Un combo de política, inflación y expectativas

economia-socialLa lucha política y económica se juega en múltiples frentes, y el de las expectativas es uno de ellos. Varios políticos de la oposición intentan instalar una idea de inflación del 40%, a sabiendas del efecto que ello tiene en las expectativas; por criticar al gobierno, generan una presión sobre los precios que paga toda la sociedad.
La reflexión anterior no es amañada. La sesión de la Cámara de Diputados del jueves pasado se inició con cuestiones de privilegio, enfocadas principalmente en el abusivo uso que hacen de la palabra «Congreso» en el índice de inflación que presentan todos los meses cinco o seis diputados, dado que ello puede llegar a confundir a los ciudadanos al pensar que tiene una validación del Congreso Nacional como institución. Se propuso que divulguen sus índices, si lo desean, pero evitando utilizar la palabra Congreso. Algunos de los diputados que publicitan el mentado índice defendieron su postura, y uno de ellos expresó que sus valores son utilizados habitualmente por gran cantidad de entes y empresas para fijar precios. Traslado de expectativas a acciones concretas, fomentadas por estos diputados.
Cabe decir que el cálculo (no podemos decir «metodología») que utilizan es absolutamente erróneo, dado que promedian índices que miden distintas cosas con diversas metodologías, algo similar a sumar un kilo de carne con un kilo de Audi, una comparación que se ha leído por estos días.
Pero sucede además que no hay datos que avalen tal nivel de inflación (40%). Más aún, en un medio insospechado de cualquier favoritismo hacia el gobierno, como La Nación, se indica (02.12.14) que «noviembre cerró con el nivel de inflación más bajo del año, en torno a 1,8 o 1,9%», datos que dan una variación anualizada de entre el 24,2 y el 25,7 por ciento. Por si fuera poco, la nota agrega que «abril fue el último mes en registrar una inflación mensual anualizada superior a 30%», citando a Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis.
Miguel Bein también modificó sus pronósticos a la baja: «El relevamiento de mi consultora estimaba 32% para este año pero en los últimos cinco meses, observando el ritmo de la inflación, se proyectaría más en 24 o 25% que el 32 original». (Ámbito 04.12.14).
Los mecanismos usuales utilizados por la teoría ortodoxa para justificar los procesos inflacionarios tampoco ratifican ninguno de los números que están en danza.
En principio, la economía se encuentra amesetada, y a partir de la fuerte inversión en bienes de capital de los últimos años, hay una capacidad ociosa en la producción, que indica que no hay una restricción en la oferta que haga subir los precios, salvo en algunos rubros muy puntuales que no determinan el comportamiento agregado.
La base monetaria ha venido reduciendo su ritmo de crecimiento y desde marzo se ubica por debajo del 20% interanual. La cotización del dólar del mercado único de cambios ha crecido un 6% desde inicios de febrero, y el contado con liquidación bajó abruptamente su cotización.
Estos cálculos indican, entonces, que la principal fuente de la inflación hay que buscarla en otras causas y, como se sostuvo reiteradamente desde esta columna, su origen obedece principalmente a las conductas de las grandes empresas formadoras de precios, que desean incrementar su tasa de ganancia.
En una decisión vinculada a contrarrestar el manejo interesado de las expectativas, y con el objetivo de «brindar certidumbre y previsibilidad financiera y macroeconómica», el Ministerio de Economía anunció la cancelación anticipada de carácter voluntario, mediante la compra, de los BODEN 2015. El  inversor podrá optar por cobrar sus bonos a un precio fijo de U$S 97 por cada valor nominal de U$S 100, o esperar a octubre del próximo año para recibir U$S 107. También se prevé la posibilidad de canjear los Boden 2015 por Bonar 2024, en dólares y con una tasa del 8,75 por ciento. Además, se anunció que se ampliará la emisión de los Bonar 2024 por hasta U$S 3 mil millones para quienes deseen invertir en este bono.
Es una iniciativa muy importante, que indica el compromiso del gobierno con el manejo sensato de la deuda pública. Ya se especula en el mercado que una parte importante del Boden 2015 se canjeará por el nuevo bono y, de esa forma, se mejoran las condiciones financieras para el año que viene, una forma también de llegar con más fortalezas a la discusión con los buitres.
