Tiempo Argentino | Opinión
LA SEMANA ECONÓMICA
El «sincericidio» de Macri desnudó su política a favor de la devaluación y el ajuste. Las mentiras del PRO.
Con las ideas de Macri, la igualdad, la equidad social, la distribución del ingreso y las paritarias libres no son posibles y, pruebas al canto, la primera medida que propone es la versión «edulcorada» de un brutal ajuste
Si decide pagar todo lo que reclaman los buitres, como lo ha sugerido, estaría endeudando al Estado para que estos fondos especulativos obtengan una enorme ganancia.
Mauricio Macri aseveró: «a partir del 11 de diciembre no hay más cepo». Más allá de «profetizar» su victoria como presidente de la Nación, cuando aún no se conoce el contenido concreto del acuerdo PRO-UCR y surgen fuertes resistencias de este último espacio, Macri ha cometido un «sincericidio». Porque esa promesa de campaña sólo se sostiene con una gran devaluación inicial, que llevaría a un significativo ajuste de la economía, trasladando rentas al sector exportador, principalmente el granario, aumentando los costos internos, bajando abruptamente el valor relativo de los salarios y afectando a las pymes que están orientadas al mercado local.
Macri justificó su propuesta en el «shock de confianza» que se generaría: «van a sobrar dólares en la Argentina a partir de diciembre. Yo dejo flotar el tipo de cambio. Pero lo vamos a tener que sostener porque van a venir tantos recursos que la moneda va a tender a apreciarse», sostuvo, aunque no dijo –por supuesto– que esa tendencia a la apreciación sólo sucedería luego de una fortísima devaluación.
Esa creencia en el shock de confianza inversor puede ser comparada con la famosa frase del ministro de Economía de Alfonsín en 1989, Juan Carlos Pugliese: «les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo». En definitiva, es el juego especulativo el que predomina si la economía se deja librada al «libremercado» impulsado por los lobbies y los negocios de las corporaciones, a las que el alcalde parece representar.
Rápidamente, uno de los principales referentes económicos de Macri (en su momento lo fue de Carlos Menem), Carlos Melconian, quien suena como ministro de Economía en el hipotético caso que el actual alcalde gane las elecciones presidenciales, salió al cruce al día siguiente declarando: «lo del 11 de diciembre es un título, pero no es para que lo copien así». Para justificar los dichos del precandidato presidencial del PRO sostuvo que «en radio tenés dos minutos» y necesitaba «un título» en materia económica, para luego descalificar la propuesta –con ese lenguaje pretendidamente popular que utiliza– al reflexionar ante la audiencia que lo escuchaba: «¿vos te crees que diez meses antes vas a estar definiendo las medidas del 10 de diciembre a la noche con precisión?»
No obstante, luego de este «llamado de alerta», Macri dijo estar «convencido» de su promesa del martes, según relata el medio monopólico, y Melconian ratificó que «no se le escapó a Macri» sino que es una orientación que su equipo viene trabajando desde hace tiempo.
Desmenuzando lo que implica tal propuesta, cabe comenzar por rechazar la alusión al cepo, término que hace referencia a un elemento de tortura, cuando lo que existe en la realidad es un sistema de administración de algo escaso, las divisas. Y esto parte de una cuestión estructural propia de la Argentina, que es la denominada «restricción externa», que implica que el crecimiento productivo, en especial el industrial, requiere de ingentes divisas para mantener su dinamismo. Éstas pueden ser aportadas por los exportadores, o por el crédito externo.
Hacer caso omiso a esta restricción implicaría un gran endeudamiento externo como contracara de esa «invasión de dólares» prometida, además de que indicaría una falta de interés en continuar construyendo un país industrial. En este aspecto, sus declaraciones en la reciente Expoagro dan una orientación: «el campo es el primer motor a poner en marcha», porque –explicó– es el sector que más posibilidades tiene de arrancar velozmente ya que cuenta con la tecnología, el espíritu emprendedor y el capital. Macri agregó que «los chacareros siempre unos mangos abajo del colchón tienen» y expresó su intención de terminar con las restricciones a las importaciones y eliminar las retenciones a las exportaciones regionales.
