Por Carlos Heller
Especial para El Destape
Hace unos días el Fondo Monetario Internacional (FMI) organizó un encuentro en Santiago de Chile denominado «Desafíos para asegurar el crecimiento y la prosperidad compartida en Latinoamérica». En el mismo disertó el economista estadounidense Jeffrey Sachs. Un rápido vistazo a su formación profesional en la Universidad de Harvard y su experiencia laboral como asesor del Banco Mundial o el FMI no hacen más que dar una acabada idea de su orientación ortodoxa.
Años atrás el Sachs acuñó la expresión «terapia de choque» que se traduce en medidas de política económica orientadas a la «liberalización repentina de los controles de precios y cambiarios, eliminación de los subsidios e inmediata liberalización comercial». En su participación en el seminario, en calidad de asesor especial del Secretario General del FMI, se mostró optimista ante la reciente caída de los precios de las materias primas y anticipó que la región seguirá disfrutando de buenos términos de intercambio desde una perspectiva histórica. Probablemente bajo el peso de los hechos, que no pueden ser convalidados por las teorías ortodoxas, remató su discurso señalando que la verdadera independencia de la región es consecuencia de que «hace 15 años que Estados Unidos no se ocupa más de Latinoamérica».
Como si esto fuera poco, no se olvidó del conflicto de Argentina con los fondos buitre y afirmó que la Justicia de los Estados Unidos cometió un enorme error político y legal y se pronunció claramente a favor de la posición argentina. En una entrevista periodística agregó que «puede ser que el marco político y tradicional de los Estados Unidos sea muy difícil, pero el sistema internacional realmente debe entender que esto es un abuso, inapropiado e inaceptable desde el punto de vista de la política financiera internacional».
Por su parte, la directora del FMI, Christine Lagarde, más cercana al pensamiento del organismo, advirtió que en el contexto actual el camino por delante está «lleno de baches», ya que las condiciones globales cambiaron al caer los precios de las materias primas y finalizar la era de las facilidades del financiamiento en dólares. Argumentó que esto último genera la necesidad de reformas estructurales en áreas clave como educación, redes de seguridad social, inclusión financiera e infraestructura. Destacó también la necesidad de mayor integración regional aduciendo que en la actualidad los tratados comerciales se asemejan a un «recipiente de espaguetis» con regímenes y preferencias cuyos beneficios a nivel agregado no están aún demasiado claros, dada «la proliferación» de grupos, como el Alba o el Mercosur, cuyos «beneficios agregados» calificó de «confusos». Queda claro que en el FMI siguen añorando el ALCA.
Con posterioridad a la finalización del evento, el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Ernesto Samper, consideró «inaceptables» los dichos de Lagarde sobre la necesidad de revitalizar los procesos de integración en Suramérica. «Aquí el Fondo Monetario Internacional no tiene autoridad moral para venir a hacer ningún tipo de recomendaciones después de que estuvimos durante muchísimos años sometidos al condicionamiento» del organismo, que bloqueó «cualquier posibilidad de progreso», sentenció el funcionario.
Finalmente, Alicia Bárcena, otra de las disertantes del encuentro de Chile y Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), se refirió al tema de la inflación en Argentina expresando que en el país «se están tomando ya medidas importantes» que pueden ir ayudando a que se suavice la situación al tiempo que prevé un crecimiento del PIB para el próximo año, agregando que nuestro país goza de una «economía que sigue siendo potente en su ámbito industrial» y que «no cabe duda que sigue siendo una gran potencia agroindustrial».
Las distintas medidas de la inflación
Algunos diputados de la oposición, con el acompañamiento de varios medios monopólicos de comunicación, intentan instalar una idea de inflación del 40% o más, a sabiendas del efecto que ello tiene en las expectativas y con el objetivo de criticar al gobierno, pero con un resultado que paga toda la sociedad: presión al alza sobre los precios.
Sin resistir ningún tipo de rigor periodístico, algunos días atrás un medio de comunicación tituló una de sus notas: «El Congreso midió una inflación anual del 41,25%». Recién en el cuerpo de la nota se menciona que se trata de un índice que presentan «un grupo de diputados de la oposición», mediante un cartel que dice, explícitamente, «índice Congreso», hecho que se puede comprobar fácilmente en las fotos que se sacan todos los meses.
Lo anterior no sólo resulta ser un uso abusivo de la palabra «Congreso» sino que además dicho índice carece de absoluto rigor técnico ya que constituye un «promedio» de los relevamientos efectuados por consultoras privadas, lo cual, llevado a términos cotidianos, sería sumar «peras con manzanas» o «un kilo de carne con un kilo de Audi». Las metodologías adoptadas por los estudios privados junto con las canastas de bienes que se toman en cuenta son totalmente incompatibles entre sí, además de poseer una gran debilidad en su estimación, dado que afectan escasísimos recursos al cálculo de los índices que publican.
Cuando en la sesión de Diputados del jueves pasado suscité una cuestión de privilegio contra el grupo de diputados que se apropia en forma indebida de la denominación «Congreso», dejé en claro que respeto absolutamente el derecho de cada uno a expresar libremente sus opiniones, agrupándose de la manera que les parezca más conveniente, pero esas opiniones no pueden confundirse con las del Congreso. El Parlamento se expide a través de las resoluciones que emanan de sus Cámaras de acuerdo con lo que establecen la ley y los reglamentos y se requiere de mayorías para que tengan validez.
De acuerdo a lo expresado por una diputada en la misma sesión, ese índice es utilizado habitualmente por gran cantidad de entes y empresas para fijar precios, incluso en los servicios de educación privada. Es evidente que la lucha política y económica se juega en varios frentes, y el de las expectativas con respecto a los niveles de precios es uno de ellos. En definitiva, varios analistas concuerdan en que el ritmo de aumento de precios ha ido disminuyendo en los últimos meses, con valores que se ubican, según sus cálculos con las debilidades que ya he comentado, por debajo del 2% mensual, lo que indica que, en forma anualizada, no supera el 26% anualizado, muy lejos del 40% que se intenta instalar.
Artículo publicado en El destape web el 15 de diciembre de 2014.
Link:http://www.eldestapeweb.com/el-fmi-sigue-queriendo-entrometerse-latinoamerica-n1310