Es la ideología, Christine

chrsitineEn respuesta a comentarios de funcionarios del gobierno argentino, que caratularon de ideológico el informe del FMI sobre nuestro país, la directora gerente del organismo, Christine Lagarde, comentó: «Esto no es ideológico sino técnico, no hacemos ni decimos cosas a la ligera.»

Sin embargo, al surcar la lectura de los distintos informes del Fondo, en especial el reciente «Perspectivas de la Economía Mundial», surge claramente el sesgo ideológico del organismo, junto con su habitual doble discurso. Un ejemplo de ello es donde se refiere al mayor crecimiento en Estados Unidos y señala que, entre otras cuestiones, «una consolidación fiscal más moderada ayuda», mientras que «el respaldo también proviene de unas condiciones monetarias laxas». No obstante, al establecer las «recetas» para las economías en desarrollo, el FMI les aconseja lo contrario: «endurecer aun más la política monetaria», mientras que «las autoridades deben reducir los déficits presupuestarios».
De esa misma forma, el organismo internacional solicita a las economías emergentes, donde «la actividad ha estado por debajo de lo esperado en un entorno financiero externo ya no tan favorable» que apliquen medidas que erosionan su nivel de actividad, a la vez que reconoce que «este grupo continúa contribuyendo a más de dos tercios del crecimiento mundial».
Los datos del reciente informe del FMI proyectan un crecimiento de la economía global del 3,6% para 2014, algo por encima del 3% del año pasado, dinámica que estaría apuntalada por el mayor crecimiento de Estados Unidos, que llegaría al 2,8%, desde el 1,9% de 2013.
Si bien para las economías emergentes el informe proyecta para 2014 un crecimiento del 4,9%, similar al de 2013 (4,7%), también advierte que «la normalización de la política monetaria, sin embargo, entraña condiciones financieras más restrictivas y un contexto financiero más riguroso. Los inversionistas serán menos indulgentes, y las debilidades macroeconómicas acarrearán un costo más alto.»
No resultan sorprendentes estas definiciones que colocan a las decisiones de los inversores como infalibles, desconociendo que las mismas son originadas en el afán de lucro y no en la capacidad de perdonar que sugiere la indulgencia. La conducta de los inversores está determinada también por las expectativas sobre la regularización de las políticas monetarias en los países centrales, especialmente en EE UU, y los riesgos en las naciones emergentes derivan precisamente de estas.
Al descansar en las conductas de los inversores, el FMI revalida acciones como el reciente préstamo a tasas del 4,75% a Grecia, país que, recordemos, hasta hace poco tiempo era firme candidato a salir de la zona del euro. Ningún dato técnico puede sostener que Grecia tiene hoy una macroeconomía más sólida que la Argentina, como para que pueda haber interés en prestarle a la mitad de la tasa a la que se le presta a la Argentina a través, por ejemplo, del financiamiento del 8,75% que consiguió YPF, una empresa pujante y con un enorme potencial.
El organismo fondomonetarista proyecta para América del Sur un crecimiento del 2,3% en 2014, por debajo del 3,2% del verificado en 2013. Vale hacer un comentario en este punto porque mucho se ha hablado de la especial mención a Argentina, que según el FMI crecería este año un 0,5%, una proyección que difiere sustancialmente de la realizada por el mismo organismo en su informe de octubre de 2013, cuando se hacía referencia a un crecimiento del 2,8% para este año. En la actualidad, según el FMI, «las medidas administrativas adoptadas para gestionar los desequilibrios internos y externos, entre ellas los controles de los precios, los tipos de cambio y el comercio, están refrenando aún más la confianza y la actividad», aspectos que ya mencionaba en el anterior informe de octubre, cuando sostenía que en la Argentina «la actividad sigue estando limitada por el cepo cambiario y otros controles administrativos». Con estas evaluaciones «técnicas», el cambio en el pronóstico de la Argentina sólo puede ser definido en términos ideológicos. Incluso, se menciona en forma conjunta a Venezuela y Argentina y su «alto grado de incertidumbre», cuando son dos economías y gestiones totalmente diferentes, aunque coinciden en una activa presencia del Estado en la economía, una estrategia perversa a los ojos del FMI.
