Las Islas del Tesoro

En un claro desafío a las reglas dominantes en las corporaciones financieras mundiales, un ex empleado del Grupo HSBC, Hervé Falciani, dio a conocer a las autoridades francesas en el año 2008 los datos de más de 106.000 cuentas bancarias sospechadas de ser utilizadas para evadir impuestos, radicadas en la sucursal que la entidad posee en Ginebra.

En línea con la actitud que muestran las esculturas de leones que “custodian” varias de sus filiales, la corporación HSBC parece haber mantenido muy bien resguardados el origen y la situación fiscal de los fondos que administra, cuyos titulares se describen como amas de casa, cantantes, deportistas y con oficios “varios”, encubriendo en muchos casos actividades como el tráfico de armas o diamantes y otros ilícitos.

A nivel local, en noviembre de 2014 la AFIP realizó un acuerdo con el gobierno francés para acceder a los datos de las 4.040 cuentas de argentinos en el HSBC Ginebra. Según los cálculos de la autoridad fiscal, desde 2006 hasta la actualidad sólo 158 de las cuentas fueron declaradas y la evasión total fue de 62.000 millones de pesos. En la lista presentada por Falciani, nuestro país se encuentra en el octavo lugar entre los de mayor cantidad de clientes registrados en el HSBC Ginebra, apenas por detrás de Estados Unidos y antes que Alemania, México o España. Dentro de las cuentas más importantes pueden citarse las del Grupo Fortabat, Cablevisión, Central Puerto, Telecom y Mastellone.

Hace pocos días la propia justicia helvética abrió una investigación penal contra el HSBC y allanó las oficinas en Ginebra por blanqueo de capitales agravado. El hecho no pasó inadvertido al interior de la corporación, ya que constituye la primera medida de la justicia suiza sobre la entidad financiera. Como consecuencia de ello, el CEO del grupo, Stuart Gulliver, publicó en diferentes medios de comunicación una “disculpa pública” por no haber efectuado el control necesario, señalando que la entidad no se caracteriza por tener una “propensión” a tratar con clientes que buscan evadir impuestos y que desde el año 2008, momento en el que el denunciante Falciani filtró la información, el banco ha cambiado “significativamente”. Otra voz que se hizo oír fue la de Vince Cable, Secretario de Comercio del Reino Unido, país donde se encuentra la sede central del HSBC, quien señaló que “el tratamiento que (las entidades financieras) le dan a las pequeñas empresas y a la gente pobre es muy severo mientras que el «pez gordo», las grandes compañías y los clientes ricos, no están recibiendo el control que corresponde”.

Lo relatado es sólo la punta del iceberg en lo que hace a “guaridas fiscales” y sus ardides para evadir impuestos. Según una lista publicada por la agencia de noticias Bloomberg sobre compañías norteamericanas, sólo General Electric posee aproximadamente 110.000 millones de dólares en el exterior no declarados. Otros protagonistas de estos artilugios financieros son Microsoft, IBM, Johnson & Johnson, Google y Hewlett Packard. La preocupación por la evasión impositiva llegó incluso hasta la Casa Blanca. En la página del Departamento de Administración Presupuestaria de Estados Unidos se propone una reforma impositiva que apunte a que “las empresas norteamericanas paguen impuestos por los 2 billones de dólares que tienen en el exterior no declarados” lo que permitiría “crear más empleo, incentivar el crecimiento económico y proveer al Estado y los gobiernos locales de la certeza que necesitan para planear el futuro”. Según el comunicado, éste sería un paso más para “asegurar que cada norteamericano tenga la posibilidad de gozar de los beneficios derivados del crecimiento económico”.

Lamentablemente el mundo no parece haber cambiado demasiado desde la época de los hermanos Vestey, fundadores de la cadena de carnicerías más grandes del mundo, a principios del siglo pasado. Estos empresarios fueron descriptos como “los “pioneros de la industria mundial de la elusión de impuestos” por Nicholas Shaxson, miembro de la “Tax Justice Network”, en su libro “Las Islas del Tesoro”. Luego de haber expandido su negocio por todo el mundo se jactaban de no pagar impuestos alegando que “las multinacionales están formadas por muchas filiales y empresas asociadas en distintos países y resulta tremendamente difícil desentrañar a qué jurisdicción le toca gravar cada parte de las ganancias”. De este modo, tomaron el control casi total del mercado cárnico argentino, a expensas de los productores ganaderos más pequeños y de la sociedad local, ya que se llevaban jugosas ganancias fuera del territorio criollo sin pagar un solo impuesto. Una mera transferencia de pobres a ricos. Claro que para ello se valían de la complicidad de algunas autoridades de los gobiernos de ese entonces.

A nivel mundial también queda camino por recorrer en este tema y lamentablemente, a diferencia de lo que ocurre en la Argentina, luego de la crisis financiera de 2007-2008, en algunos países no se han realizado los cambios regulatorios necesarios para comenzar a modificar este festín impositivo que, de acuerdo a las investigaciones de Shaxson, canaliza más de la mitad de los activos bancarios del mundo.

Las cuestiones citadas nos ayudan a comprender el malestar de algunos importantes empresarios argentinos al momento de tratarse en el Congreso Nacional, a fines del año pasado, la creación de la “Comisión Bicameral Investigadora de Instrumentos Bancarios y Financieros destinados a facilitar la evasión de tributos y la consecuente salida de divisas del país”. Más allá de que el disparador de su creación haya sido la lista de cuentas de argentinos en el HSBC en poder de la AFIP, la comisión, que estará compuesta por representantes de ambas cámaras, abre la posibilidad de realizar un trabajo de investigación que lleve a la identificación de un comportamiento sistémico en el seno del mercado bancario y financiero que opera en la Argentina para promover la salida de capitales que evaden la tributación local. Vamos por buen camino.

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