda, Melconian y Espert–, Mauricio Macri pidió la renuncia de Alejandro Vanoli a la presidencia del BCRA, alegando que no cumple con las condiciones para el cargo y por ser un militante. Poco le importa que los senadores elegidos por el voto popular hayan dado su acuerdo para que Vanoli ocupe ese puesto.
Así, el eje de su discurso –el respeto por la República, la seguridad jurídica y las instituciones— se desdibuja, dejando en claro que para Macri estos valores funcionan cuando convalidan los intereses del «Círculo Rojo», en estrecha vinculación con la política de los centros de poder imperial.
Una reflexión sobre los verdaderos objetivos a los que apunta el conservadurismo en sus diversas expresiones puede construirse a partir de la respuesta de Vanoli: «Cómo molesta a algunos un BCRA orientado a la estabilidad pero también al empleo, al desarrollo y la inclusión; que en este entorno global hayan subido las reservas, los depósitos, el crédito; que orientemos el crédito» (Info News, 13/08/15).
Porque, hay que recordarlo, estos sectores no se cansan de decir que de ser gobierno van a derogar la Carta Orgánica del BCRA votada en 2012. Lo que quieren es un Central que deje las manos libres a las entidades del sistema y que sea el abanderado del ajuste.
Macri también volvió a prometer «un tipo de cambio que defina el mercado», y que en los primeros 90 días de gobierno se pueden generar «reglas claras» para que comiencen a entrar dólares a la Argentina, lo cual haría bajar el valor de la moneda estadounidense. ¿Se habrá enterado el alcalde de los problemas que están enfrentando los gobiernos de los países en desarrollo, que sufren enormes fugas de capitales por la revalorización del dólar? ¿Será que está pensando que Argentina pertenece al primer mundo, como nos quería hacer creer Carlos Menem para justificar su política de liberalización y ajustes?
Después de haber intentado posicionarse con promesas de mantener políticas populares, Macri ha vuelto rápidamente a la más acendrada ortodoxia. «Está en su naturaleza», podríamos decir, parafraseando la fábula de la rana y el escorpión.
Con aires más técnicos, en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la CABA se reunieron Daniel Artana, Carlos Melconian y Martín Redrado.
Con su característico estilo, Melconian expresó: «Se trata de ser normales. Por ejemplo, tener un tipo de cambio normal y flotante, que valga lo que el mercado diga y gastar lo que se tiene», para rápidamente aclarar que «hay que combatir la inflación, eso es lo importante, para evitar un traspaso de los precios por la suba del tipo de cambio» (La Nación, 13/8/15). No cabe duda de que tiene una fuerte devaluación en mente. Redrado comentó: «Me gustaría tener una ley de prescindibilidad del empleo público», tema sobre el cual Melconian opinó: «No podemos poner ley de prescindibilidad, pero sí ley de dignidad: que se vayan solos.» La frase termina con un exabrupto no transcripto, y deja en claro la total coincidencia con el discurso de su jefe, Mauricio Macri.
No hay que hacer un gran esfuerzo para poder discernir entre los eslóganes y los verdaderos proyectos que plantean los candidatos de la oposición. La propia naturaleza del escorpión ayuda para tal fin, y a todos los condenan los archivos.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 16 de agosto de 2015.