Los nuevos bríos que rodean las expresiones del Fondo muestran que la impronta neoliberal no es cosa del pasado. El rotundo fracaso en sus pronósticos de variables y en sus recomendaciones de políticas no obedece exclusivamente a la incertidumbre sobre el futuro o a problemas de implementación de las medidas, sino al recetario aplicado, que se basa en las reformas estructurales, eufemismo con el que se engloba a la flexibilización laboral y las privatizaciones, entre otras. Es así que retoman con fuerza el pedido de ajuste de las cuentas públicas. En el también reciente «Monitor Fiscal» del FMI puede leerse que «en muchos países hay margen para mejorar la eficiencia de los sistemas de atención de la salud sin recortar drásticamente los servicios. En lo que respecta a las pensiones públicas, elevar la edad de jubilación y ajustar las cotizaciones y las prestaciones son las opciones fundamentales». En este tema, el organismo internacional está acompañado por otros actores globales: aún resuenan en Brasil las palabras del director de Calificaciones Soberanas de Standard & Poor’s, Sebastián Briozzo, quien en un evento del Consejo de las Américas sostuvo que «es sorprendente lo pronto que la gente se jubila aquí», para luego pontificar que «la sociedad brasileña tiene que debatir si va a seguir pagando por el déficit que la jubilación precoz produce».
La síntesis del informe, firmada por Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, termina concluyendo que «a medida que los efectos de la crisis financiera se disipan lentamente, el panorama puede pasar a estar dominado por otra tendencia: el aumento de la desigualdad de ingresos. Aunque siempre se ha visto a la desigualdad como un problema central, hasta hace poco no se creía que tuviera fuertes repercusiones en los resultados macroeconómicos». Blanchard está lejos de descubrir algo nuevo; si hasta el expresidente estadounidense Bill Clinton acaba de lamentar que el crecimiento económico de los últimos años se concentró en la minoría de los más ricos del país y urgió que la política nacional vuelva a ser inclusiva. El FMI hace una inversión de causalidades para desconocer, con artera ideología, que esa desigualdad en ascenso es hija directa de las políticas que propugna.
SE AMPLÍAN LOS PRECIOS CUIDADOS. En la semana se anunció la primera revisión trimestral del programa Precios Cuidados, cuyos principales resultados derivaron en una ampliación importante de su cobertura. De acuerdo a la evolución de los costos, se aprobó un aumento promedio del 3% en los precios de los bienes que integraron la canasta en el primer trimestre. En tal sentido, el ministro Axel Kicillof destacó que el programa «no es un congelamiento de precios impuesto por el Estado, sino una suma de acuerdos voluntarios que garantizan una rentabilidad razonable, a precios convenientes, y que asegura que los productos estén al alcance de la población».
A partir de esta revisión, en la segunda etapa se incorporarán para las grandes cadenas de supermercados 15 nuevas empresas proveedoras, 30 nuevos rubros y 108 nuevos productos que integrarán una canasta total de 302 bienes.
En cuanto a las cadenas regionales, se sumarán nuevas empresas proveedoras que garantizarán mayor representatividad de la canasta y mejor abastecimiento, mientras que en los acuerdos llevados a cabo con mayoristas y distribuidores se anunció una nueva canasta de 32 rubros y 58 productos que beneficiará notablemente a los comercios de proximidad y almacenes. Los acuerdos con proveedores permiten un mejor abastecimiento y, por lo tanto, más de 300 locales de supermercados conocidos popularmente como «chinos», adheridos en CABA y el Gran Buenos Aires decidieron ampliar su participación en el programa. También se incluyen alimentos para celíacos. En el caso de los nuevos productos que se incorporan al programa, Kicillof comentó que sus precios bajarán un 10% en promedio.
En este contexto, destaca la importancia de Precios Cuidados en tanto actúa como referencia de otros productos no incluidos en la canasta, extendiendo de esa forma el alcance del programa como parte de las medidas destinadas a contener los aumentos injustificados de precios.
Artículo publicado en el diario Tiempo Argentino el domingo 13 de abril de 2014.
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