Otra de las medidas que colabora para disipar las espesas brumas que el aparato mediático intenta instalar de cara a la finalización del año estuvo vinculada al anuncio de la presidenta Cristina Fernández en el encuentro anual de la UIA. En el evento comunicó una exención del pago del Impuesto a las Ganancias para el medio aguinaldo de fin de año. De esa forma, al 89% de los trabajadores que están exceptuados, se suman, para este aguinaldo, los trabajadores en relación de dependencia que posean un ingreso bruto mensual que no supere los $ 35 mil, es decir, unos 784 mil trabajadores sobre algo más de un millón que están alcanzados por el impuesto. La medida está pensada para «fomentar el consumo y mantener la progresividad» de la herramienta.
De cara al futuro, sin negar la necesidad de contemplar una readecuación de las escalas del tributo, que lo doten incluso de una mayor progresividad (el mismo recae sobre el 11% de los trabajadores), resulta imperioso llevar a cabo un debate coherente y responsable. En última instancia, la discusión requiere de un abordaje más integral, asociado a la necesidad de implementar una profunda reforma tributaria progresiva, una perspectiva que no suele ser planteada por los representantes de las grandes cámaras empresarias, en tanto tiende a amenazar el cumplimiento del principio de intangibilidad de «sus» ganancias.
En línea con ello, al igual que ocurre con otros candidatos de la oposición que continúan en la búsqueda de la bendición de los grandes núcleos empresarios, el alcalde Mauricio Macri ya anunció que en caso de ser presidente derogará entre otras la nueva Ley de Abastecimiento, declaración que contiene un notable sentido oportunista, teniendo en cuenta que en la semana el G-6 realizó su presentación ante la justicia por inconstitucionalidad de la norma, la cual se deriva de una interpretación intencionada de la Carta Magna muy contraria a cualquier idea que implique un mejor reparto de la riqueza social.
Al respecto, no fue casual la mención que realizó la presidenta Cristina en su discurso, sobre el aumento de las ventas y los resultados netos de las sociedades que cotizan en la Bolsa porteña, mostrando que, según los últimos balances presentados, la industria exhibió elevados niveles de rentabilidad respecto al año anterior, superiores a los restantes sectores. Con esto queda en evidencia que en el trasfondo de las distintas posturas está la disputa por el excedente, que los empresarios intentan disfrazar detrás de la argumentación de la falta de un entorno de negocios estable y de la supuesta arbitrariedad del gobierno nacional.
El encuentro de la UIA resultó interesante porque permitió desarmar muchos de los habituales reclamos empresarios que hacen eje en las dificultades de la situación actual, que está muy influida por el contexto externo y por la incertidumbre generada en torno a los buitres. Todo ello ha derivado en una situación de amesetamiento alejada del abismo que se intenta presentar, más aún si se consideran los elevados niveles de producción, consumo y ocupación existentes en la actualidad.
Este concepto no sólo fue vertido por Cristina Fernández, sino que lo ratificó el presidente de una de las principales automotrices, al afirmar que «este año no es tan bueno como el anterior para la industria automotriz pero que de todas formas está entre los tres mejores de la historia». Los números del boom automotriz son evidentes y se expresan en una producción que para el ministro de Economía Axel Kicillof rondará los 600 mil vehículos este año, muy superior a los 169 mil que se producían en el 2003.
Retomando el inicio de la columna, hay una lucha política y económica que se expresa en los distintos frentes, y que tiene entre sus principales actores al gran empresariado doméstico, en particular el mediático, que dicta los libretos de los candidatos opositores, cuidándose de que estos no se excedan y terminen perjudicando sus intereses corporativos. Enfrente, hay un gobierno anclado en un apoyo popular, que posee la iniciativa, no sólo en política, sino también en la gestión de la cosa pública.

Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 7 de diciembre de 2014.

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