También en Expoagro, el referente del PRO comentó: «tenemos la suerte de que el mundo está abierto a financiar y la tasa de interés es la más baja de la historia, entonces ahora deberíamos estar en megaprogramas de inversión en infraestructura porque sabemos que generar infraestructura es generar oportunidades, es hacer la cancha grande y con la cancha grande la gente sale a producir», una referencia al gran endeudamiento externo que ya está previendo, como lo hizo en su gestión en la Ciudad de Buenos Aires al cuadruplicar la deuda en sus ocho años de gestión, la mayor parte destinada a solventar gastos corrientes o refinanciar pasivos.
Más aún, con su programa de devaluación Macri le haría flaco favor a las finanzas de la Ciudad de Buenos Aires, dado que esa creciente deuda que contrajo el alcalde está expresada totalmente en dólares. Y nuevamente sufrirían los contribuyentes porteños, agobiados por los impuestos para pagar una deuda que se acrecentaría significativamente luego de la devaluación.
En la misma entrevista donde prometió eliminar el cepo, comentó: «Buscamos la coherencia de nunca haber sido parte del kirchnerismo ni haber sido responsables de gobernar estos últimos 25 años.» De sus palabras se desprende la pregunta sobre quiénes han gobernado entonces la Ciudad de Buenos Aires estos últimos ocho años, y deja en claro el verdadero alcance de su sentido de la responsabilidad en la administración porteña.
También aseveró: «pretendo estar al día con las deudas, no deberle nada a nadie, no ser moroso. No creo que eso sea de izquierda o de derecha», dando a entender que no le interesa averiguar el origen de las deudas, sólo le interesa pagarlas. Esta declaración es coherente con su recomendación de pagar a los buitres los U$S 1600 millones para «solucionar lo antes posible el problema», sin tener en cuenta que detrás de ellos venían los me too (que hoy ya han presentado juicios por otros U$S 5400 millones para entrar en la especial definición de la cláusula pari passu del juez Thomas Griesa) y los eventuales reclamos de los tenedores de deuda reestructurada, puesto que esta propuesta la realizó antes de que vencieran las cláusulas RUFO.
Si decide pagar todo lo que reclaman los buitres, como lo ha sugerido, estaría endeudando al Estado para que estos fondos especulativos obtengan una enorme ganancia. Y si sumamos esto último al plan de deuda para infraestructura que propone, vemos que sus planes económicos son llevarnos rápidamente a una situación de endeudamiento severo, echando por tierra los esfuerzos realizados en los canjes de 2005 y 2010 por el actual proyecto nacional.
Otro sincericidio podría encontrarse en su postura sobre la inflación, al comentar que, en caso de asumir, «no va a pasar a cero en el primer día» sino que tardará «dos a tres años» en terminar con el proceso de incremento de precios (Ámbito Financiero, 01/09/14). Es un dato para reflexionar, porque hablar de inflación cero nos remite a la actual situación de la economía europea, donde la terrible crisis económica tiene frenados los precios e incluso se teme una deflación. ¿Será ese el panorama para nuestro país en el que piensa Macri cuando habla de inflación cero?
Parte de la estrategia elegida por el PRO es decir que todo lo que hacen o harán beneficia a la población: «frente a cada tema vamos a pararnos como en la Ciudad, a buscar la mejor solución para que la gente tenga la mejor respuesta del Estado», expresó en la misma entrevista. El problema es que cuando intenta dar precisiones aparecen los conflictos: los supuestos beneficios para la población vienen asociados a grandes costos económicos y sociales.
Macri miente y le falta el respeto a la gente, lo que se comprueba cuando dice que reivindica ciento por ciento las banderas del justicialismo.
Con las ideas de Macri, la igualdad, la equidad social, la distribución del ingreso y las paritarias libres no son posibles y, pruebas al canto, la primera medida que propone es la versión «edulcorada» de un brutal ajuste.
Su postura contraria al cierre de las AFJP y a la construcción de un sistema previsional de reparto, su rótulo de «confiscación» cuando el gobierno tomó el control mayoritario de YPF, las críticas a la re-estatización de Aerolíneas Argentinas, su rechazo a Fútbol para Todos, expresan claramente su ideario y evidencian que sus propuestas son esencialmente marketineras, para enmascarar una política de protección de los intereses económicos de las más grandes empresas, principalmente trasnacionales; liberalización de la economía y vuelta a las relaciones carnales con los Estados Unidos. Hilvanando las declaraciones de Macri, sus acciones, el pensamiento de sus economistas y de los dirigentes del PRO, es esto lo que surge de lo que serían, de llegar a la presidencia de nuestro país, las líneas esenciales de su programa de gobierno. –
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 22 de Marzo de 2015